Las aguas del Océano Pacífico han sufrido un calentamiento: las lluvias comenzaron tarde y los periodos sin tormentas se han prolongado. Son cuatro años secos consecutivos los que El Salvador ha venido resistiendo y esto, como la misma ministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), Lina Pohl, lo describe es cambio climático: “No me gusta llamarle sequía, no deberíamos llamarle sequía. Estamos viviendo una nueva era”.
El Salvador está viendo pasar frente a él, como muchos otros países, los estragos que está dejando El Niño, un Niño con grado de “severo” por el aumento en de las temperaturas del Pacífico.
A inicios de 2015 se proyectaba semanas en las que habría presencia de canículas, días sin lluvia, que podrían ser los primeros efectos de la entrada de El Niño; sin embargo, a solo tres meses de terminar el año, el MARN puede declarar que mayo, junio y julio han sido el trimestre más seco de la historia.
La probabilidad de que el fenómeno continúe hasta marzo de 2016 es de un 90 %. Pero su mayor intensidad se presentará entre octubre de 2015 y enero de 2016, según alertó este lunes la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Durante el trimestre más seco de la historia, los lugares donde suele llover, como Ahuachapán, no tuvo lo que generalmente se espera. Llovió, sí, pero no lo suficiente para el tipo de cultivo que produce la zona-. La peor parte se la llevaron aquellas tierras que se caracterizan por retener poca agua, como San Miguel, donde 3 milímetros de lluvia fue lo acumulado en todo agosto.
Hay baja en los caudales (de hasta un 8 % y un 12%), las cosechas se han visto afectadas, la falta de lluvias en las presas Cerrón Grande y el Guajoyo es evidente. Aunque los niveles de agua en las hidroeléctricas no son los que en años anteriores se tenían, la funcionaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales asegura que esto no se ha traducido en un aumento de la energía eléctrica por que “hay un trabajo oportuno de la CEL en sus descargas, que lo ha hecho desde el inicio del invierno. Incluso, a inicio del año, previendo que habría este fenómeno”.
“32 días secos no los aguanta nadie”, reafirma Pohl.
Los planes de contingencia ante sequía
Pensar en cómo se podrá salir victorioso –o quizá no tan golpeado- de una época de calor extremo y sequía es complicado cuando no se tienen los recursos en abundancia para lanzar planes de contingencia.
El MARN tiene un Plan Nacional Hídrico para contrarrestar los efectos, pero ponerlo en marcha en un 100 % no es posible, explica la ministra, si no se tiene primero una Ley General de Aguas. Los cánones por el uso del agua deberían existir. Así lo explica Pohl: “El agua debe ser muy barata para todos, pero el desperdicio debe ser muy caro. Y debe penalizarse”.
En el Plan Nacional Hídrico se tienen trazados cuáles son los problemas, cuáles son las zonas prioritarias, los actores que deben estar en involucrados, los reservorios y plantas de tratamiento que deben de ser aplicados, y los lugares donde hay déficit de agua para implementar distritos de riegue. En la agricultura, por ejemplo, las presas deberán a ser “multipropósitos”, utilizadas para sistemas de riego. Para Lina Pohl “la sequía solo se combate con agua”.
A esto se suma algunas acciones como el cambio en la enseñanza de la Escuela Nacional de Agricultura para que les muestre a los agricultores las nuevas prácticas para afrontar la sequía.
Pero falta más. Aunque el Gobierno asegura que ha elaborado presupuestos especiales para entregar semillas y llevar comida a comunidades que han perdido sus cosechas, no se puede enfrentar el cambio climático si no se dejan de quemar las tierras.
El cambio climático generará situaciones o eventos nunca antes vistos. La OMM pronostica que la zona centro-este del Pacífico podría alcanzar los 2.0 °C por encima de la media entre octubre y diciembre.
“Debemos reforestar, conservar el suelo y cambiar las prácticas agrícolas”, reitera Pohl. Lo más inmediato, a lo que llama la funcionaria, es a reforestar la mitad del país.
El proyecto denominado “Desafío Bond” pretende sembrar árboles en el corredor seco, con mayor necesidad en oriente y el extremo occidental de El Salvador. Ahuachapán sur es prioridad.