El Salvador
martes 26 de noviembre de 2024

Comunidad Colinas, donde se vive entre muertos en Antiguo Cuscatlán

por Redacción


Antiguo Cuscatlán es uno de los municipios con mayores índices de desarrollo humano, pero tiene comunidades pobres, olvidadas por los gobiernos municipales y centrales.

Doña Rosa tiene más de 40 años de vivir en la misma colonia que doña Telma. Pero a pesar de haber vivido juntas por casi cuatro décadas, nunca se han dirigido la palabra en todo ese tiempo; es más, ni siquiera se conocen. Es porque esta última está enterrada junto al lavadero de doña Rosa y su tumba se ha convertido en una mesa.

Junto a otras 52 familias, que desde hace cincuenta años fundaron la colonia Colinas dentro del cementerio municipal de Antiguo Cuscatlán, doña Rosa espera con anhelo algunas fechas especiales del año, como el recién pasado 10 de mayo Día de la Madre.

Esa ocasión es aprovechada por la octogenaria para vender flores artificiales que elabora con papel crespón.

Así como doña Rosa, en la colonia Colinas viven familias pobres que nunca han podido salir de ese lugar, donde comparten sus penas con muertos. Algunos tienen tumbas en las salas de su casa.

A la anciana, que vive en una pequeña champa de no más de 20 metros cuadrados, no le celebraron el Día de la Madre porque dice que no tiene familiares vivos. Sobrevive de la venta de golosinas y pan en lo que ella llama tienda.

El caso de doña Rosa es similar al de miles de otros salvadoreños que viven en la extrema pobreza. La diferencia es que ella vive en Antiguo Cuscatlán, el segundo municipio con mayores ingresos de todo el país y el que tiene el índice más alto de desarrollo humano, según un informe del PNUD. Además, duerme junto a otras dos tumbas que ya no tienen lápidas y no se sabe quiénes están enterrados ahí.

Conocida como la “Comunidad El Cementerio”, la colonia Colinas es una comunidad con una pequeña callejuela y un único espacio de diversión: una pequeña cancha de polvo donde los niños juegan fútbol.

comunidad 2

Ahí nunca han recibido ayuda de parte de la alcaldía de Antiguo Cuscatlán ni del gobierno central. En varias ocasiones han querido desalojarlos, según doña Rosa, sin ofrecerles otra solución. Si a ella le dieran la oportunidad de ir a vivir a otro lugar, dice que no dudaría en irse, aunque sentiría nostalgia por dejar la comunidad, donde vive entre tumbas.