Con la idea de obtener unos ingresos extras, un anciano de 64 años, puso en alquiler tres habitaciones su residencia ubicada en San Salvador, pero nunca imaginó que su inquilino lo mataría al intentar robarle sus electrodomésticos y sus pertenencias personales.
Ulises Geovanny Rodríguez Silva, de 26 años, fue uno de los que se mostró interesado en alquilar el cuarto, tras acordar un pago mensual de $60, el joven se mudó para una zona de clase media, en la colonia Miramonte de la capital.
La segunda habitación fue ocupada por una señorita y el tercero por un hombre. Los tres inquilinos pagaban su mensualidad puntualmente y el anciano identificado como Armando Peña Tovar no presentaba queja alguna.
Sin embargo, la noche del 12 de mayo pasado, Rodríguez Silva, había consumido bebidas alcohólicas en compañía de una mujer que responde al nombre de Abigail Villanueva, de 20 años. Ambos sujetos planearon robar electrodomésticos en la vivienda del adulto mayor, pero según su declaración, no pensaban asesinarlo.
El hombre de 64 años, se encontraba en sentado en la sala de su casa, cuando ingresó su inquilino con el cuchillo en la mano, forcejearon, pero el más joven logró someterlo y acuchillarlo en varias ocasiones.
Los gritos de auxilio, alertaron al otro inquilino, quien inmediatamente acudió a la casa del anciano y observó cuando el agresor salía del lugar con el cuchillo ensangrentado.
El inquilino que acudió al auxilio, también forcejeo con el atacante, pero el hombre indefenso logró huir ileso y dar aviso a la Policía. Agentes acudieron a la vivienda, encontrando al anciano muerto producto de las heridas sufridas. El hombre y la mujer fueron capturados semanas después del hecho.
El sobreviviente del ataque, aceptó colaborar con la Policía y fue sometido al régimen de protección de testigos, quien en juicio, detalló cómo sucedieron los hechos y señaló directamente Rodríguez Silva, como el asesino del anciano.
El Tribunal 3° de Sentencia de San Salvador encontró culpable al imputado del delito de homicidio simple, dictando un apena de 10 años de prisión, además, tres años, por amenazas contra el testigo protegido.
La mujer involucrada en este caso, fue absuelta, por falta de pruebas en su contra.