Paolo Lüers es un alemán, nacionalizado salvadoreño, que defendió el proceso de tregua. Fue uno de los principales actores en la mediación entre pandillas, en marzo de 2012, para reducir los crímenes en el país.
Tres años después, con la tregua rota y con un pico de 40 diarios, considera que aún se puede rescatar algo de esa estrategia que sirvió para “apagar mechas”. Está convencido que es la alternativa más inmediata para frenar la vorágine que se ha desatado en El Salvador.
Sobre la reciente sentencia de la Sala de lo Constitucional, el también columnista de El Diario de Hoy asegura que los magistrados que la firmaron “se pasaron” y que es “atrevido” asumir que 60 mil salvadoreños son terroristas.
En su último artículo decía que de la noche a la mañana El Salvador se había convertido en el país con más terroristas del mundo. Nos da la impresión que está en desacuerdo con la resolución de la Sala de lo Constitucional que declara terrorista a las pandillas.
En primera instancia no es de estar de acuerdo o no, sino de entender lo que realmente significa… Yo me asusté cuando vi en los términos que lo pusieron. Teníamos una ley antiterrorista que no clasificaba a todos los miembros de la pandilla como terroristas, si no como organización que comete actos terroristas. Eso es una gran diferencia, porque el juez tiene que determinar un acto de terrorismo. Con esta resolución, la Sala da un gigantesco paso adelante. Cualquiera que es miembro de una pandilla, ya no le tienen que comprobar si participó en algo, sino la pandilla como tal es terrorista y cualquiera de sus miembros es corresponsable de todo acto que cometen.
Lo leemos de sus palabras. Está diciendo que esta argumentación de la Sala es excesiva.
Para mí es excesiva. Para comenzar, no sabemos cómo se va a aplicar.
¿Le parece injusto clasificar a toda la gente que se relaciona con las pandillas como terroristas?
No sé si es justo; creo que mete al sistema judicial en un gran huevo. No creo que el sistema judicial tenga la capacidad de aplicar esta sentencia a todos los miembros de las pandillas. ¿Cómo vas a acusar a 40 mil personas de pertenecer y ser corresponsable de actos terroristas? Y en última instancia, a dónde los van a dejar. Si tenemos ya un sistema penitenciario que está absolutamente rebalsado. Tenemos más presos aquí que en Guatemala y Honduras juntos.
¿O sea que para llevar a la práctica la sentencia de la Sala es complicado?
Es que no se va a poder aplicar a todo el mundo. Es imposible físicamente. Cualquier ley que no se pueda aplicar parejamente para todos deja un espacio muy peligroso para decisiones individuales que pueden ser viciadas de la Policía, jueces y fiscales. (Lüers pone de ejemplo que la quema de un micro bus en Mejicanos con gene adentro es un acto terrorista. Enfatiza que ese hecho se registró en Mejicanos, pero señala que con esta resolución se puede incriminar a un pandillero que vive en Quezaltepeque en el mismo acto por el simple hecho de pertenecer a la misma estructura). Es una erosión al Estado de Derecho cuando se comienza a condenar a gente sin haberle comprobado la comisión de un delito concreto.
Hay mucha gente que le aplaude a la Sala porque con ciertas sentencias ha alentado a fortalecer el Estado de Derecho, pero…
Así como yo los conozco no creo que lo hayan hecho con la intención de causar una erosión al Estado de Derecho. Yo no he discutido con ellos, me gustaría hacerlo, pero creo que se han pasado en su afán de ayudar al sistema judicial a lidiar con esto. Creo que en la base es un desconocimiento de lo que son las pandillas, cómo están organizadas y cuáles son los diferentes eslabones que tienen. Asumir que 60 mil gentes están de acuerdo y conspirando en hacer actos terroristas es una cosa muy atrevida. Creo que se pasaron.
