Este artículo fue publicado en Revista Factum por el periodista Héctor Silva Ávalos luego de la demanda interpuesta por el empresario salvadoreño Enrique Rais por supuesta difamación. Revista Factum publicó una investigación periodística en la que reveló que en dos de los aviones de Rais se encontraron restos de narcóticos por lo cual se ha abierto una investigación en su contra.
Diario1 reproduce íntegramente el artículo de Revista Factum.
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El sábado 16 de abril de 2016, el sitio web La Página de El Salvador subió una nota, firmada por “Redacción”, en la que reproduce una demanda por supuestas calumnia y difamación que el señor José Enrique Aquiles Rais López interpuso en mi contra un día antes, el viernes 15 de abril de 2016, en el tribunal de sentencia de Santa Tecla. Debido a que busqué las reacciones y comentarios en todas las ocasiones en que investigué y escribí sobre el señor Rais, sobre sus relaciones con un líder del partido FMLN, sus aviones y el uso que de estos hacía el ex fiscal general de El Salvador, Luis Martínez, y que atendí en forma oportuna las peticiones que uno de sus abogados me hizo el 31 de marzo y el 4 de abril de 2016 por correos electrónicos, en los que me pedía dar derecho de respuesta a su cliente, entiendo esta demanda de Enrique Rais como una confirmación de que él no tiene intención alguna de desvanecer los señalamientos publicados en su contra y que, con esta acción judicial, su única pretensión es intentar intimidarme. Mi respuesta, señor Rais, es que continuaré mi trabajo de investigación periodística y que responderé a su demanda por las vías legales correspondientes, pues estoy seguro de haber actuado siempre en el marco de la ley.
Empecé a investigar al señor Enrique Rais luego de que, en el curso de una investigación periodística sobre el ex fiscal general Luis Martínez, descubrí que este exfuncionario viajaba en aviones privados del empresario dueño de MIDES y de otras empresas. Esa investigación arrojó, luego, datos sobre las relaciones de Rais con representantes del poder político en El Salvador, en concreto con el señor José Luis Merino, líder del FMLN, y sobre cómo la amistad con el exfiscal Martínez permitió a Rais que la Fiscalía General actuara siempre a su favor y en contra de otros empresarios y abogados con quienes mantenía pleitos legales. Incluso documenté, con prueba gráfica, la amistad entre Rais y Martínez.
He escrito, entre el 26 de noviembre de 2014 y el 18 de maro de 2016, seis notas en los que el señor Rais aparece nombrado. En cinco de esas notas el asunto central es la relación entre Rais y el exfiscal Martínez. Antes de publicarlas, colaboradores de Factum o mi persona intentamos hablar con ambos personajes, con sus oficinas o asistentes. Nunca respondieron.
La mayoría de textos escritos en Factum sobre Enrique Rais tienen que ver son su relación con el ex fiscal general Luis Martínez (en la foto).
Una nota titulada El Titiritero, publicada el 20 de noviembre de 2015, trata sobre la relación de Rais con otros personajes cercanos al poder político y sobre otros negocios del empresario que no incumben, necesariamente, al exfiscal Martínez. El 9 de noviembre escribí un correo al señor Rais para pedirle comentarios respecto a los hallazgos que luego publiqué en esa nota. Este es el correo:
Señor Rais.
Mi nombre es Héctor Silva Ávalos. Soy un periodista salvadoreño basado en Washington, DC, Co-director de Revista Factum (www.revistafactum.com). Quiero, por este medio, pedirle una entrevista, ya sea telefónica o por correo electrónico (Yo no estoy en El Salvador pero estoy seguro que puedo solventar mis dudas y darle el espacio a sus respuestas por cualquiera de las dos vías propuestas). Los temas principales de la entrevista son su relación con el fiscal general Luis Martínez y con el señor José Luis Merino, miembro del FMLN.
Muchas gracias por su atención.
El señor Rais nunca contestó. La primera vez que sus abogados entraron en contacto conmigo fue el pasado 31 de marzo para solicitarme otorgar a su cliente “derecho de rectificación”. Le ofrecí a Rais, como lo había hecho antes, una entrevista. Tampoco respondió a esa solicitud de entrevistarlo. Hoy, Rais me ha demandado.
Me enteré de la demanda por una nota que publicó La Página, una nota que nadie firma y para la cual nadie de ese sitio web me pidió opinión. La denuncia fue interpuesta por los abogados de Rais el día 15 de abril, viernes. La Página subió la nota el 16 de abril, sábado.
Entendiendo que el debido proceso en casos de calumnia y difamación indica que el tribunal de sentencia correspondiente debe estudiar la demanda, devolverla al demandante en caso de que sea preciso subsanar observaciones, darle curso o desecharla, y que es hasta que los jueces tomen una decisión sobre si darán trámite o no a la demanda que deben notificar al demandado, yo en este caso, que esperaré a que esa notificación ocurra para opinar sobre el fondo de los alegatos del señor Rais.
El expresidente de Honduras Porfirio Lobo con Enrique Rais (derecha). La foto sirvió para ilustrar el reportaje titulado “El titiritero”.
Raúl García Prieto, Héctor Cristiani y Enrique Rais, procesados por el caso BFA. Al final, todos salieron libres.
