La orden de las pandillas de asesinar a policías y soldados, en una nueva escalada de violencia en la que al parecer se han unido las diferentes estructuras criminales, mantiene en alerta a la Policía. Y los crímenes más recientes de agentes de esa corporación revelan la planificación con diversas tácticas para cometer los homicidios.
Uno de los casos más emblemáticos es el del agente Carlos Arturo Flores, quien fue asesinado con lujo de barbarie el miércoles 9 de noviembre en el municipio Yucuaiquín, en el departamento de La Unión.
Desde hace semanas, un palabrero de la MS de Yucuaiquín ordenó a su hija Judith Janeth, de 17 años y también pandillera, que se le acercara al agente. Según fuentes policiales, la menor entabló conversaciones con el policía y tras un coqueteo mutuo intercambiaron números de teléfonos.
Pese a las orientaciones sobre precaución y reglas básicas de seguridad, de las cuales supuestamente tienen conocimiento por su formación policial, el agente contó a la menor en qué delegación estaba destacado, sus días de descanso y otros datos sobre él. Y la pandillera le comenzó a enviar fotos íntimas a través de un teléfono móvil.
De acuerdo con personas que conocieron el caso, este podría ser un ejemplo que no solo en los adolescentes “las hormonas matan a la neuronas”. El agente policial y la menor pandillera iniciaron una relación sentimental y él la visitaba en sus días de licencia. Por diversas circunstancias, el atentado se frustró varias veces. Pero el miércoles pasado por la mañana, Carlos Arturo Flores fue víctima de una emboscada planificada por un grupo de pandilleros en coordinación con su novia de 17 años.
A pocos metros de la casa de su novia, el policía reaccionó e intentó defenderse con su arma de equipo que portaba. Pero el poder de fuego de los pandilleros era mayor. De entrada recibió un disparo con una escopeta. Herido fue llevado a otro lugar y ahí desembraron su cuerpo.
El pasado viernes, la menor de edad identificada Judith Janeth L. fue capturada acusada de ser cómplice en el asesinato y descuartizamiento del policía Carlos Arturo Flores. También arrestaron a un grupo de pandilleros.
Flores fue el policía número 41 asesinado por pandillas este año. En este caso, por flirtear con una menor pandillera.
Según InSight Crime, los recientes homicidios de policías, así como los informes sobre el plan de una pandilla de El Salvador para asesinar miembros de las fuerzas policiales, indican que la situación de seguridad del país degeneró en un conflicto de baja intensidad entre los grupos criminales y el personal de seguridad.