El presidente del Instituto de Estudios Jurídicos de El Salvador (IEJES) Félix Ulloa, consideró que más allá si el gobierno actuó mal o bien al empezar la captura de los exmilitares requeridos por la Justicia Española por el asesinato de seis sacerdotes jesuitas en noviembre de 1989, estas capturas fueron tardías y además se dio oportunidad que los militares de mayor rango se fugaran.
Durante la entrevista matutina de la radioestación 107.7 Fuego, Ulloa sostuvo que la PNC demoró en las capturas al requerir una aclaración de dos resoluciones emitidas respectivamente por el pleno de la CSJ y la Sala de lo Constitucional, que chocan en cuanto a si se debe entender una difusión roja de Interpol como una orden de captura o no”.
«Eso demoró y permitió que la captura fuera solo de cuatro (exmilitares), y quizá de los que menos relevancia tienen en el proceso», dijo Ulloa sobre las capturas de Guillermo Alfredo Benavides Moreno, Antonio Ramiro Ávalos Vargas, Ángel Pérez Vásquez y Tomás Zarpate Castillo, ejecutadas entre la noche del viernes ya la madrugada del sábado por la PNC.
Para el jurista, la justicia española necesita conocer y deducir responsabilidades sobre los autores intelectuales del asesinato de seis sacerdotes jesuitas (cinco de los cuales eran españoles) y dos colaboradoras en el campus de la UCA en plena “ofensiva final” desplegada por la exguerrilla durante el conflicto armado en El Salvador.
Además aclaró que los militares capturados se encuentran en detención preventiva a la espera que la Corte Suprema de Justicia determine su extradición a España; a la vez que criticó la actitud del presidente Salvador Sánchez Cerén al solicitar a los exmilitares que no han sido capturados, que se entreguen voluntariamente a la justicia.
«El presidente no debería de estar hablando de este tema, debería dejar que sea la justicia la que se encargue», consideró.
Ulloa también comparó el caso del arresto de los cuatro militares, con lo que sucedió en Argentina al capturar y procesar a los altos mandos del Ejército durante la época de la “guerra sucia” entre los años 70 y 80. En ese contexto, rememoró el abogado, muchos militares dijeron que se alzarían en armas si capturaban a sus camaradas, pero al final no sucedió nada.