Un Juez de la Corte de la Cuentas de la República, un empresario de autobuses y un pensionado con residencia extranjera, fueron capturados acusados de abusar de una menor de edad, informó la Fiscalía General de la República (FGR).
Fueron capturados este martes acusados de haber abusado de una menor de 15 años de edad, hechos cometidos en un restaurante y bar, ubicado en el Barrio San Miguelito, de San Salvador.
La Unidad Especializada de Tráfico Ilegal y Trata de Personas de la Fiscalía, dirige las investigaciones sobre el accionar delictivo de Manuel Enrique Escobar Mejía, de 56 años de edad, juez de la Corte de Cuentas, quien según las investigaciones incurrió en los delitos de violación agravada en menor e incapaz tentada y remuneración y actos sexuales o eróticos, al “contratar los servicios sexuales”, de la menor víctima y a quien pretendía obligar a realizar actividades aberrantes.
Las investigaciones indican que la víctima sufrió diversos daños físicos, cometidos por el imputado, ante la negativa de la joven de someterse a sus repulsivos deseos.
Asimismo, se procedió a la captura mediante orden administrativa de José Napoleón Castellanos Castellanos, de 58 años de edad. El sujeto que se desempeña como empresario de una ruta de autobuses, habría incurrido en el delito de remuneración y actos sexuales o eróticos, con la menor de edad.
Finalmente se reporta la detención de Eliseo Salomón Bautista Monterrosa, de 64 años de edad, un jubilado con residencia en el extranjero, quien igualmente enfrenta el delito de remuneración por actos sexuales o eróticos.
La investigación se remonta hasta octubre y noviembre del 2013, en un restaurante y bar, ubicado en el Barrio San Miguelito. En dicho lugar, la menor era obligada a prostituirse con diferentes clientes.
La víctima en su declaración ha señalado que fue una supuesta amiga, la que la dijo que podía trabajar en dicho lugar, y el administrador del bar, era el encargado de “ofertar” a la víctima.
La joven señaló en su denuncia haber recibido el ofrecimiento de obtener buenos ingresos en dicho lugar, sin que inicialmente se le especificara las funciones que realizaría, por lo que aceptó, ya que su intención era hacerse de un ahorro, para poder pagar los gastos de su graduación y poder comprar zapatos y vestimenta para dicho logro tan esperado por la joven víctima.