Todos los miembros del Consejo Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana aprobaron este miércoles ,por decisión unánime, darle un rotundo “no” al diálogo que los líderes de las principales pandillas de El Salvador, la Barrio 18 y la Mara Salvatrucha, vienen pidiendo desde hace años para cesar la violencia.
En una sesión ordinaria del Consejo, las autoridades del ministerio de Justicia y Seguridad Pública le dieron explicaciones al cuerpo diplomático salvadoreño sobre la reciente situación de crisis provocada por el paro al transporte colectivo a raíz del acoso y asesinato de transportistas por parte de las pandillas. En esta misma reunión, el Consejo en pleno acordó crear redactar un documento en que plantearán la postura “oficial” de todos los sectores ahí representados ante los recientes actos cometidos por pandilleros, calificados como “terroristas”.
Luego de más de tres horas de discusión, los miembros del Consejo terminaron el borrador final del documento cerca de las 7:00 de la noche, en donde, según el comisionado Presidencial para la Seguridad Ciudadana, Hato Hasbún, “se plantea la postura clara y precisa del consejo de no diálogo con pandillas”.
Esta postura es también respaldada por el fiscal general de la República, Luis Martínez, quien además de ser también miembro del Consejo, se ha posicionado como un férreo crítico de todo lo que se pueda considerar como diálogo con las pandillas, a quienes no duda en llamar “terroristas”. “No tendremos ningún diálogo, ninguna negociación con criminales terroristas. Los estados fuertes jamás negocian ni dialogan con criminales”, enfatizó el fiscal.
Las autoridades también aseguran que la petición de un diálogo o negociación es lo que motivó la reciente ofensiva que las pandillas han impulsado en los últimos meses, cuyas manifestaciones más bélicas han sido el asesinato de policías y soldados, los constantes ataques contra puestos policiales, y por último el paro casi generalizado de las rutas de transporte colectivo que movilizan a miles de personas en el área metropolitana de San Salvador, acto que provocó un caos vial durante tres días sin que el Estado, incluso desplegando al Ejército y a todo el cuerpo policial en las calles, pudiera pararlo hasta el cuarto día, tal como las pandillas lo habían anunciado desde un principio.
Sin embargo, tanto las autoridades como los diferentes sectores representados en el Consejo han puesto pie juntillas para decir “no” al diálogo con los líderes de estas estructuras.
Incluso el arsobizpo auxiliar de San Salvador, monseñor Gregorio Rosa Chávez, quien se han convertido en uno de los principales promotores de que la solución a la violencia en El Salvador se podrá lograr únicamente a través del diálogo con todos los sectores de la sociedad, incluyendo a las pandillas, aseguró que el Consejo contó con su aprobación para cerrar las puertas a los líderes de estructuras criminales.
“Hay una postura oficial de no diálogo con las pandillas por ser grupos fuera de la ley, ese es un consenso unánime que va a aparecer en el documento que se publicará mañana. Esto último es una conclusión contundente de todo el Consejo”, señaló el religioso.
Sin embargo, monseñor dejó abierta una única posibilidad para el diálogo con las pandillas: la iglesia. “Para nosotros todos son ovejas. Un pastor no puede rechazar a nadie y está claro que a nivel de las bases hay una apertura a ese diálogo para cualquier persona que esté en ese campo y que quiera rectificar”, enfatizó el jerarca de la iglesia católica.
Rosa Chávez además aseguró que la iglesia por su parte está elaborando un planteamiento escrito que dará a conocer el sábado en donde plantean su postura de sí al diálogo con las bases de las pandillas.
“La iglesia también se reunió durante tres días, ayer terminamos, y llegamos al consenso de que todos son ovejas y a ninguno se le rechaza”, finalizó el arzobispo.
Recientemente los ranfleros (líderes) de las principales pandillas emitieron un comunicado supuestamente dirigido al Consejo en el que se le pide nuevamente la inclusión de ellos en el “diálogo nacional para la búsqueda de la paz social en el país”, algo que también ha sido enfáticamente descartado por el gobierno.
El Salvador se ha convertido en uno de los países más violentos del mundo, con una tasa de homcidios casi siete veces superior a lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera una epidemia. Para 2015, El Salvador se convirtió además en el país más violento de la región centroamericana, superando a Honduras que había mantenido la posición años atrás debido al alza de homicidios.
En los últimos meses, cerca de tres mil personas han muerto víctima de la violencia, de las cuales, según las autoridades, la mayoría son jóvenes de entre 14 a 35 años, la mayoría pandilleros, y la mayoría de comunidades marginadas o de extrema pobreza.