Entre febrero y marzo del año 2004, con cuatro cheques de cien mil colones cada uno, Óscar Zaldaña Paredes, un empresario salvadoreño radicado en Florida, con el respaldo económico del multimillonario alemán Axel Preuss Kuhne, fundó cuatro empresas con una misma finalidad: comprar terrenos en la aún poco desarrollada zona residencial de Nuevo Cuscatlán.
Apenas diez meses después, las empresas fundadas por Preuss Kuhne y Zaldaña ya contabilizaban un activo de más de $24,000,000.00 (veinticuatro millones de dólares de los Estados Unido de Norteamérica). Parecía magia.
Para entonces, Zaldaña Paredes había dejado el pequeño taller de reparación y venta de muebles usados que tenía en una de las principales avenidas de San Salvador y había pasado a soñar en grande. Y no era para menos. Luego de conocer y convencer al multimillonario empresario alemán Axel Thomas Preuss Khune de que invirtiera parte de su fortuna en El Salvador, su suerte había cambiado radicalmente.
Pero no era magia sino los millones del alemán los que estaban haciendo crecer las empresas de Zaldaña, quien no tardó en nombrar a su nuevo socio como director presidente de todas las sociedades, incluida Lomas de Santa Elena, que parecía ser el proyecto más ambicioso de todos. Este mismo proyecto es el que doce años más tarde llevaría al millonario Preuss Kuhne a convertirse en un prófugo de la justicia por un caso de estafa que no ha querido enfrentar ante los tribunales salvadoreños que lo reclaman.
Según la información del Registro de Comercio, Lomas de Santa Elena fue fundada a las 10:00 de la mañana del 4 de febrero del 2004, ante los oficios notariales de Juan Carlos Alvarenga. En su conformación participaron Zaldaña, Edith Susana Marroquín Hernández, Ana Lucía Guevara Villalta y Joseph Alexander Mac Cormack Pineda, este último actuando en nombre y representación de la sociedad Mac Cormack S.A. de C.V.
Entre otras, la principal finalidad de esta nueva sociedad era la lotificación, urbanización, parcelación y comercialización de bienes inmuebles en la zona de Santa Elena, así como la prestación de servicios de asesoría técnica en proyectos de construcción.
Tanto en Lomas de Santa Elena como en las tres sociedades restantes que fundó en esas mismas semanas, Zaldaña se nombró accionista mayoritario por sobre todos los demás participantes y director presidente de cada una. Más tarde, se tomaría la tarea de cambiar la junta directiva de todos los proyectos y en su lugar colocar al multimillonario Axel Tomas Preuss Kuhne.
El millonario alemán, heredero de una fortuna de la empresa de condimentos multinacional alemana Kühne International, había conocido a Zaldaña en uno de sus habituales viajes a Florida, y ahí fue donde este último lo convenció de invertir en El Salvador.
Al principio, los proyectos de inversión del alemán guiados por Zaldaña fallaron. Como todo un “encantador de serpientes”, este convenció al alemán de invertir primero en su taller de muebles usados y pasó de tener un pequeño almacén a llenar una enorme bodega para vender sus productos al mayoreo.
Sin embargo, las ganancias que dejaba el nuevo proyecto no eran muchas y Zaldaña, apoyado en los millones de Preuss Kuhne, decidió ampliar su mercado. Así fue como hizo que el alemán participara en siete empresas con diferentes rubros en el país. Las primeras tres fundadas por Zaldaña fueron: Más Muebles S.A. de C.V., Más Ropa S.A. de C.V., Más Constructores S.A. de C.V. Posteriormente, Preuss Kuhne tendría participación en Algasa S.A de C.V. como apoderado especial (Esta última sería utilizada años más tarde por el millonario para comprar terrenos a Lomas de Santa Elena). Cuando Zaldaña persuadió a Preuss Kuhne de invertir en el rubro inmobiliario se fundaron otras cuatro empresas: Lomas de Santa Elena, Altos de Santa Elena, Jardines de Santa Elena y Brisas de la Cima, todas sociedades anónimas de capital variable.
Como Zaldaña era más que todo un vendedor de muebles y no un administrador de empresas experimentado, todas las inversiones que hizo Preuss Kuhne en las sociedades promovidas por Zaldaña fueron manejadas de una manera poco convencional y de forma muy desordenada. La práctica de prestarse dinero, hipotecarse terrenos él mismo o comprarse caro y venderse barato, al parecer, se volvió el modus operandi de las empresas dirigidas por Zaldaña y Preuss Kuhne. Las compraventas e hipotecas entre empresas relacionadas, que es una práctica poco transparente, se volvió casi una metodología de trabajo de Zaldaña y Preuss Kuhne en un intento de sustentar la apariencia de negocios exitosos donde en realidad no lo había.
Un ejemplo de ello es lo que hizo con un terreno adquirido por Lomas de Santa Elena el 27 de octubre del 2004. Este terreno es la unión de cuatro lotes valorados para entonces en poco más de cinco millones de dólares. Según datos del Registro de la Propiedad, el multimillonario Preuss Kuhne, en su papel de apoderado especial de Algasa S.A. de C.V. compra el terreno a Lomas de Santa Elena, de la cual él mismo es directivo y representante. Posteriormente, luego de haberse comprado el terreno él mismo, se lo hipoteca por 2 millones 800 mil dólares a Inversiones San Emilio S.A. de C.V., sociedad de la cual, según la escritura de hipoteca, él es también el apoderado especial.
