Un empresario salvadoreño se abocó a Diario1 para denunciar un caso de extorsión y corrupción proveniente desde el más alto nivel de la Fiscalía General de la República.
“Me aboco a ustedes (Diario1) porque son el único medio que ha tenido el valor de denunciar los grandes casos de corrupción de este país, especialmente los casos relacionados con corrupción de funcionarios de la Fiscalía General de la República como el caso del ex fiscal general Luis Martínez y del actual asesor del Fiscal General Rodolfo Delgado”.
En esta ocasión vengo a relatar cómo el actual Fiscal Adjunto Aquiles Parada por intermedio de dos abogados (uno de ellos un ex fiscal) están extorsionando sumas de dinero importantes a empresarios y funcionarios públicos del país bajo la amenaza de dar trámite “express” a supuestos expedientes e investigaciones en contra de dichas personas a las cuales se ofrece “ayudar a que no prosperen dichos supuestos procesos en su contra” siempre y cuando el presunto imputado esté dispuesto a pagar un “honorario” para evitar ser procesado.
Según el empresario, quien por temor a represalias pidió no ser revelada su identidad, a mediados del año pasado fue contactado en diferentes ocasiones por los abogados Juan Ramón Avelar y el ex fiscal Diego Balmore Escobar para prevenirle de parte del Fiscal Adjunto Aquiles Parada que había un supuesto expediente abierto en la Fiscalía sobre un caso muy delicado en contra suya, el cual podría llevar a una captura y condena penal por un supuesto delito de evasión de impuestos y lavado de dinero.
“Ambos emisarios del Fiscal Adjunto me previnieron que si yo no estaba dispuesto a negociar un pago con ellos que mi caso sería llevado de manera ´express´ en mi contra hasta las últimas consecuencias”, relató en la entrevista el empresario.
“Yo soy un empresario mediano y tal vez, como habemos muchos en este país, tenemos nuestros ´pecados´ por ingresos no declarados en el negocio. En base a dicha situación los dos mensajeros del Fiscal Adjunto me extorsionaron. Sin muchos tapujos me dieron a entender que o pagaba (el monto solicitado de la extorsión) o me meterían preso”, añadió.
Según relató a Diario1 el empresario, en el tiempo de aproximadamente dos meses que duraron las conversaciones con los extorsionistas enviados en presupuesta representación del Fiscal Adjunto, el empresario consultó con un abogado penalista sobre la situación que estaba viviendo en esos momentos.
El abogado penalista que consultó el empresario le recomendó que hicieran por medio de sus oficios una consulta formal a la Secretaría de la Fiscalía General de la República para que se les confirmara oficialmente si existía efectivamente dicho supuesto expediente aperturado.
“Yo cometí el error de no seguir los consejos del abogado penalista y hacer la solicitud formal de información ante la Fiscalía sin decirle nada a los extorsionistas”, dijo.
“Cuando yo les dije a los que me estaban extorsionando que quería ver el expediente de la investigación supuestamente aperturado en mi contra y que si no me lo proporcionaban ellos yo acudiría a ejercer mi derecho de información, la contestación que tuve fue la siguiente: Mira, si vos querés andar hurgando y moviendo las cosas adentro de la institución, lo que vas a lograr es complicar tu caso y el que a salir perjudicado serás vos porque nosotros estos casos que manejamos con el Fiscal Parada no los ingresamos al sistema de informática de la Fiscalía porque en físico se vuelve más fácil desparecerlos sin dejar ninguna huella”.
El pago de la extorsión
Al verse acorralado, el empresario manifestó que durante los meses que duró el proceso de negociación con los extorsionistas tuvo un gran deterioro en su estado de ánimo y su salud.
“Me sentía deprimido, ofuscado, sin saber qué hacer. Por un lado me daban ganas de denunciar lo que me estaba sucediendo. Pero yo no sabía a quién acudir si la instancia que normalmente uno acude ante dicha situación es la propia fiscalía, desde donde me estaban amedrentando”, afirmó.
“Pensé en un momento a acudir a la Policía. Yo soy un mediano empresario y no tengo influencias políticas como para accesar a magistrados o directores de la policía; busqué a un amigo que tiene un hermano que trabaja en la PNC”.
Al relatar mi historia al policía, “este me aconsejó que tuviera mucho cuidado y que el no me recomendaba denunciar a estas personas, ya que su poder era tan grande que la misma policía no iba a actuar en contra de ellos y que más bien mi potencial denuncia me podría causar que efectivamente me metieran preso”, sostuvo.
“Esos consejos me hicieron sentir acorralado y sin más salida que acceder al pago”, manifestó el entrevistado.
El pago, de varias decenas de miles de dólares, según relató el empresario, fue solicitado que se entregase en efectivo en billetes de denominaciones menores a $100. “No nos vayas a entregar billetes de $100 porque a esos les ponen ojo los gringos y los de la super”, dijo el empresario que fue una de las indicaciones que recibió de los extorsionistas con respecto al pago por el monto acordado.
El sentimiento de indefensión y desesperación
Según el empresario, la entrega del pago en efectivo del monto acordado se llevó a cabo en una cafetería de la capital y fue a uno de los hombres que desde el inicio se presentaron como emisarios del Fiscal Adjunto Aquiles Parada.
“Entregué el pago en efectivo en una bolsa de tela que pasé por debajo de la mesa. El individuo que lo recibió no se detuvo ni a revisar ni contar, solo se despidió y me dijo que me mantendría informado de cómo evolucionaba mi caso, que me felicitaba por haber tomado una sabia decisión, según él”.
A las dos semanas, más o menos, me contactó uno de los emisarios para decirme que mi “expediente” ya estaba guardado y bajo la custodia del Fiscal Parada y que no tenía de qué preocuparme, contó el empresario.
“Así como no había podido dormir casi ninguna noche durante los meses que duró la negociación de la extorsión, el mismo nivel de angustia y desesperación me acaeció después de que hice el pago”.
“No podía conciliar el sueño pensando que alguien podría darse cuenta de los sucedido y por ende procesarme no solo por el caso del cual se me había amenazado y extorsionado, sino también por haber pagado y corrompido a un funcionario público”, señaló.
“A pesar que fui advertido numerosas veces por mis extorsionistas que a mí me iría ´muy mal´ si hablaba lo sucedido, decidí hacerlo cuando, en esos días yo estaba recién pagando la extorsión que me cobraron, me enteré del caso de otro amigo empresario a quien le había sucedido algo muy similar con exactamente las mismísimas personas quienes orquestaron mi extorsión. Decidí que tenía que hacer algo y que tenía que acudir a alguien, ya fuera un funcionario de la ley que no fuera corruptible o intimidable por la Fiscalía o un medio que tuviera el valor de publicar esta denuncia y no taparla por temor a la misma Fiscalía y al Fiscal Adjunto”, indicó el empresario.
Por lo difícil que se me hacía encontrar a un policía, fiscal o juez a quien yo pudiese confiar y quien yo pensara que actuaría sin temor del Fiscal Adjunto, estudié los diferentes periódicos escritos y digitales y fue donde seleccioné venir a hablar con ustedes (Diario1) por el valor que ustedes han demostrado en las recientes publicaciones que han denunciado casos de corrupción en la Fiscalía”, afirmó.