A los ex presidentes Francisco Flores y Antonio Saca se les criticó el manodurismo. En el gobierno del presidente Mauricio Funes se propició cierto diálogo que fue muy cuestionado. Ahorita estamos en una época en que la violencia se ha intensificado, ¿se puede dialogar realmente con las pandillas?
Yo creo que sí. Y dialogar con las pandillas no requiere y no implica necesariamente hacer concesiones que sean contra la ley.
¿Usted cree que en la tregua de 2012 no existieron concesiones que reñían con la ley?
Dime una.
Hubo muchas cosas raras. Por ejemplo, trasladar a los líderes históricos de pandillas a cárceles más laxas.
Es que tienes que leer la ley. La ley dice que el régimen especial de Zacatraz hay que aplicarlo cierto porcentaje de la condena. Si alguien tiene una condena de 30 años puede pasar ahí tres años. Todos los que fueron trasladados ya estaban aptos por la ley para salir de ahí. ¿Qué otras concesiones hubo?, les devolvieron el derecho de ver a sus hijos.
Sí, y a cambio ellos prometieron no seguir matando. Pero hay evidencias, y existen hasta procesos judiciales, que algunos de esos líderes mientras estuvieron en penales más flexibles continuaron ordenando extorsiones y hasta homicidios.
¿Y por qué fueron trasladados?, porque se habían declarado dispuestos de usar su mando en cada una de sus pandillas para aplicar la tregua. No era más que un acuerdo de dejar de matarse mutuamente. Y esto tenía implicaciones de cómo hacerlo. Desde Zacatecoluca no lo podían hacer. Estando en otros penales retomaron el mando y la consecuencia fue que durante 15 meses la tasa de homicidios bajó de 14 a 5 diarios.
Y también en ese tiempo hubo un promedio de 6 desaparecidos diarios…
Pero esos son los datos de Medicina Legal que no son verificables. Ellos lo que hacen es apuntar a cualquiera que reportan como desaparecido, pero la lista no es depurada.
Supongamos que usted les está proponiendo a los familiares de las víctimas que la única forma de frenar la violencia es el diálogo con pandillas. ¿Cómo se los explicaría a ellos?
Es muy fácil. Y eso no es una cosa hipotética. Yo he hablado con mucha gente que ha perdido gente en esos desvergues. La pregunta que vos les haces es, ¿qué es lo que quieren?, ¿quieren que esto pare, o que muera más gente?, ¿o quieren lo que tenemos ahorita, más de 40 muertos diarios? Lo que quiere una madre que ha perdido un hijo es que se haga justicia en su caso, y tiene todo el derecho de pedirla. Segundo que el Estado le asista de alguna manera; y tercero, que no le maten al otro hijo.
Hay quienes dicen que la tregua tuvo efectos contraproducentes, que las pandillas se fortalecieron y ahora se están viendo algunos de esos efectos.
Yo te puedo decir exactamente lo contrario: lo que vemos ahorita es resultado de haber roto la tregua.
También hay investigaciones judiciales donde algunos de estos líderes pedían invertir en armas, previendo que la tregua se iba a romper en cualquier momento.
Pero eso apoya más la tesis mía de que el hecho que se rompiera la tregua desencadenó una dinámica diferente. ¿Cuántos policías muertos hubo en esa época de la tregua? Uno, solo uno. Y hoy tenemos más de 40 solo en este año.
El delito de extorsión nunca reportó bajas en ese período.
Eso es difícil de medir.
Asumamos que hay tregua. ¿En el fondo no percibe que hay un intento de chantaje de las pandillas?
Siempre hay un elemento de chantaje a la sociedad y al Estado. Es obvio. Pero el mecanismo principal no es este. El mecanismo principal es que se volvió a activar una cadena interminable de asesinatos. ¿Qué es lo que realmente hicimos durante ese tiempo de la tregua? Lo que se resume como mediación… En el mundo de las pandillas la ley principal es que cualquier problema se resuelve matando. Yo lo vi en muchas discusiones con ellos. Y se logró apagar fuegos por la intervención de un montón de gente.
