En la noche de Halloween, en San Salvador, no se vio conductores multados, decomiso de automóviles ni arresto de conductores peligrosos. Y no es que la Policía Nacional Civil (PNC) se haya unido a la celebración, sino que no instalaron retenes de controles vehiculares.
Es sábado 31 de octubre, día en donde muchas personas celebran la fiesta de Halloween. Muchas calles de San Salvador no parecen de fiesta. Se ven solas, oscuras, unos cuantos carros circulan en la ciudad. Parece ser un sábado tranquilo.
Es día de excesos, fiestas, bailes, diversión. Y podría haber muchos accidentes de tránsito en las calles de San Salvador, pero no hay nadie que las vigile. Los controles antidoping se suspendieron porque al parecer el personal policial tenía órdenes de participar en el plan de seguridad en los cementerios. Los agentes tenían que estar a partir de la cinco de la mañana en los cementerios.
En el bulevar Los Héroes el panorama lucía tranquilo. Un par de parejas discutiendo en la calle era lo único fuera de lo común que se podía observar. Luego de eso todo estaba desolado, únicamente los taxistas estaban todavía de pie esperando ganar algo de dinero en este día que se supone iba a ser bueno de para ellos.
Escuchamos a un agente decir que tal vez en la carretera hacia Santa Tecla se instalaría un control antidoping. En el trayecto del bulevar Los Héroes hacia Santa Tecla solo se veían las tradicionales trabajadores del sexo y algunos hombres ebrios buscando sus servicios.
En la carretera Panamericana, a la altura de un centro comercial jurisdicción de Antiguo Cuscatlán, tampoco hubo controles vehiculares.
Al otro costado, en la avenida Jerusalén, siempre en los alrededores del centro comercial, había más algarabía. Muchos jóvenes hacían cola en sus vehículos para entrar al centro comercial, donde les esperaba la diversión por la celebración de Halloween.
La calle Chiltiupán de Ciudad Merliot también parecía un poco desolada. Daba la impresión que quizá nadie decidió salir.
Pero sobre la carretera Panamericana, en la entrada a Santa Tecla, todo era diferente. El ambiente era otro. Largas colas de vehículos ingresando a los alrededores de El Paseo El Carmen. Música, risas, gente caminando por la calle despreocupados era lo que más se podía ver.
Ahí sí se respiraba fiesta. Muchos jóvenes incluso lucían disfraces. Y sobresalían los de enfermeras, policías, monjas y superhéroes. Personal de los bares invitaban a los transeúntes a ingresar. Y ofrecían las ofertas etílicas de la noche de brujas.
Aunque los motivos de la PNC para no instalar retenes antidoping fueron disponer de más elementos policiales para resguardar los cementerios a partir de este sábado por la mañana, para muchos esa acción fue un verdadero regalado de la corporación policial a los conductores ebrios.