Pero eso no es todo. Las sociedades Altos de Santa Elena y Jardines de Santa Elena S.A de C.V. que eran poseedoras a mutuo de un terreno de 55,912 metros cuadrados comprado el 28 de diciembre de 2004 a la señora Ninfa Flora Regina Argueta de Francés, a 540 mil dólares, fue posteriormente vendido a Lomas de Santa Elena en 78 porciones valorados en $3 mil cada uno, es decir un total de $234 mil. Menos de la mitad de lo que valía originalmente el terreno. Un negocio para perder.
En el camino de todas estas operaciones financieras, el binomio Zaldaña y Preus Kuhne se llevó de encuentro a muchos inocentes compradores e inversionistas que creyeron en los proyectos urbanísticos promovidos por estas empresas y pusieron dinero para reservar terrenos en las propuestas de urbanizaciones que por su mal manejo nunca pudieron ser escriturados a favor de los compradores, creándose de esta manera, quizá no intencionalmente, en sendas estafas para los inversionistas.
Son estas curiosas transacciones los que han llevado al multimillonario Preuss Kuhne a ser prófugo de la justicia salvadoreña.
La sociedad Lomas de Santa Elena salió a la luz pública el pasado 5 de abril cuando el inversionista internacional Preuss-Kuhne, el principal accionista, junto al director de exportaciones de PROESA, Carlos Federico Paredes, y el ex viceministro de Vivienda César Augusto Alvarado, fueron ordenados capturar por el delito de estafa, vinculados a dicha sociedad. Aunque los primeros dos ya fueron presentados a tribunales y liberados bajo fianza, Preuss Kuhne se declaró rebelde ante la justicia salvadoreña al haberse ausentado del país y no enfrentar los cargos de los que se le acusan.
De acuerdo con la acusación formal que los apoderados de Rosa Maribel Rivas de Ramírez interpusieron ante los tribunales salvadoreños, la señora Rivas de Ramírez fue una de las personas que creyeron en los proyectos urbanísticos y compró veintiún (21) terrenos a Lomas de Santa Elena, los cuales nunca fueron traspasados a su nombre.
En el año 2006, Lomas de Santa Elena tenía como encargado de la parte comercial a Paredes Castillo.
En ese entonces, según narró Rivas de Ramírez a sus abogados, ella se dio cuenta de que una empresa estaba lotificando terrenos en la zona de Nuevo Cuscatlán, justo al norte de Santa Elena, cerca de la empresa Avianca y se acercó a las oficinas de Lomas de Santa Elena, ubicada en una residencial del mismo nombre. Allí, Paredes le aseguró que los terrenos eran de su propiedad, pero que se los vendería por medio de la sociedad y le mostró los planos del proyecto a desarrollar.
Rivas de Ramírez, interesada en las tierras con vistas a ser más valiosas en un futuro cercano, compró dos terrenos inicialmente y luego compró otros más en diferentes ocasiones e incluso convenció a sus hijas de adquirir algunos hasta completar 21 lotes valorados en aproximadamente medio millón de dólares. En todas esas compras – menos en dos –, según consta en el expediente judicial del caso, Lomas de Santa Elena solamente le entregó promesas de venta con fechas de expiración en los años 2007 y 2008. Algunos de estos contratos fueron firmados por el ex viceministro de Vivienda, Alvarado, quien actuó como apoderado especial de Lomas de Santa Elena, cuyo principal accionista y financista es el empresario de nacionalidad alemana Axel Preuss Kuhne.
Sin embargo, el tiempo pasó y Rivas de Ramírez no recibió las escrituras de los terrenos, puesto que los vendedores le habían asegurado que había “pequeños” inconvenientes con el papeleo.
Según los hechos narrados en el requerimiento, al cabo de cuatro años desde la primera compra, es decir en el 2010, Rivas de Ramírez se encontró con otro inversionista que ella conocía y quien le comentó un problema: estaba tramitando la devolución de una inversión que había realizado en una empresa llamada Lomas de Santa Elena porque los terrenos que había negociado en realidad pertenecían al Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada.
Rivas de Ramírez volvió a buscar a los vendedores en las oficinas de Lomas de Santa Elena para exigir la devolución de su dinero; puesto que el allegado suyo le había advertido de lo que en realidad sucedía: que los terrenos no eran propiedad de Lomas de Santa Elena sino que del IPSFA.
Al llegar a las oficinas de Lomas de Santa Elena, la víctima exigió de inmediato la devolución de su dinero, algo a lo que el entonces encargado de ventas de los terrenos le contestó con una negativa y le dijo que podía ir al IPSFA y que ahí le devolverían su dinero.
Sin embargo, al llegar a la institución castrense, la víctima recibió otra respuesta desfavorable: nosotros no le podemos responder a usted por los tratos que haya hecho con Lomas de Santa Elena. Acto seguido, Rivas de Ramírez interpuso una demanda. Tiempo después se daría cuenta que la demanda de ella no era la única sino una más de las que se le acumulaban a la sociedad por hechos parecidos.
Por sentirse estafada y burlada su buena fe, fue que Rivas de Ramírez decidió entablar una demanda en contra de Lomas de Santa Elena, demanda que aún no ha sido solventada.
Uno de los abogados acusadores, consultado por Diario1, sostuvo en más de una ocasión que esto parece ser un mal negocio; sin embargo, “parece curioso que no sea esta la única demanda que ellos tienen por este delito, sino que es una de muchas”, dijo.
Casos como este, en el que inversionistas son víctimas de promotores irresponsables no ayudan en nada a generar confianza en la inversión extranjera que el país necesita para su desarrollo económico.