Una enfermera salvadoreña y empleada de una entidad de salud del gobierno, huyó hacia España, luego que su grupo familiar fuera amenazado por pandilleros, quienes le exigían $10 diarios a cambio de no atentar contra sus vidas.
Eva, nombre ficticio, residía un una populosa colonia del municipio de Soyapango, hace dos años se graduó de un técnico en enfermería y comenzó a trabajar en uno de los programas del Ministerio de Salud.
A inicios de abril pasado, la mujer regresaba a su vivienda tras una larga jornada en un hospital y fue abordada por un pandillero que le informó, que desde ese momento, pagaría $10 mensuales a la estructura criminal.
La mujer explicó a los pandilleros que no poseía recursos económicos para pagar dicha cantidad, pero los sujetos le afirmaron que ella «trabajaba para el gobierno» y que los empleados públicos estaban bien «alivianados» ; es decir, tenían un sueldo arriba del promedio del resto de salvadoreños.
Los pandilleros le reiteraron que debía pagar la extorsión, que conocían dónde laboraba su esposo y dónde estudiaba su hijo mayor, y que su vida corría peligro sino colaboraban con la pandilla.
La enfermera llegó a su casa y contó lo sucedido a su esposo, quien recomendó «pedirle a Dios» para que los delincuentes no atentaran contra nadie de la familia, mientras tanto, pagarían los $10 mensuales exigidos por los terroristas.
Un mes fue suficiente para quebrantar la situación económica de la familia, no soportaron más, abandonaron la vivienda y se trasladaron a la casa de un pariente residente en Apopa, al norte del departamento de San Salvador.
El esposo de la enfermera comenzó a vender los muebles de la familia, su motocicleta y otros bienes familiares, con el objetivo de reunir dinero y emigrar hacia Europa, especificamente a España.
«No es primera vez que eramos víctimas de la violencia, antes nos habían extorsionado, pero no todos los días. En una ocasión, fuimos testigos del asesinato de un vendedor ambulante que llegaba a la colonia», expresó Eva.
Por el nivel de riesgo, la familia decidió que el hijo mayor de la pareja y el esposo, serían los primeros en emigrar, quienes tomaron un avión a mediados de mayo pasado y comenzaron a hacer gestiones para reunir dinero y pagar el boleto aéreo de la enfermara y otra niña de seis años que quedaban en El Salvador.
Dos meses después, la enfermera abandonó su trabajo, hizo las maletas y viajó a España, donde todo su grupo familiar solicitó asilo político en calidad de víctimas de la inseguridad en El Salvador.
«Aquí hay organizaciones no gubernamentales que nos han ayudado mucho. Durante seis meses nos han proporcionado alimento, vestuario y un lugar dónde vivir. La iglesia católica ha sido muy solidaria con nosotros», expresó la profesional de la salud que ahora busca iniciar una nueva vida en España.
La mujer aseguró que organizaciones sociales les han brindado un abogado y apoyo en el proceso de asilo político, en el cual, incluso, se ha usado el testimonio de la niña de seis años, quien con detalles relata cómo pandilleros mataron al vendedor ambulante y después huyeron del lugar.
«Las autoridades, de acá, han quedado impactadas de como una niña puede detallar un asesinato. Aquí, a esa edad, los niños juegan tranquilamente y van a la escuela», explicó la salvadoreña.
La enfermera explicó pronto obtendrán la documentación necesaria que les permitirá trabajar en España y formar un futuro prometedor, pero lamenta haber salido de su país por los altos niveles de inseguridad.