¿Qué más se puede dialogar con las pandillas a parte de los homicidios?
Esto de apagar mechas no resuelve el problema. Esto es como la fumigación contra el dengue. Lo bajas, pero no lo erradicas. La fumigación es importante. Esa es la mediación. Y también lo importante es generar una discusión de cómo se puede salir de este huevo a largo plazo. Ahí entra la reinserción, la situación de la familia en las comunidades y los barrios. Esto es lo que el Gobierno nunca hizo. Funes solo estaba interesado en tener una estadística para poder decir que él había bajado los homicidios. Pero nunca puso nada sobre la mesa. Todas las promesas que les hizo a los alcaldes fue paja. Eso causó una crisis relativamente fuerte que nos costó convencer a los pandilleros. Y la paciencia no es precisamente una virtud de ellos. Son muy impacientes e impulsivos, y se sienten traicionados muy rápidamente cuando ven que algo que iba a pasar no pasa. Y cuando regresaron a los líderes a Zacatecoluca, aislaron a las personas que más accesibles son para el razonamiento. Dejaron a la gente que son menos racionales, por ser más jóvenes o con menos experiencia. Lo que crea el Estado, al romper esto, y además de echarles todo encima, incluyendo ejecuciones palomas, es una contra reacción.
En un escenario donde hay hasta 51 muertos diarios, ¿puede hablarse de diálogo?
No, en este momento no. Hay que crear condiciones para eso. Es difícil, pero no imposible. Yo creo que sí se puede convencer a pandilleros para que dejen de matar policías. Y a cambio, que la policía actúe conforme a la ley y deje de crear bajas intencionalmente.
Volviendo a la sentencia de la Sala. Se dice que que algunos de los mediadores han hecho, en cierto momento, apología del delito. Y por ejemplo le leo una frase muy cuestionada que Raúl Mijango dijo en una entrevista con AFP (Agence France Presse): “Si en algún momento las pandillas toman consciencia que su principal enemigo es el Estado, la guerra entre ellos va ir pasando a un segundo plano”.
¿Pero qué palabra de eso es apología?, lo que él está haciendo es un análisis. Apología del delito es legitimar una acción delictiva. Ese análisis cualquiera lo puede hacer. Yo te puedo hacer ese análisis. Si como Estado les declarás la guerra, y esas declaraciones que ahora da el ministro y el presidente (Salvador Sánchez Cerén) es una declaración de guerra… y de hecho es una guerra, tiran balas y muere gente. Es lógico que ellos, ante esta situación, piensen que su enemigo principal no es la otra pandilla, sino el Estado. Es que no podés confundir un análisis con apología.
¿No es justificación?
¿Y por qué es justificación? Yo puedo escribir un artículo y decir las causas que puede tener la estrategia militar de los Estados Unidos contra ISIS, y que si lo hace mal va a suceder tal cosa. ¿Eso es apología de ISIS?, no.
Pero hay gente que lo ha leído así.
Donde hay apología todos los días es en la gente que opina en medios aplaudiendo acciones de sombra negra. Esa es apología. Yo nunca aplaudo ninguna acción de los pandilleros. Y nunca lo voy hacer.
¿Nunca ha cruzado esa línea?
Y cómo lo voy hacer. Si la intención de la tregua era bajar el nivel de conflicto.
Por sus opiniones, ¿ha recibido alguna amenaza?
Claro. Pero no las tomo en serio.
¿De dónde vienen esas amenazas?
Principalmente en redes sociales. De repente alguien comenta “ya te van a matar a vos también”. Esas son amenazas, pero yo no las tomo en serio. Por eso no voy a ir a la Fiscalía a denunciar a alguien. Las redes sociales tienen una función de una válvula de escape. La gente expresa sus emociones y ya no van a tener que venir aquí a tirarme una piedra. Es hasta positivo. Entonces, hay que me insulten y me amenacen en Facebook. Eso no hace daño.