El Salvador
martes 26 de noviembre de 2024

Doctor Alejandro Guidos: «La señora Casanellas también dijo que yo vendí al niño, y apareció»

por Luis Canizalez


El doctor que atendió el parto de la señora Cushwort Casanellas reitera que jamás robó ni intercambió a los bebés. Dice sentirse sin el respaldo del hospital para el que labora y continúa esperanzado que el caso penal se resuelva a su favor.

El doctor Alejandro Guidos aún respira temor. Le cuesta digerir que los días recién pasados no fueron una horrible pesadilla. Todo es verdad. Su nombre está manchado como el de un delincuente, dice. Y el prestigio que había construido está hecho polvo.

El pasado cuatro de septiembre recibió una llamada telefónica. Era una de las asistentes del hospital para el que todavía trabaja. Le informó que un grupo de policías y fiscales estaban preguntando por él. En ese momento no tuvo idea para qué lo buscaban.

Al llegar a la clínica se encontró con una orden de allanamiento en su oficina. Los oficiales le dijeron que estaba acusado por el robo de un recién nacido. Le instaron para que colaborara con las autoridades. Luego fue esposado y llevado a una bartolina policial. Al día siguiente fue acusado por el delito de suplantación y alteración del estado familiar.

La otra parte de la historia ya es conocida. Una madre denuncia ante autoridades fiscales que su bebé fue cambiado en el hospital donde atendieron su parto. El niño que ha cuidado durante tres meses no es el suyo. El caso trasciende a la prensa y la noticia llega a la opinión pública. Nada nuevo.

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El consultorio del doctor Guidos está a pocos metros de la entrada principal del hospital Ginecológico de San Salvador. Las paredes de la recepción están adornadas con pinturas de pájaros. La oficina es reducida y poco amueblada: una librera, cuatro sillas y un escritorio atestado de papeles.

Han pasado diecisiete días desde que abandonó la celda donde estuvo encerrado durante seis días. La jueza que tuvo a cargo el caso le otorgó medidas sustitutivas a la detención. Y, por ahora, no puede salir del país y tiene que acudir cada quince días al Juzgado Quinto de Instrucción de la capital.

Este miércoles, a las diez de la mañana y acompañado de su abogada,  el doctor Guidos habló con Diario1.com sobre su caso. Es especialista en ginecología. Tiene 39 años de edad. Comenzó a trabajar en el hospital Ginecológico a finales de 2008. En sus palabras aún se percibe cierta desconfianza. Es conciso al hablar.

¿Cómo han sido estos días luego que recuperó la libertad?

Siempre hay una paranoia. Uno vive pensando que por cualquier cosa me pueden quitar las medidas sustitutivas. En segundo lugar, hay que esperar cómo reaccionan las pacientes.

¿Imagino que ha salido afectado en su trabajo?

Claro. Nuevas pacientes no he visto. Pero con las que ya tenía no hay ningún problema. Ellas han seguido el tratamiento. Incluso, algunas me fueron a recibir cuando salí de prisión. Pero mi imagen ha sido afectada. La gente ha de decir: “No voy donde ese doctor porque cambia, vende o trafica órganos de niños”. Y eso es algo que no es cierto.

Los abogados querellantes expusieron durante la audiencia que usted le había insistido a la señora Mercedes Soto Casanellas que su hijo iba ser de piel morena ¿Eso es así?

No. Es que eso ni siquiera se puede asegurar. A las pacientes solo se les explica qué es la mezcla de genes. La probabilidad que sea pelo blanco, pelo rojo u ojos azules es un azar. No se puede asegurar tajantemente las características del niño.

La señora Casanellas también reiteró que durante todo el control del embarazo usted había insistido que su bebé iba a ser moreno.

La señora Casanellas también dijo que yo vendí al niño, y apareció.

Otro de los puntos que señalaron los abogados fue la irregularidad en la entrega de los plantares. ¿Por qué entregaron dos certificados de nacimiento?

 Lo que pasó con ella es que como no les gusta el apellido Soto, entonces regresaron a pedir el cambio de plantares. Y como yo no los hago, los mandé a la administración, con las enfermeras, para que los repitieran con su respectivo documento. Ellas lo volvieron hacer y yo lo volví a firmar.

 A ver, ¿está diciendo que la única diferencia en los plantares era el apellido?

Sí.

Si enumera por pasos, ¿cuál fue su trabajo en el parto de la señora Casanellas?

La cesárea se realizó porque ella dilató todo lo que tenía que dilatar, pero el niño no descendió porque tenía un circular de cordón alrededor del cuello. Y como (el bebé) no bajaba, le expliqué a la señora que lo más prudente era hacer una cesárea. Ella aceptó. Mi trabajo con el niño fue solo sacarlo. Después se los entregué a las enfermeras y lo llevaron a nursería. No tuve tiempo de ver qué color era. El brazalete se lo pone el pediatra. Yo me quedé en la sala con la paciente.

Usted y sus abogados han denunciado que las autoridades policiales y fiscales violentaron sus garantías constitucionales. ¿Qué fue lo que pasó el día que lo capturaron?  

A mí no me preguntaron nada, me vinieron a traer de un solo. Yo no estaba en la clínica, había salido cuando me llamaron que la Fiscalía traía un requerimiento para allanar la oficina. Traté de explicarles que cómo me iba a robar a un niño, que para eso debí haber estado de acuerdo con los demás colegas. A todos deberían investigarnos, le dije al oficial. “Es que usted tiene que colaborar y decirnos dónde está el niño, si es que todavía está vivo”, me dijo. Hasta me insinuó que me iban a dar diez años de prisión. Incluso, uno de los agentes me enseñaba la pistola. De ahí me arrestaron y me llevaron a la bartolina.

¿Cómo fueron esos seis días que estuvo en prisión?

Imagínese. Estuve en la bartolina de tránsito. Es un lugar pequeño y hacinado.

¿Qué le decían sus compañeros de celda?

Me preguntaron que por qué me habían llevado. Les expliqué y me dijeron que no entendían por qué  me tenían ahí.

La familia Cushwort Casanellas ha criticado que ni usted ni el hospital se han acercado a ellos para tratar de resarcir, de alguna manera, el daño. ¿Cómo lo ve?

Y yo cómo me voy a acercar a alguien que me está acusando por algo que no he hecho. No sé qué quieren. ¿Que me disculpe?, pero por qué, si yo no tengo nada que ver.

¿Y el hospital?

La junta directiva no se ha acercado a mí en ningún momento, por más que hayan publicado que me ofrecen su apoyo. Primero dijeron que era imposible que eso ocurriera aquí, después inventaron que me iban a dar el apoyo. Pero hasta el momento no he sabido de ellos, no se han acercado.

¿Lo han dejado solo?

Claro. Estoy  solo con mi familia y mi gremio que se han unido. El papel aguanta con todo, pero ellos nunca han venido aquí, ni me han citado a las juntas directivas.

¿Piensa que el cambio de los bebés se hizo afuera?

Es una posibilidad y una duda razonable.

¿Qué piensa hacer?

Hay que volver a forjar la carrera. La tormenta todavía no ha terminado.

Doctor Alejandro Guidos junto a su abogada, Karen Carranza.  Foto D1. Salvador

Doctor Alejandro Guidos junto a su abogada, Karen Carranza. Foto D1. Salvador