Esa tarde Daniela se había quedado sola con su tío. Nadie más estaba en la casa. De pronto, el hombre se le acercó, le tapó la boca, la empujó sobre la cama, le bajó el pantalón y la violó. Después la llevó al lavadero y le dijo que se bañara. En ese lugar la volvió a abusar. Era 31 de marzo de 2015.
Ese mismo día, como a las cinco y media de la tarde, Estela regresaba a su casa. Una cuadra antes de llegar, una vecina le dijo: “mirá, apúrate, que a saber que le hizo tu hermano a la niña”. La vecina había escuchado gritos estridentes, alarmantes, de una niña.
La mujer se apresuró. Al llegar a la casa, otra vecina le dijo que algo había sucedido con su hija porque había escuchado gritos. Abrió la puerta, entró y buscó a su hija. La niña estaba nerviosa, temblando, con miedo. Le preguntó que qué le había sucedido. Ella no dijo nada, se quedó callada. Lo único que hizo fue sobarse las manos. Su madre le volvió a preguntar y esta le respondió que su tío la había tocado.
La niña se siguió sobando las manos. Su madre sabía que ese gesto solo lo hacía cuando estaba nerviosa. La siguió cuestionando. Y luego de insistir e insistir, ella le dijo que su tío le había quitado el blúmer.
Cuando le dijo eso, se la llevó hacia el Hospital Molina, ubicado en el municipio Soyapango, departamento de San Salvador. En ese lugar se negaron a examinarla. Le aconsejaron que interpusiera una denuncia.
Regresaron a la casa por la noche. Jenny fue hasta la habitación de su hermano y lo encontró dormido. Lo despertó y le preguntó que por qué le había hecho daño a su hija. Este le respondió que lo había hecho porque “ninguna mujer me hace caso”. Lo ultrajó y lo golpeó.
Al siguiente día, cuando Estela regresó de trabajar se fue a su habitación. Se sentó en la cama y se acomodó los zapatos. De pronto, se le acercó su hija, le señaló la cama y le dijo: “Mami, aquí me empujó mi tío”. Luego le relató todo lo que había ocurrido.
Al siguiente día, Estela fue e interponer una denuncia a la Fiscalía General de la República (FGR), quien de inmediato giró una orden de captura contra Edwin Zarco, de 41 años de edad, quien fue acusado por el delito de agresión sexual en perjuicio de una niña de 12 años de edad.
De acuerdo con el peritaje psicológico de Medicina Legal, el imputado tenía antescendentes de un diagnostico de esquizofrenia. Según consta en el documento, por ese motivo ya había sido ingresado al Hospital Nacional Psiquiátrico. El miércoles pasado, el Tribunal Primero de Sentencia de San Salvador lo condenó a ocho años de prisión.