El Salvador
sábado 16 de noviembre de 2024

“Jaime Hill contrató un sicario para asesinar a Villalobos”

por Luis Canizalez


Marvin Galeas no solo aborda la angustia e incertidumbre por la que tuvo que pasar Jaime Hill, quien actualmente es miembro del concejo municipal de San Salvador.

Marvin Galeas es un escritor y periodista que durante la guerra destacó como la voz oficial de la extinta Radio Venceremos. Recientemente publicó su quinto libro titulado “El oligarca rebelde”. Es una novela histórica que narra el secuestro de Jaime Hill, uno de los hombres más poderosos del país en las últimas décadas del siglo XX.

El libro no solo aborda la angustia e incertidumbre por la que tuvo que pasar el empresario mientras estuvo secuestrado por un grupo de guerrilleros, sino que también expone otros temas como “el mito de las catorce familias”.

Galeas asegura que, en esencia, no son catorce, sino doce familias que tenían algunas coincidencias como la comercialización de café. En esos años era el principal producto de exportación que dejaba millonarias ganancias a las élites económicas de El Salvador.

En esta corta entrevista, el también columnista de El Diario de Hoy recuerda algunas escenas de cuando compartió campamento con el principal comandante del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Joaquín Villalobos, en las montañas del departamento de Morazán.

¿Cómo se justifica el título de su reciente  libro?

Jaime Hill era un anticomunista, como todos los demás. Pero a diferencia de otros oligarcas, creía  que una de las forma que no hubiese guerrilla comunista era ceder más. Tenía una conducta que no era igual a la de los otros oligarcas, por eso es que el libro se llama “El oligarca rebelde”.

¿Cuáles son las características del personaje principal de su obra?

Es alguien que nació rico y vivió como rico. Era bastante parrandero. En el libro se cuenta una historia que en Nueva York conoció a una muchacha en un negocio de zapatos. Le dijo que tenía entradas para el teatro y la muchacha aceptó ir.  Y, claro, una empleadita de tienda de Manhattan que conoce a un extranjero millonario que le ofrece recorrer la Costa Oeste, terminó aceptando.  Jaime Hill compra un carro Corvett de 30 mil dólares para hacer el viaje. Ya cuando se despidió de la muchacha, quiso vender el Corvett para recuperar un poco de dinero; pero lo más que le ofrecieron fue 16 mil dólares y mejor se lo terminó regalando a la muchacha.

El secuestro de Jaime Hill plantea una cara no muy conocida en la historia del país, es decir, acá se conoce del sufrimiento por el que también pasaban las élites económicas por la muerte o secuestro de sus familiares producto del conflicto armado.

La guerra es como un tango donde se necesitan siempre dos. Los que se involucran siempre sufren. Tanto el adversario A como el B; eso sin importar si tiene o no tiene dinero. Se ha documentado bastante sobre el horror que significaron las masacres que cometió el ejército con los escuadrones de la muerte. También de los abusos y violaciones a los derechos humanos por los cuerpos de seguridad. De eso se han establecido verdades pero también se han hecho exageraciones. (En cambio), muy poco se ha hablado del sufrimiento que tuvo, por ejemplo, la madre de Mauricio Borgonovo Pohl cuando le secuestraron a su hijo y apareció asesinado adentro de un saco con un balazo en la cabeza. Ella era una madre como la mamá de un soldado o un guerrillero.

¿Cuál es el origen del secuestro del señor Hill?

Desde el inicio de los años setenta hasta el triunfo de la Revolución Sandinista, la guerrilla financió su guerra secuestrando a gente adinerada. Esa era su principal fuente de ingreso. La otra forma era los asaltos a bancos. La guerrilla necesitaba millones para realizar sus operaciones y no recibía dinero de Moscú ni de La Habana. Se calcula que sacaron más de 100 millones de dólares de los secuestros. Algunos murieron porque la familia no tuvo dinero para pagar el rescate. Otros,  como en el caso de Roberto Poma, murió al intentar librarse. Pero el fin último de los guerrilleros nunca fue matar al secuestrado, sino obtener dinero.

¿Cuál era el escenario del secuestro del señor Hill?

Fue un hecho bien complejo. La familia no sabía en qué iba a parar todo. Él estuvo cuatro meses secuestrado y la familia tuvo que hacer un préstamo nacional o internacional; no sé en qué banco lo hicieron, pero fue un préstamo.

