Todas las instituciones que deben confirmarlo lo hacen: la serie de casas de descanso y cabañas que se encuentran en una exclusiva montaña de la finca “La Cumbre” se construyeron sin permisos y sin autorizaciones legales.
Las casas, construidas en algunos terrenos que ahora valen hasta $100 mil, son propiedad de personajes públicos y privados. Pero, independientemente de quienes son los propietarios, todos debieron pedir permisos para construir ahí.
El llamado “Club Campestre” de “La Cumbre” lo encabezan Adán Salazar, declarado como “capo internacional de la droga” por Barak Obama, y Wilfredo Guerra Umaña, presidente de Gumarsal, una comercializadora de granos.
Pero no lejos de ellos, como algo casi insólito, también tienen una cabaña y tierras, el ex secretario Técnico del gobierno de Mauricio Funes, Alexander Segovia.
Junto a Segovia se encuentra Víctor Ramírez Najarro, ex Superintendente Financiero, y amigo personal, quien en buena parte de ese gobierno le correspondía vigilar que Salazar Umaña no lavara dinero.
La montaña localizada en Los Naranjos, jurisdicción de Chalchuapa, Santa Ana, es un hermoso sitio compuesto por 170 mil metros cuadrados que se repartieron, desde el año 2012, empresarios y personajes públicos.
En ese lugar todos utilizan la misma agua, la misma electricidad y un camino de piedra construido con grava de primera calidad.
Entre los ocupantes que se distribuyeron esa tierra se incluyen, además de Adán Salazar, Wilfredo Guerra, presidente de la empresa Gumarsal, quien dijo públicamente a un diario digital que Adán Salazar es su segundo padre.
Se tiene el lugar como un sitio paradisíaco donde también posee tierras el abogado Sigfredo Figueroa, abogado personal de Salazar, Samayoa, Guerra y todos ellos.
Los vigilantes del lugar saben, por ejemplo, que el exsecretario Técnico, Alex Segovia, quien ahora maneja una fundación salvadoreña, llega con frecuencia al lugar y disfruta cortando güisquiles en su cultivo privado.
También pasa algún tiempo de sus visitas de descanso disparándole a un tronco de un árbol.
La casa de descanso de Segovia, localizada a pocos metros de la de Adán Salazar, el “capo”, posee al menos dos torres de seguridad, posiblemente como recuerdo de los tiempos en que fue hombre de confianza de la administración Funes y colocaba ahí guardaespaldas a vigilar las 24 horas del día.
El hecho que fuera el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien declarara “capo internacional de la droga” a Adán Salazar, no fue obstáculo para que el propio exsecretario Técnico, Alexander Segovia, comprara terrenos y tuviera como vecino a “Chepe Diablo”.
Ambos tienen sus casas de descanso muy cerca, uno del otro, en esa antigua finca de café que ahora se ha transformado en una suerte de “Club Campestre” altamente privado. Ahí no entra cualquiera. La llaman la finca “La Cumbre”.
Fue el 4 febrero del 2012, cuando el gobierno de Mauricio Funes no llegaba aún a la mitad de su período, que el secretario técnico de la presidencia, Alexander Segovia, y el entonces superintendente Financiero, Víctor Ramírez, compraron 33 mil metros cuadrados en la montaña de La Cumbre.
Quien les vendió la tierra en ese antiguo cafetal fue Humberto Bernardo Müller Lino, un empresario del transporte amigo de Adán Salazar.
Poco después de dos meses que Segovia y el exsuperintendente Ramírez compraran esos terrenos a Müller Lino, entró en el “club campestre” Adán Salazar.
Fue el 26 de abril del 2012 cuando “Chepe Diablo” compró al menos 33,761 metros cuadrados en ese lugar.
Adán Salazar segregó en varias partes la tierra que posee ahí y les ha vendido porciones a personajes como el jugador de fútbol Andrés Flores Jaco.
Este futbolista posee ahí 1,697 metros cuadrados que le compró a “Chepe Diablo” en $11 mil.
Pero además de compartir esas propiedades, todos los habitantes de esa montaña (antigua finca cafetera “La Cumbre”), bajo la jurisdicción de alcaldía de Chalchuapa, también tienen algo en común: ninguno de ellos pidió permiso, ni mostró planos a las autoridades, para construir en ese lugar.
