Manuel, nombre ficticio para esta historia, es un joven de 16 años de edad que huyó hacia Estados Unidos los últimos días de diciembre para evitar ser asesinado por no poder pagar $500 que pandilleros de la Mara Salvatrucha le exigían a su familia.
El joven cursó primer año de bachillerato en uno de los institutos nacionales del municipio de San Salvador y se preparaba para continuar con su preparación académica en 2017; sin embargo, las cosas cambiaron luego de ser amenazado por miembros de dicha estructura criminal.
Manuel de piel trigueña, delgado y con más de 1.70 metros de altura, frecuentemente se le observaba con su patineta bajo el brazo o practicando Skateboarding en las calles de su municipio. Asimismo, los vecinos lo califican como un joven muy respetuoso y alejado de cualquier actividad delincuencial.
El 15 de diciembre de 2016, dos pandilleros lo interceptaron y le dijeron que si quería seguir vivo debía pagarles $500 antes del 24 de diciembre, de lo contario, sus familiares lo velarían esa misma noche que antecede a la Navidad.
Manuel informó a sus padres de lo ocurrido, quienes inmediatamente comenzaron a buscar alternativas para reunir el efectivo, incluso prestando dinero a los vecinos, pero no lograron conseguir los $500 que exigían los delincuentes.
Ante el temor que el joven fuera asesinado, los familiares decidieron pedir ayuda a familiares residentes en Estados Unidos, quienes dieron una nueva solución al problema: huir del país.
Los padres analizaron la situación y concluyeron que nada les garantizaba que los pandilleros no le hicieran daño a su hijo después de pagar la extorsión o que se detuvieran momentáneamente en sus malas intenciones y posteriormente volvieran a amenazarlo a muerte.
Por lo anterior, la familia decidió separarse y acordaron que la madre del viajaría hacia Estados Unidos con su hijo de 16 años. El padre se quedaría en El Salvador junto a una joven de 12 años, hermana de Manuel.
La madrugada del 22 de diciembre, dos días antes del plazo dado por los pandilleros, la familia se despidió. Manuel y su madre se dirigieron hacia la ciudad de Ahuachapán, lugar donde los recogería un traficante de personas que los guiaría hasta la frontera entre Guatemala y México.
Hasta el cierre de esa nota, se tiene conocimiento que los protagonistas de esta historia continúan en su trayecto hacia Estados Unidos.