Miguel Ángel Pozo Aparicio, quien fuese condenado por planificar la masacre de Valle Nuevo (Ilopango) en 1996 y quien estuvo señalado en varias operaciones de narcotráfico, falleció el miércoles en su celda del centro penal de seguridad de Zacatecoluca, de acuerdo con diversos reportes.
Una combinación de una tuberculosis y un cuadro de insuficiencia renal acabaron con la vida del hombre de 64 años, quien anteriormente había pedido, sin éxito, se le redujera su pena a causa de dichos padecimientos.
La trayectoria criminal de Pozo Aparicio es una muy dilatada. La justicia supo de él por primera vez en 1980, cuando en su casa se le encontraron 20 kilogramos de cocaína. Por ese hecho, uno de los primeros relacionados con narcotráfico en la historia salvadoreña, fue condenado a seis años de prisión.
Tras su liberación, siguió vinculado al narcotráfico y a movimientos cada vez más grandes de estupefacientes. Los periódicos de la época reportaban cómo se tenía indicios de que Pozo Aparicio coordinaba traslados de cocaína hacia El Salvador, para luego llevarlos vía terrestre hasta Estados Unidos.
En 1992, las autoridades denominaron como “La marranera” a un caso en el que Pozo Aparicio cayó con 165 kilogramos de droga incautada en un inmueble de su propiedad. Pese a que un narcotraficante colombiano había delatado previamente al salvadoreño, este último quedó absuelto.
Solo unos años más tarde iniciaría el fin de los años de libertad para Pozo Aparicio, al vinculársele con una de las masacres más sonadas de los primeros años de la posguerra.
En octubre de 1996, un grupo de motoristas de la ruta 29-A, la cual circula en la comunidad Valle Nuevo del municipio de Ilopango, arremetieron contra tres mujeres y cuatro niños, matándolos a tiros.
Por el execrable crimen, cuatro motoristas de dicha ruta fueron condenados a 30 años de prisión. La Fiscalía usó a un testigo criteriado que participó de la masacre, el cual señaló a Pozo Aparicio como autor intelectual.
El narcotraficante fue condenado como reo ausente. En 1998 fue capturado en Panamá, donde estaba refugiado, y posteriormente es extraditado a El Salvador a cumplir su condena.
Pese a que ya no vería la luz del sol en libertad, Pozo Aparicio no dejó de delinquir desde su prisión, tal y como se descubriría en 2013
A través de unas intervenciones telefónicas, se descubrió que Pozo Aparicio se comunicó desde el penal de Mariona con dos colombianos, en torno a la operación en la que se trasladarían hasta 600 kilogramos de cocaína, proveniente de Colombia.
Para esas mismas fechas se descubriría además, a partir de una publicación del rotativo La Prensa Gráfica, que la masacre de Valle Nuevo estuvo ligada a drogas. El móvil habría sido el cobro de una deuda a un hombre que tenía contubernios con Pozo en el negocio de drogas.
Otra cosa que descubrirían las autoridades de justicia y que divulgaría el entonces fiscal general Luis Martínez, son los vínculos de Pozo Aparicio con el Cártel de Texis. Dicha información salió a luz, a raíz de unas investigaciones a personas vinculadas con el narcotráfico, recluidas en Centros Penales.
Aunque no se comentó sobre el papel que jugaba el narcotraficante en dicha operación, se cree que su trabajo consistía en coordinar traslados de droga desde centros penales.
Por dichos vínculos, en 2015 se le añadirían otros tres años de cárcel. De los 33 años de prisión que acumuló en total, Pozo Aparicio solo pudo cumplir 19.
Junto con Pozo Aparicio, otras 16 personas fueron condenadas en 2015 por nexos con el Cártel de Texis, entre ellas Roberto “El Burro” Herrera, a quien se le atribuye ser el cabecilla de la agrupación. No obstante, las investigaciones y subsecuentes procesamientos penales todavía no han tocado a quienes se les señala por ser los principales líderes de la organización, la cual fue fundada por José Adán Salazar, alias Chepe Diablo.
Chepe Diablo, quien es considerado como el máximo cabecilla del cártel de Texis, fue incluido el 30 de mayo de 2014 por presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dentro de la lista de personas bajo la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros del Narcotráfico, conocida como “lista Kingpin”.
La Ley Kingpin fue promulgada en diciembre de 1999 y su objetivo principal es bloquear las actividades de individuos o de organizaciones extranjeras sospechosas de estar vinculados con el narcotráfico y que sean una amenaza para la seguridad de Estados Unidos.
Adán Salazar ha diversificado sus negocios al rubro hotelero y de granos básicos. Es señalado por el Ministerio de Justicia y Seguridad de liderar el Cártel de Texis, organización que controla el trasiego de droga en el oriente del país, y que según informes de inteligencia, mantiene vínculos con grupos delictivos de la misma índole en Guatemala.
En este proceso de diversificación de negocios, funda la empresa Gumarsal, que actualmente es presidida por Wilfredo Guerra, quien a su vez fue mencionado en operaciones de narcotráfico en una operación abierta en 2003 por la Fiscalía de Guatemala.
Por su parte, Salazar llegó a ser el presidente de la Liga Mayor de Fútbol salvadoreño. Además, también ha sido señalado de tener una sociedad desde hace 16 años con el vicepresidente de la República, Óscar Ortiz, sobre la cual el vicemandatario dice que ya lleva varios años de estar inactiva.
De acuerdo con informes de inteligencia de la Policía Nacional Civil (PNC), Salazar fundó el Cártel de Texis junto a Juan Umaña Samayoa (actual alcalde de Metapán), y Roberto Herrera, alias “El Burro”, quien cumple una condena en prisión por delitos de crimen organizado. Estos personajes se habrían aliado para dicho propósito con diputados, policías, alcaldes y pandilleros de la zona noroccidental de El Salvador, según una investigación del periódico digital El Faro.
El 12 de diciembre, el fiscal general Douglas Meléndez reiteró durante una entrevista concedida a Ágape TV, canal 8, que se encuentra investigando al Cártel de Texis, estructura de narcotráfico que controla el trasiego de estupefacientes en la zona occidental del país.
Contrario a quienes argumentan que el Cártel de Texis no existe, Meléndez fue enfático en que la investigación contra la estructura es real.
“Eso no es una fantasía, ahí están las investigaciones, no es un tema inventado, no es una leyenda urbana, ahí está”, dijo el fiscal durante una entrevista concedida a Ágape TV, canal 8.
Además reiteró que su antecesor, el fiscal Luis Martínez, fue el que desestimó seguir con las investigaciones contra el cártel y sus principales personeros, luego que el caso se enfocara en lavado de dinero.