Es común ver en los graderíos del Estadio Jorge Suárez Landaverde de la ciudad de Metapán a los controvertidos personajes Wilfredo Guerra Umaña y Juan Umaña Samayoa. El primero, porque es el presidente del Isidro Metapán, club de primera división que juega en dicho recinto; y el segundo porque es el alcalde de la ciudad representada por “los jaguares”.
En el partido de la última fecha de la primera vuelta del Torneo Clausura 2017, en el que el equipo calero recibió el pasado sábado al Santa Tecla, campeón del fútbol salvadoreño, la rudeza del juego en el engramillado se trasladó a las gradas, donde el alcalde Samayoa agredió a un aficionado del conjunto tecleño, mordiéndole una mejía.
El hecho fue captado por las cámaras del Grupo Megavisión y otros medios de prensa. En el mismo se aprecia, además, cómo los miembros de la seguridad de Samayo agreden a puñetazos al aficionado, al cual termina sacando del estadio.
Al concluir el encuentro, el cual fue ganado por Metapán por una anotación de penalti, Santa Tecla reclamó la agresión que había sufrido su aficionado, aunque el equipo metapaneco reclamó que dicho simpatizante había agredido primero a Samayoa.
Juan Umaña Samayoa es un empresario de granos básicos que tiene antecedentes judiciales por contrabando y evasión de impuestos. En los últimos diez años, informes de inteligencia del Estado relacionan a Umaña Samayoa con el Cártel de Texis, el cual lidera José Adán Salazar Umaña, alias “Chepe Diablo”.
José Adán Salazar es el único salvadoreño designado por el gobierno estadounidense como capo internacional de la droga. El presidente Barack Obama lo agregó a la lista kingpin el 31 de mayo de 2014.
Adán Salazar es un empresario que pasó de ser cambista de dinero en la frontera entre El Salvador y Guatemala a principios de los años 90, a estar detrás de un gran imperio empresarial con ramificaciones en el mercado de los granos básicos y bienes inmuebles como hoteles y gasolineras.
Este hombre, quien llegó a ser el presidente de la Liga Mayor de Fútbol salvadoreño, es señalado además de tener una sociedad desde hace 16 años con el vicepresidente de la República, Óscar Ortiz, la cual el vicemandatario dice que ya lleva varios años de estar inactiva.
El gobierno estadounidense vincula a Adán Salazar con el Cártel de Texis, una estructura criminal que controla el trasiego de droga del oriente al occidente de El Salvador. Recientemente el fiscal general Douglas Meléndez afirmó que existe una investigación en contra del empresario, la cual fue engavetada durante la gestión de Luis Martínez, pero que será retomada.
Cuando fue cuestionado sobre el estatus de la investigación de dicho narcotraficante en una entrevista con el periódico La Prensa Gráfica, el entonces Fiscal General, Luis Martínez, evadió el tema, diciendo que ese caso no era más que un caso de difamación y como mucho de evasión de impuestos.
No obstante, un informe interno de uno de los jefes de la Unidad Especial de Investigación con relación al lavado de dinero y narcotráfico de la Fiscalía, el cual iba dirigido al Ex Fiscal Martínez, advertía sobre la prueba indiciaria que las auditorías y las investigaciones efectuadas a Chepe Diablo, a sus socios más cercanos y a sus empresas. Este informe indicaba que los investigados, habiendo tenido amplia oportunidad, nunca pudieron justificar el origen de las cifras millonarias no declaradas encontradas en sus cuentas bancarias.
Informes de inteligencia de la Policía Nacional Civil (PNC) apuntan a que Salazar fundó dicho cártel junto a Juan Umaña Samayoa, actual alcalde de Metapán y Roberto Herrera, apodado “El burro”, quien cumple una condena en prisión por delitos de crimen organizado. Estos personajes se habrían aliado para dicho propósito con diputados, policías, alcaldes y pandilleros de la zona noroccidental de El Salvador, de acuerdo con una investigación del periódico digital El Faro.
Herrera es el principal personero del Cártel de Texis que ha enfrentado la justicia. Este empresario ganadero fue detenido en 2013, en una serie de capturas desplegada por la Policía Nacional Civil (PNC).
El 8 de abril del 2014, la Unidad Especializada contra el Crimen Organizado de la Fiscalía ordenó el allanamiento de 17 inmuebles propiedad de Adán Salazar, Juan Umaña Samayoa y Wilfredo Guerra, presidente de Gumarsal, entre estas varios hoteles, empresas, sociedades y viviendas, tras haberlos vinculados a una investigación por evasión de impuestos, y lavado de dinero y activos.
Entre los locales allanados figuró el Hotel Capital, hoteles Tolteca y San José; tres despachos contables, la empresa GUMARSAL, gasolinera Bolívar e inmuebles ubicados en residencial Cumbres de Esmeralda y Joya de la Montaña.
Esta investigación logró determinar que la empresa Agroindustrias Gumarsal evadió 1 millón 135 mil 809 dólares en impuestos. Por lo que Umaña Guerra y Umaña Samayoa fueron declarados culpables por dicha evasión, pero, para evitar la cárcel, se acogieron al beneficio de pagar la mencionada cantidad.
Pasados más de 16 años de generados los informes de inteligencia que vinculan a Chepe Diablo y Umaña Samayoa con el Cártel de Texis, ninguno de ellos ha sido procesado por narcotráfico. Expertos en la materia y reportes de prensa señalan que esto se puede deber al nivel de infiltración que Chepe Diablo ha logrado en el estamento de justicia salvadoreño.
De acuerdo con una publicación del rotativo estadounidense El Nuevo Herald de Miami, el dinero de Adán Salazar ayudó a infiltrar instituciones estratégicas de la justicia y del control financiero de El Salvador para extender y proteger su emporio criminal de “blanqueo” de capitales con millonarias inversiones en rubros energéticos, turísticos y agropecuarios.
Una investigación de dicho diario sostiene que Chepe Diablo estableció estrechos contactos con autoridades de alto rango del gobierno del presidente Mauricio Funes, quien gobernó desde 2009 hasta 2014, en las instancias ejecutivas estatales de las contralorías financieras, bancarias y hacendarias, con lo que evitó ser perseguido y encarcelado e intentó blindar su entarimado empresarial mafioso. Las maniobras habrían ocurrido a espaldas de Funes.
Dicho trabajo periodístico agrega que el Cártel de Texis se constituyó en proveedor de servicios de los cárteles mexicanos de Sinaloa, del Golfo y Los Zetas, lo cual ayudó a Salazar a construir una tarima con una fachada de compañías agropecuarias, turísticas y de venta de combustibles para blanquear dinero en instancias financieras salvadoreñas, y con respaldo de políticos salvadoreños ubicados en sitios claves del poder nacional o regional.
Video cortesía de Grupo Megavisión.
https://youtu.be/P3mp6BTQJ8s