¿Cuánto dinero exigían los secuestradores?

No se sabe exactamente la cantidad porque ni él recuerda muy bien, pero anduvo por loa 4 o 5 millones de dólares. En aquella época, en colones, era una gran cantidad de dinero.

 

Foto D1: Salvador Sagastizado

Foto D1: Salvador Sagastizado

Usted relata que el señor Jaime Hill, luego de ser liberado, contrató a un sicario para asesinar a Joaquín Villalobos, quien había participado en el secuestro.

Él sale tremendamente dañado psicológicamente. Hace dos cosas que lo perjudican grandemente: una es contratar al sicario para matar a Joaquín Villalobos y la otra hundirse en las drogas. Claro, no era fácil matar a Joaquín, porque estaba en Morazán y no era tan fácil ubicarlo. Pero, al final, el sicario lo ubicó en México en la época de la negociación (de los Acuerdos de Paz).

¿Es decir que el sicario pasó muchos años buscando a Villalobos?

Es que una de las características de los grandes sicarios es que tienen mucha paciencia. Cuando lo ubicó en México (a Villalobos) preparó todo para matarlo con un fusil de francotirador. Pero necesitaba la autorización del contratante y cobrar la otra parte del dinero. Eran tres pagos: uno inicial, el otro cuando estuviera ubicado y último cuando lo asesinara. Pero dsde el segundo pago ya había pasado mucho tiempo y Jaime Hill había cambiado mucho en su mentalidad.

Usted describe la crisis existencial que sufrió el señor Hill cuando se sumió en las drogas tras el secuestro. Había albergado mucho odio, ¿qué lo hace cambiar de mentalidad?

El entró en una adicción de las drogas muy fuerte. Consumía cocaína. En 1986 logró salir por completo de las drogas y recapacita la operación (el asesinato de Villalobos) ya en el momento final.

¿Hay una llamada telefónica para frenar la operación?  

Bueno, primero se encontraron y hablaron. Después fue una llamada donde plantearon que ya todo estaba listo. Me imagino que hablaban en clave. Pero, al final, frena la operación y el sicario le pide que le pague la otra parte del dinero por haberlo ubicado. Jaime Hill le terminó pagando.

¿El señor Hill acaba perdonando a Villalobos?

Sí. Después de los Acuerdos de Paz, Jaime Hill los invita a su casa a pesar que los secuestradores le hicieron perder parte de su fortuna.

¿Cómo fue ese reencuentro?

Cuando terminó la guerra, la dirección del FMLN hizo algunas giras por San Salvador. Fueron a los medios de comunicación con cierto temor. Una ejecutiva de Canal 12, que era novia de Jaime Hill, le dijo que Villalobos había llegado a una entrevista. Este le dijo que lo saludara de su parte y que le dijera que lo invitaba a comer. Así fue como Joaquín aceptó y llegó con Ana Guadalupe Martínez, pero el día que iba a ir se lo comentó a otros comandantes y terminaron yendo todos.

¿Fueron a cenar a la casa del hombre que ellos habían secuestrado?

Sí, y no solo una vez, sino varias veces. El resto de la gente de la alta sociedad no vio con buenos ojos eso. Fueron retirándole el saludo y también de sus empresas. Pero, además de eso, él hizo una serie de negocios erráticos que lo llevaron a la quiebra hasta quedarse sin su fortuna.

Tengo entendido que usted era la voz oficial de Radio Venceremos.

Sí.

¿Conoció de cerca a Villalobos?

Estuvimos durante 10 años durmiendo en el mismo campamento. La radio siempre estuvo en una parte del puesto de mando. Conocí a Villalobos y, además, era mi amigo. Conversábamos de los Beatles y de Madonna en esos momentos de relajamiento que se daban en la guerra. Pero, cuando fue el secuestro de Jaime Hill yo todavía no estaba adentro.

¿Qué tan cierto es que el coronel Domingo Monterrosa cayó por su obsesión de quitarles el transmisor de la Radio Venceremos?

Monterrosa era el mejor comandante de campo del ejército y Villalobos era el mejor comandante de campo de la guerrilla. La radio Venceremos era un ícono, un símbolo… no era una obsesión de locura, sino una cuestión militar. Esa guerra, como todas las guerras, fue política. Por eso que Monterrosa veía la oportunidad de aniquilar la radio para evitar la posibilidad que se volviera a transmitir.