El día que capturaron a Socorro Mancía y Patricia Guerrero, la Policía les encontró varios billetes de lotería, más de mil dólares en efectivo, joyas, teléfonos celulares y una bolsa transparente donde tenían más de cien billetes de quetzales. Era 11 de septiembre de 2014.
Para esa fecha, la Policía Nacional Civil (PNC) tenía registradas varias denuncias en contra de ambas mujeres por el delito de estafa. Las víctimas habían manifestado que las “estafadoras” tenían distintas modalidades de operar.
Una de ellas se encargaba de hacer paquetes de dinero y los depositaba en una bolsa transparente; pero solo el primero y el último eran dólares, el resto eran quetzales. Luego se iban a lugares estratégicos: paradas de buses y afuera de agencias bancarias.
De repente, le pedían a cualquier persona que les ayudara a realizar un depósito de dinero. Argumentaban que no sabían leer o que no contaban con el documento de identidad. A cambio, las mujeres les pedían a sus víctimas que dejaran alguna pertenencia para garantizar que no se llevarían el dinero.
Cuando las personas que aceptaban ayudarles ingresaban al banco, Mancía y Guerrero se retiraban con las pertenencias. En muchas ocasiones eran carteras, joyas y teléfonos celulares.
Otra de las modalidades de estafa, la más recurrente que utilizaban según las denuncias, era con los billetes de lotería. En estos casos, le decían a cualquier persona que se habían ganado un premio, pero que no podían cambiarlo por falta del DUI (Documento Único de Identidad).
Ofrecían un porcentaje del dinero a quien aceptara realizar la transacción. También pedían pertenencias como garantía. Pero cuando las víctimas regresaban, sin ningún dinero porque los billetes no estaban premiados, las dos mujeres ya habían escapado.
Días después de su captura, las mujeres quedaron en libertad y regresaron a las calles del país. Siguieron estafando a más gente.
El dinero y las joyas de la señora García
Eran las diez de la mañana del 15 de febrero de 2015. La señora Isabel García se encontraba en una parada de buses del bulevar Los Héroes de San Salvador, a un costado de un reconocido centro comercial.
De pronto, se le acercó una mujer de avanzada edad, complexión física robusta, piel morena y cabello negro con algunas canas. Era de aproximadamente unos 60 años de edad y andaba con un vestido floreado.
Le manifestó que recién se había bajado de un bus, que venía de Cojutepeque. Aseguró tener un poco de miedo porque cargaba un vigésimo de la Lotería y había consultado con un billetero y este le había asegurado que estaba premiado.
De repente se acercó otra mujer de piel blanca y cabello castaño. Vestía una blusa rayada y falda azul oscura. La señora morena le preguntó que si ella sabía donde cambiar el billete de lotería. Esta le respondió que si no tenía desconfianza le podía averiguar en la agencia más cercana.
La mujer de piel morena le entregó el billete y se quedó platicando con la señora García. Le confesó que andaba otros billetes, pero que aún no estaba segura si en verdad estaban premiados. La otra mujer tardó algún tiempo para regresar.
Cuando volvió, les dijo que se había tardado porque había logrado cambiar el billete de lotería. Mostró una bolsa transparente con billetes de a dólar envueltos en papel bond. La señora, supuesta dueña del premio, contó el dinero y dijo que todo estaba bien.
En ese momento, la mujer sacó otros billetes de lotería y se los ofreció a la señora García. Esta le dijo que no andaba dinero para comprárselos, pero que en la casa tenía unos ahorros.
Las tres mujeres abordaron un taxi y se dirigieron a la casa de la señora García. En el trayecto la mujer morena entregó los dos billetes de lotería. Cada uno estaba, supuestamente, premiado con 5 mil dólares.
Al llegar a la casa, la señora García les entregó 3 mil dólares en efectivo, un anillo de oro de 18 quilates, otro anillo con tres diamantes, tres pares de argollas grandes, un par de aretes, un anillo de compromiso y otro con una piedra negra, una cadena de eslabones y otra con bolitas blancas. Todas las joyas eran de oro y hacían un valor de 1,500 dólares.
Las prendas quedarían como garantía hasta que la señora García cambiara los billetes. Acordaron que la devolución de las joyas se haría al siguiente día en la Terminal de Oriente.
Una hora después que las dos mujeres se habían ido, la señora García fue a la agencia de la Lotería ubicada en la Alameda Roosvelt. Cuando presentó los billetes, la persona que la atendió le dijo que los billetes no tenían ningún premio y que la habían estafado.
Por miedo a represalias, porque las mujeres conocían su casa, la señora García no interpuso ninguna denuncia formal. El pasado 25 de abril, se enteró que habían detenido a dos mujeres en Sonsonate. Eran las mismas que la habían estafado.
El pasado 4 de septiembre, el Juzgado Sexto de Paz de San Salvador ordenó la instrucción con detención contra de Socorro Mancía, de 61 años, y Patricia Marlene Guerrero, de 44 años, acusadas por el delito de estafa.
No obstante, ese no es el único proceso judicial en contra de ellas. Ambas tienen otras acusaciones penales por el mismo delito.