Formados como un pelotón, listos para ser revisados por Dinora, una decena de cuerpos vestidos únicamente con baby doll, tangas, mayas caladas y otras prendas exóticas, están parados en medio del calor que cae de las láminas que cubren este local. Afuera la estridente música de reggaetón atesta la esquina del Parque Hula Hula a plena 11:00 de la mañana. Ahí están los maniquíes de Dinora. Vestidos con la lencería y vestuarios exóticos de la época navideña al final de “La Quinta”, en el Centro Histórico de San Salvador.
Dinora vende lencería provocativa y vestuarios exóticos en el centro desde hace 20 años. Con las uñas de los pies pintadas, los anillos dorados en sus dedos y su cabello corto teñido de rubio, le da un aspecto juvenil a una señora que carga ya más de 40 años de edad. Sentada en un banco de plástico junto al piso de cerámica de su pequeño de local, la comerciante de lencería ve pasar a los cientos de transeúntes que caminan aprisa frente a los locales de ropa de “la quinta”. Hasta que uno desvía su mirada para husmear los maniquíes vestidos con la mercadería de Dinora.
El local de Dinora está en pleno corazón de San Salvador, a una cuadra de la Catedral. Allí llega todo tipo de gente, sin importar su sexo y quizá tampoco su edad. “Acá vienen señoras cuarentonas a comprar. Lo que más se vende son los hilos dentales, tanto con hombre como con mujeres, la mayoría de hombres que viene a comprar son a veces travestis”, comenta Dinora mientras manipula un maniquí para vestirlo con una pieza de lencería nueva que quiere exhibir.
Los maniquíes de Dinora durante todo el año suelen estar vestidos de personajes de las miles de fantasías de los caballeros. Están los maniquíes vestidos con minifalda y gorra de policía, está el de la colegiala, los vestidos de diablita, con mallas caladas y con ropa de cuero. Pero cuando llega diciembre esta mujer viste con diminutos hilos dentales y tangas rojas con felpa blanca, y los vestuarios acorde a la época navideña: una Mamá Claus, con sombreros rojos con estrellas rojas.
En todos los años de vender en el Centro Histórico, Dinora ha sufrido los desalojos que ocasionaron los reordenamiento y restauración del Hula Hula en 2013. Luego al preguntarle sobre seguridad de del centro con cierta naturalidad e irritación evada responder. El centro es considerado unos de los lugares muchos homicidios, asaltos a mano armados y asediados por pandilleros.
Los motivos que los compradores más le dan a Dinora sobre sus compras de lencería están vinculados comúnmente con salir de la rutina de sus vidas sexuales. “Hay veces que las mujeres viene a comprar, dicen que son un regalo para una amiga y todo, pero ellas se miden la prenda. Al final se sabe que son para ellas pero miente por un poco de pena” relata jocosa Dinora mientras acomoda su cabello corto pintado rubio.
En la época navideña el comercio de la lencería en el Centro Histórico de San Salvador, es muy demandada, y para Dinora es época de abundancia. “Los capitalinos gustan de vestirse provocativos para sus parejas y poder reavivar la llama de la pasión”, dice la propietaria del local de lencería navideña del Centro Histórico de San Salvador.