Sí puedo decir, en forma general, que esos alegatos son una colección de mentiras sobre las que, en caso los jueces decidan seguir adelante con la acción penal, no tengo problema en responder ante un tribunal.
Antes de interponer la demanda, dos abogados del señor Rais, los licenciados Wilfredo Ernesto Gutiérrez Ayala y Hernán Cortez, me hicieron llegar sendas comunicaciones, electrónicas y por escrito (el licenciado Cortez se apersonó a mi domicilio en San Salvador para dejar ese escrito), para solicitar derecho de respuesta. La primera comunicación vino el día 31 de marzo, del licenciado Gutiérrez Ayala, quien vía correo electrónico me pidió “otorgar” a su cliente el “derecho de rectificación y respuesta” previsto por la ley.
Al señor Gutiérrez respondí el 2 de abril, por correo electrónico, que ya había otorgado al señor Rais derecho de respuesta antes de que los artículos en los que se menciona su nombre fuesen publicados en Revista Factum, pero que aun así estaba en toda la disposición de escuchar los comentarios del señor Rais, por lo que propuse hacer una entrevista cara a cara, por vía telefónica o Skype. Esto es lo que le escribí al abogado Gutiérrez:
“En atención a la comunicación que me envió el pasado 31 de marzo de 2016, como representante del señor José Aquiles Rais López, en el que solicita derecho de respuesta a varias publicaciones firmadas por mi persona en Revista Factum, por este medio me permito comunicarle mi disposición a conceder a su representado el tiempo que él considere necesario para aclarar sus posiciones respecto a lo publicado a través de una entrevista cara a cara conmigo o incluso vía telefónica. El formato de esa entrevista sería 100% periodístico; es decir, yo elaboraría a su representado las preguntas que yo considere pertinente y le daría a él todo el tiempo para exponer sus puntos de vista. Para garantizar que todas las respuestas de su representado se reproduzcan tal como él las dio se transcribirán literalmente. Durante la entrevista, además, tocaríamos los puntos expresados en su comunicación del 31 de marzo recién pasado en el que usted y su representado hacen acusaciones contra mi persona y mi trabajo.”
Atendiendo a las formalidades necesarias solicito a usted lo siguiente:
Copia del poder que lo acredite como representante legal del señor José Aquiles Enirque Rais López.
Copia de las demandas que su representado dice haber introducido ante tribunales salvadoreños en mi contra, de acuerdo a comentario que su representado escribió en el sitio web de Revista Factum. El motivo de esto es corroborar que en efecto existen tales acciones y determinar si estas serán tratadas en esa entrevista.”
Pasadas 48 horas el licenciado Gutiérrez Ayala no me había contestado, por lo que le reenvié el correo, esta vez con copia al señor Rais.
El 4 de abril el licenciado Gutiérrez Ayala me contestó enviándome el poder en que el señor Rais lo acredita como su representante, pero no me contestó respecto a la entrevista que yo ofrecí a su cliente.
Con eso di por cerrada mi obligación legal de responder y entendí que el señor Rais no tenía ni tuvo nunca intención de contestar a mis preguntas. Luego vino la demanda por calumnia y difamación. El señor Rais me pide 500,000 dólares por daños a su persona y a sus empresas.
Debido a que cumplí en reiteradas ocasiones con mi obligación ética y legal de brindar al señor Rais espacio para que comentara sobre los hechos específicos por los que lo señalo en mis escritos, entiendo esta demanda como un intento de acoso judicial e intimidación: el señor Rais pretende, por la vía penal, desviar la atención sobre asuntos de los que no tuvo el valor de hablar en una entrevista cara a cara conmigo. Esos señalamientos son, a grosso modo, su relación con el ex fiscal general Martínez y el uso que este funcionario hizo de los aviones privados de Rais cuando el empresario era objeto de investigación en la Fiscalía General; su relación con el señor José Luis Merino, líder del FMLN; el uso que el señor Rais hizo de dineros de la empresa Manejo Integral de Desechos Sólidos de El Salvador (MIDES) para comprar aviones, entre ellos en los que viajaba el ex fiscal Martínez, y un apartamento de lujo en Suiza; y, finalmente, el hecho de que el primer fallo adverso a Rais en el sistema de justicia salvadoreño vino cuando ya Martínez había dejado de ser fiscal general.
En el cuerpo de su demanda y en todas las comunicaciones que recibí de sus abogados, el señor Rais solo hace referencias específicas a una nota en particular, la que trata sobre esa decisión judicial adversa. Nada dice del resto de señalamientos.
Naciones Unidas, el Departamento de Estados de los Estados Unidos y organizaciones no gubernamentales de protección a periodistas –como Reporteros Sin Fronteras y el Comité de Protección a Periodistas– entienden este tipo de demandas como formas de acoso e intimidación, sobre todo cuando ocurren en sistemas judiciales permeados por la corrupción.
Entiendo también que con esta demanda el señor Rais pretende desviar la atención de todas las acusaciones judiciales y periodísticas que pesan en su contra, así como de investigaciones aún pendientes sobre él y sus empresas. Es, como escribí hace poco respecto a otros funcionarios y ex funcionarios públicos señalados por corrupción, el intento de poner la culpa en otro lado para evitar hablar de las culpas propias.