El Salvador
lunes 25 de noviembre de 2024

Del infierno al paraíso: El profesor Salvador no violó a estudiante

por Luis Canizalez


El profesor David Ulises Salvador fue acusado en 2013 de violar a una alumna. Pasó 14 meses en prisión injustamente. Hace dos semanas recibió la resolución de una Cámara de lo Penal que ratifica su inocencia.

Desde hace catorce días, el profesor David Ulises Salvador respira aires de libertad. Atrás quedaron las personas que lo acusaron injustamente,  los barrotes de la cárcel y las salas de audiencias, los  fiscales y  jueces que lo enviaron a prisión. Atrás quedó el infierno.

Ahora camina con el rostro de frente, como siempre lo hizo, por las calles de su pequeña ciudad.  Su única arma es la convicción de saberse inocente. Y por las dudas, lleva bajo su brazo la carta de libertad extendida por un tribunal de justicia.

Nada es como antes. Aún existen miradas de prejuicio y desconfianza. Algún murmullo malicioso. Pero nada de eso importa ya. Lo mejor es saber que sus amigos, sus verdaderos amigos, confían en él. Y que su esposa e hijos jamás dudaron de su inocencia. Todos ellos saben que nunca tocó, ni abusó, ni violó a nadie.

Han pasado casi dos meses desde la última vez que nos recibió en su casa. En esa ocasión tenía el rostro más rígido y sonreía menos. Mil preocupaciones invadían su cabeza. A pesar que había recuperado la libertad, luego de pasar 14 meses encerrado arbitrariamente en una prisión, su mirada no era de optimismo. Estaba triste.

En esos días, su atención estaba concentrada en los magistrados de Cámara que tenían a cargo su expediente judicial. Su vida pendía de la resolución que esos jueces emitieran.  Su único anhelo era volver a trabajar y  regresar a la escuela que dirigía antes.

Su vida estaba cargada de incertidumbres. Había salido de prisión para entrar a otro encierro: al de su casa. Ahí ha pasado desde que dejó la cárcel,  desempleado y endeudado,  con una amenaza de embargo de su vivienda. Los gastos del proceso penal lo dejaron en bancarrota.

El pasado uno de septiembre le llegó la noticia que tanto había esperado. La Cámara Tercera de lo Penal de San Vicente ratificó la sentencia absolutoria emitida, en octubre de 2014, por un juez del Tribunal de Sentencia de Zacatecoluca. Era lo que necesitaba para reconstruir su vida.

El pasado miércoles, uno de sus amigos llamó a la redacción del periódico para informar que una Cámara había ratificado la sentencia a favor del profesor Ulises Salvador. Y el sábado por la tarde, el docente volvió a abrirnos la puerta de su casa. Estaba menos tenso.

En sus manos tenía un documento, que recién había recibido, con otra buena noticia: la Junta de la Carrera Docente del Ministerio de Educación ha ordenado su restitución. Y además, ordena cancelar todos los salarios que dejó de recibir desde el día que lo capturaron. Ahora ya puede volver impartir clases y pagar las interminables deudas.

La casa del profesor es una casa como cualquier otra. Tiene puertas, ventanas y habitaciones. Quizá la única diferencia con las demás es el extenso patio trasero. Los árboles hacen que el ambiente imprima cierta frescura. Está ubicada en una colonia del municipio de Olocuilta, departamento de La Paz.

Ahí, en el patio, Ulises Salvador recordará una vez más su infierno. Todo lo que tuvo que pasar en el encierro, lejos de su esposa y sus tres hijos. Por instantes, su mandíbula se tensa, aprieta los dientes, y suelta frases melancólicas.  Es un hombre de mediana estatura, de piel morena y cabello grisáceo. Tiene 44 años de edad.

Antes de salir de su casa, el profesor dirá algo que ha repetido durante toda la conversación. “Aunque nadie me lo crea, no guardo ningún rencor contra nadie”. Luego recordará algunas cosas más: “Leí todos los comentarios de la nota que hizo (Encerrado 420 días en el infierno) y en algunos me sugerían que demande a los fiscales. Pero eso, según me han dicho algunos amigos, no es posible”.

–  ¿Y a las personas que lo acusaron injustamente no ha pensado demandarlas?, le pregunto.

–   (Medita su respuesta por un instante y luego responde sin ninguna vacilación). Ni cuando estaba en la cárcel lo pensé. Y ahora… ahora menos.

Resolución de Cámara de lo Penal que ratifica su inocencia.

Resolución de Cámara de lo Penal que ratifica su inocencia.