El duelo inició pasadas las 2 de la tarde. El anciano se armó con su machete y lanzó, con toda la ira del mundo, el primer filazo a su vecino que lo esquivó; pero luego vino el segundo, el tercero, el cuarto… hasta que la sangre empezó a brotar como un río caudaloso e inundó las calles de tierra del caserío Los Desconsuelos, cantón Platanares, San Miguel.
Pablo Italmir Romero Campos, de 49 años, murió con una mano, el tórax y la cabeza desfigurada. Su asesino -un sexagenario identificado como Alejo Campos González- también quedó tendido en el suelo herido de muerte.
Los vecinos de los duelistas observaron todo. Quedaron horrorizados de la magnitud de la carnicería. Pero más de uno fue capaz de salir del estupor y llamó a la Policía Nacional Civil (PNC) que cuando llegó encontró un cadáver y a un anciano tirado en el suelo. En ese instante los agentes le dieron los primeros auxilios, lo estabilizaron y trasladaron al hospital San Juan de Dios, en San Miguel.
La disputa, dijeron los testigos a la policía, inició por un terreno. Pero no es la primera vez que en Los Desconsuelos arreglan sus diferencias a machete limpio o a balazo. No. El historial negro es tan largo que ya se sabe qué pasará después de una muerte: los familiares del caído cobran la factura a los familiares del sobreviviente. Así se forma un nuevo eslabón de esa pesada cadena de venganzas.