Antes de morir, la víctima ya estaba en el cementerio. Un grupo de pandilleros de la Mara Salvatrucha ataron de manos a la víctima y la llevaron hasta el camposanto municipal de Coatepeque, en Santa Ana, donde le empezaron a dar de puños y trompadas hasta que se desplomó en el suelo, a unos cuantos metros de las tumbas.
Afuera del cementerio, un grupo de policías y soldados realizaban un patrulleo de rutina en plena mañana del 24 de diciembre, cuando escucharon a lo lejos unos gritos. Alertados por la señal, detuvieron la marcha un momento e ingresaron al terreno de por sí propicio para la muerte.
Los agentes entraron por el lado de la capilla y a lo lejos vieron la escena: un hombre de unos 30 años tirado en el suelo, boca abajo, intentando protegerse de los golpes que le propinaban varios sujetos que a su vez sostenían varias pistolas y le decían a gritos “aquí controla la Mara Salvatrucha, perro”.
Luego de darles “comandos verbales” para que se detuvieran, los agentes rodearon a los criminales, quienes reaccionaron y les empezaron a disparar. Los policías y soldados respondieron al fuego lesionando a dos.
Un grupo de pandilleros escapó dejando tras a Edgardo Ramos Flores, de 23 años y Roberto Peñate de 24, dos reconocidos pandilleros de la MS que operan en la zona de El Limón, según información de la Policía Nacional Civil (PNC).
De inmediato, los agentes rescataron y liberaron a la víctima quien solo resultó con golpes en el cuerpo pero ninguna lesión de bala, aunque los sujetos le aseguraron que iban a matarlo.