El lunes rondaban las 10:30 de la mañana cuando Julio Arturo Guzmán Rojas, quien se desempeñaba como taxista “pirata” en las afueras de su casa ubicada en el reparto Santa Leonor en el municipio de Mejicanos, se encontraba sentado escuchando la radio de su Nissan Sentra. Hace unos minutos había pasado una franela en la carrocería y en el tablero. Esperaba que algún pasajero lo necesitara.
Julio estaba sentado en el interior de su vehículo entre el pasaje Nerio y calle Guevara, cuando según información de Inteligencia de la Policía Nacional Civil (PNC), un joven de 15 años y de rostro achinado, cabeza afeitada, vistiendo dos camisas flojas, sacó de su pantalón un revólver, se acercó al taxistay le disparó en cinco ocasiones. Julio intentó entrar a su vivienda, pero murió. El sicario salió corriendo. Otro hombre le daba seguridad.
El joven y su cómplice corrieron, pero agentes policiales que andaban cerca los persiguieron. Los delincuentes al verse sorprendidos no tuvieron valor de enfrentar a los policías, quienes les ordenaban que pararan. Un vehículo particular los esperaba. Los tres escaparon de los agentes.
Al operativo de búsqueda se sumaron equipos de la Sección Táctica Operativa (STO) de la PNC, quienes ubicaron el vehículo en las cercanías del centro del municipio. En su interior se encontraba Roberto Flores Castro, de 50 años, quien al parecer fue el conductor que ayudó a que escaparan los delincuentes.
La persecución continuó.
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El domingo fue un día inusual para los habitantes del reparto Santa Leonor, Buena Vista y todas las que colindan con la colonia Montreal en el municipio de Mejicanos. Algo que en los últimos ocho años vivieron dos veces: Un despliegue policial y militar sin precedentes.
La primera vez que se vivió algo semejante fue un día después del ataque a dos unidades del transporte público, cerca del reparto Santa Leonor, cuando un grupo de pandilleros ametralló un microbús de la ruta 47 y asesinaron a dos pasajeros. Minutos más tarde, otro microbús de la misma ruta fue desviado pocos metros de su trayecto y posteriormente fue incendiado con sus pasajeros a bordo. En este murieron 17 personas. La quema del microbús era una venganza del Barrio 18 porla muerte de uno de los suyos.
Estos dos hechos desencadenaron el primer gran despliegue. Duró dos semanas. Aunque en el lugar realizaron un operativo policial que logró la captura de los responsables de la quema del microbús y fueron sentenciados a 66 años de cárcel.
La PNC instaló un puesto policial. De aquella casa donde funcionaría un centro de operación permanente que llevaría “paz y tranquilidad”, según el director general de la PNC de aquel entonces Carlos Ascencio, solo quedan 10 agentes que brindan seguridad a más de 15 mil habitantes de la colonia Montreal.
Una enfermera y tres estudiantes de enfermería fueron enviadas de la unidad de salud del Níspero, al menos así la conocen los habitantes de la colonia Montreal, iban a asistir a una mujer embarazada en una vivienda ubicada en el pasaje San Cayetano. Antes de este pasaje hay una iglesia que más parece la residencia de un narco, con leones de piedra amarilla y paredes blancas resplandecientes. La vivienda da más temor para quien no conoce de la creencia de quienes se congregan ahí. Las enfermeras asisten a la emergencia. En el lugar son privadas de libertad y son ingresadas a una vivienda. Ahí les robaron sus pertenencias y agredieron sexualmente.
En ese momento la Policía montó un amplio operativo y se informó que la División de Investigaciones (DIN) de la delegación de Ciudad Delgado responsabilizó a tres personas, dos de ellos menores de edad.
El domingo el vicepresidente, Óscar Ortiz, llegó hasta el lugar y recibió “parte” del procedimiento del jefe de la delegación. Aunque un día más tarde la Fiscalía General de la República, desvinculó a los señalados y capturados por la PNC. Sin embargo, autoridades de Seguridad dijeron que ese es un territorio de “baja peligrosidad” y a pesar de ello, Ortiz señaló que mantendría un dispositivo de seguridad permanente en la zona.
“Esta estructura ha sido casi desarticulada, y en la zona nosotros solo tenemos información que operan más o menos diez sujetos”, dijo el domingo el subdirector general de la PNC, César Flores Murillo, mientras acompañaba el despliegue policial.
Una mujer que escuchó estas declaraciones prefirió darse la vuelta y dijo: “Ajá diez, pero por casa o cuadra. Le han contado mal a este hombre”.
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Dos equipos tácticos avanzaron en la zona conocida como La Calera, siempre en Mejicanos. Los dos sujetos se habrían escapado por una de las quebradas de la zona.
El joven que mató al taxista desconocía el terreno y era guiado por un lugareño. Desesperados corrían por las quebradas. El equipo táctico no tardó en darles alcance.
El sicario fue identificado como Denis Alexander C., quien resultó ser residente en la colonia Bosques de Prusia de Soyapango, y es integrante activo de una clica de la Mara Salvatrucha (MS13). El acompañante fue identificado como Jorge Francisco Osorio, de 36 años, a quien le decomisaron las camisas utilizadas durante el asesinato del taxista.
Al ser interrogado, el pandillero respondió que el origen del asesinato es “la rivalidad entre pandillas”.