Entregar dos cilindros de gas propano, fue la última acción que un hombre en Lourdes, Colón, realizó antes de ser privado de libertad por pandilleros de la 18, quienes también le robaron su motocicleta-
Desde hace cinco meses, dos niños de tres y seis años, preguntan sobre el paradero de su padre, quien salió de su casa el 27 de noviembre de 2015, y hasta la fecha forma parte de los cientos de desaparecidos que reporta la Policía Nacional Civil y la Fiscalía General de la República.
El hombre de 29 años se despidió de sus dos hijos y se dirigió del cantón Ateos, en Sacacoyo, hacia el centro de Lourdes, Colón, donde laboraba como repartidor de gas propano en una tienda mayorista.
Los familiares aseguran que la víctima abordó un autobús que de Sonsonate se dirige a San Salvador, específicamente la ruta 205. Se presentó a su lugar de trabajo y comenzó a repartir los cilindros de gas, según los pedidos realizados por los clientes.
El último día que el hombre fue visto con vida vestía un jeans azul, suéter rojo y zapatos deportivos color verde, tomó la motocicleta amarilla que tenía asignada y salió a dejar dos tambos de gas, que habían sido solicitados por los dueños de un negocio cercano.
Según las investigaciones del caso, Geovany Antonio González, fue abordado por varios pandilleros de la 18, quienes lo privaron de libertad, se llevaron la motocicleta y los dos tambos vacíos que transportaba.
El propietario de la tienda llamó telefónicamente a su empleado, pero él no contestó, lo que preocupó al comerciante y tampoco regreso a su puesto de trabajo donde devengaba aproximadamente $20 diarios. Hasta la fecha no ha aparecido la víctima ni la motocicleta que conducía.
Los familiares de González iniciaron una angustiosa búsqueda de su pariente, a quien describían de aproximadamente 1.75 metros de estatura, piel blanca, ojos achinados y cafés. Casi todos los días acuden a hospitales, delegaciones policiales, distintas morgues del país, con la esperanza de al menos encontrar su cadáver y darle cristiana sepultura, pero no han tenido resultados.
En cada lugar que visitan, los parientes del hombre pegan en la pared una hoja volante con la fotografía de la víctima, sus datos personales y dos números telefónicos al que las personas deben llamar en el caso de tener algún tipo de información sobre el paradero del repartidor de gas; sin embargo, nadie ha colaborado en este caso.
Asimismo, los familiares están muy pendientes de noticias relacionadas con el hallazgo de cadáveres semienterrados, acuden a las escenas, pero hasta la fecha ninguno de los cuerpos coincide con el de González. Además son alertados por la Policía para reconocer cuerpos putrefactos, pero ellos se enfocan en la dentadura de las víctimas, ya que a su pariente le faltaba uno de sus dientes frontales.
Asimismo, aseguran que su mente divaga al desconocer las circunstancias en que posiblemente fue asesinado el padre de los dos niños, aunque aún mantienen la esperanza que algún día entre por la puerta principal de la vivienda y se reincorpore al núcleo familiar.
El hombre que desde siete años abastecía de gas a los comercios de la zona, nunca mencionó a sus familiares que haya sido amenazado por las pandillas, pero sí expresó que su jefe lo enviaba a pagar el dinero de la extorsión que semanalmente entregaban a la pandilla 18, situación que según la PNC, pudo haber influido para que el hombre fuera blanco de estos grupos criminales.
Otras de las hipótesis, es que el hombre fue desaparecido por residir en territorio de la Mara Salvatrucha, pero trabajar en Colón, donde opera la pandilla contraria.
Los familiares de la víctima aseguran que no descansarán en la búsqueda de González y esperan algún día encontrarlo y conocer la verdad en este caso.