Cada mañana Mayra* se sentía más desilusionada. El pasado martes había acudido a tres entrevistas y en todas era la misma respuesta. “Lo sentimos, nos gusta su perfil pero lastimosamente no tiene experiencia laboral”.
Mayra había gastado casi cinco dólares en pasajes de bus, agua y alguna golosina que tuvo que comer para tranquilizar el hambre durante el mediodía. Eran cinco dólares que había prestado a un familiar. Ella no cuenta con dinero para dar más vueltas.
Cuando el reloj pasaba la una de la tarde, Mayra se logró conectar a una señal de WiFi de un negocio en el centro capitalino. Desesperada buscó en los anuncios clasificados en su teléfono, intentando encontrar otra oferta de trabajo a la que pudiera asistir, sin gastar dinero.
“Se solicitan señoritas de 18 a 25 años, con buena presentación, amable, con o sin experiencia en atención en spa para caballeros. Se darán ingresos mensuales de $2,000 en adelante. Contacto 73… vía WhatsApp para entrevista”, así leyó en un sitio de ofertas de empleo en Internet.
Otro decía: “Quieres ganar $500 semanales. Busco señoritas con buen físico para damas de compañía para extranjeros. Mandar fotos de cuerpo completo al 76… sólo personas serias e interesadas”.
Y así, uno tras otro. Pero Mayra sabía de qué se trataban y ella no quiere prostituirse.
Después de continuar su búsqueda en redes sociales y páginas de internet, encontró un anuncio que prometía mucho “asistente para oficinas administrativas”. Las entrevistas se realizaban cerca de donde Mayra se encontraba. En la Calle Arce. Mayra habló y reservó su cupo. De inmediato asistió.
Entró en la oficina. Un hombre amable la atendió. Luego de algunas preguntas sobre sus cualidades y sus conocimientos, el hombre le pidió algo inusual.
“¿Se podría desnudar?”, le preguntó el hombre. Mayra se quedó callada, sorprendida. “Es parte del procedimiento”, le dijo y continuó: “Tenemos que ver si cuenta con tatuajes o piercing. Es parte de los requisitos si quiere obtener el empleo”.
Al escuchar la última indicación, Mayra no dudó y salió corriendo del lugar. La joven corría con su rostro inundado de lágrimas.
Por el lugar circulaba una patrulla de la Sección Táctica Operativa de la Policía que intervinieron a la joven, quien confesó lo ocurrido. Los agentes policiales acudieron de inmediato a la oficina indicada. En el interior se encontraba el hombre a quien la mujer denunció.
El sujeto identificado como David Ernesto Roldán Roldán, de 36 años, fue detenido en flagrancia por el delito de acoso sexual, dijeron fuentes policiales.
La Policía hace un llamado a las mujeres que han sido abusadas por falsos empleadores a interponer las denuncias respectivas.
Sobre este caso, «las investigaciones se concentrarán sobre la existencia de otras posibles víctimas del delito de parte del ahora imputado dada la cantidad de escritos de mujeres que atendieron el anuncio del periódico».
* Nombre y algunos datos fueron alterados para la protección de la víctima.