Todos los pobladores de ese lugar tenían la obligación de pedir permiso para construir en ese lugar, localizado a 51 kilómetros de San Salvador, principalmente los altos funcionarios del gobierno de Mauricio Funes, Alexander Segovia y Víctor Ramírez Najarro.
Para confirmar la falta de autorizaciones, periodistas de Diario1.com visitaron, la semana pasada, al jefe del catastro de la alcaldía de Chalchuapa.
Ahí se les dijo que ellos no tienen proyectos de urbanización en esa zona, por lo que la responsabilidad de las autorizaciones es del Viceministerio de Vivienda.
Desde la alcaldía de Chalchuapa llamaron, telefónicamente, al Viceministerio de Vivienda donde preguntaron si otorgaron algunos permisos para construir casas en la antigua finca.
Les respondieron que no. Que nadie ha pedido un permiso para construir en ese lugar.
Reconfirma
A pesar de la información que se recibió por teléfono, los periodistas de Diario1.com viajaron desde Chalchuapa hasta el Viceministerio de Vivienda.
Sus funcionarios también negaron que otorgaran permisos para construir en esa zona.
Incluso, explicaron que cuando se presenta una solicitud de permiso de construcción, ellos deben hacer una visita al área donde se ubicarían las obras.
“Hemos visto cabañas y casas por esa zona que no tienen ningún permiso. Visitaremos la zona muy pronto para multar”, dijo Susana de Murga, funcionaria del viceministerio de Vivienda.
A Murga se le mostraron diez diferentes fotografías de casas y cabañas construidas en la finca “La Cumbre”. Miró cada una y siempre negó que el propietario tuviese permiso para construir.
Según se explicó, las multas pueden llegar hasta el 10 por ciento del valor de la tierra y la construcción que ahí se levantó.
“Hay que visitar el sitio para hacer las notificaciones y plantear las multas”, dijeron los funcionarios.
Los propietarios de ese tipo de cabañas deben presentar no solo el plano de construcción sino que también deben justificar el acceso a la luz eléctrica y el agua.
Lo que sí poseen en el Viceministro de Vivienda son documentos electrónicos en lo que se prueba que en marzo del 2012 se segregó parte de esa tierra.
De acuerdo con una “segregación simple”, se mencionan como propietarios Alexander Ernesto Segovia Cáceres, Jorge Alberto Menjívar Martínez, Antonio Vásquez Duarte (dentista) y Víctor Antonio Ramírez Najarro.
Entre ellos se distribuyen 33,107 metros cuadrados. Y la distribución está fijada en los registros del Viceministerio de Vivienda aunque ahí no existe ningún permiso para construir casas o cabañas.
Adán Salazar Umaña, el “capo de la droga”, también llegó a poseer otra importante porción de tierra donde construyó una casa de campo y vendió otras partes de su tierra. Incluso le vendió 1,600 metros al jugador de fútbol Andrés Alberto Flores Jaco, quien durante algún tiempo jugó con el equipo de fútbol de Metapán.
Luego de que Adán Salazar, Segovia y el exsuperintendente Ramírez compraran la antigua finca “Las Cruces” sufrió una explosión de desarrollo. Pronto llegó la luz eléctrica, el agua y el camino para que Salazar, Guerra, Figueroa, Ramírez, Segovia y otros disfrutaran en esas tierras.
En poco tiempo se instalaron tanques de agua, torres de electricidad y se construyó un camino de acceso por la montaña con grava de alto valor.
Todos ellos son miembros de una “Asociación Múltiple Nasacayub Los Naranjos”, a quienes pagan en una cuenta común del Banco de Fomento Agropecuario el consumo de agua y los cargos por seguridad.
Informe de Probidad
Diario1.com pidió a la Corte Suprema de Justicia los informes de la oficina de Probidad de los ex funcionarios Alexander Segovia y Víctor Ramírez Najarro.
Lo que se quiere establecer es si las tierras, y sobre todo la amplia cabaña que construyeron en el “Club Campestre”, la incluyeron en el informe que presentaron a Probidad cuando dejaron sus cargos el 31 de mayo del 2014.
Para algunos analistas es extraño que reportaran la cabaña si no pidieron permiso para construirla.
La Corte Suprema ofreció entregar los informes de Probidad en los próximos días.
Segovia y Ramírez compraron su tierra en marzo del 2012. Solo veintiséis meses después se hizo público que el empresario Adán Salazar Umaña fue declarado “capo internacional de la droga”, pero ni Segovia ni Ramírez hicieron nada por salir de ese “Club Campestre”.