El Instituto de Medicina Legal (IML) ha registrado un promedio de 23 asesinatos diarios en junio, es decir, que en El Salvador cada hora que transcurre una persona muere violentamente como consecuencia de la vorágine de criminalidad.
Más de 500 salvadoreños han sido asesinados en el mes en curso, según las cifras oficiales. El día 14, por ejemplo, hubo 40 homicidios.
El repunte de la violencia se volvió escandalosamente evidente en marzo cuando la guerra a tres bandas protagonizada por el Barrio 18, la Mara Salvatrucha (MS-13) y agentes de seguridad del Estado provocó la muerte de 16 salvadoreños cada día. En enero y febrero las estadísticas de la Policía Nacional Civil (PNC) registraron un promedio de once. Éste inició dos semanas después que la Dirección de Centros Penales trasladó a 31 cabecillas de las pandillas de los penales de Izalco, Ciudad Barrios, Quezaltepeque, Mariona, y otros al de Máxima Seguridad de Zacatecoluca. Habían salido de ese centro penitenciario en marzo de 2012 cuando entró en vigencia la tregua entre pandillas auspiciada por el gobierno de Mauricio Funes y que mediaron el exguerrillero Raúl Mijango y el obispo castrense Fabio Colindres.
El Gabinete de Seguridad, sin embargo, todavía se guarda si hará movimientos para combatir el accionar de las pandillas. Este miércoles Franzi Hato Hasbún, secretario de Gobernabilidad, se limitó a decir que habrá un “cambio de táctica” cuyos detalles dará conocer posteriormente el presidente Salvador Sánchez Cerén. Negó que consista en acuartelar policías y militares. “Cada semana hay cambio de medidas”, relativizó después de participar en una reunión en el Cuartel Central de la PNC.
En el encuentro también participó David Munguía Payés, ministro de Defensa, que explicó que los militares que participan en tareas de seguridad usarán chalecos antibalas porque actualmente no usan. También pretende que el ejército acortar el tiempo de reacción cuando haya enfrentamientos contra delincuentes. Es la primera vez que el funcionario pronunció declaraciones a la prensa tres días más tarde que supuestos miembros del Barrio 18 asesinaron a dos militares en una de las entradas de la Terminal de Oriente donde brindaban custodia al SITRAMSS.
El martes pasado el mandatario dijo que solo en 50 de los 262 municipios del país se concentra la violencia mientras en los restantes “la población vive tranquilamente”. Acusó, además, a los medios de comunicación de propagar una cultura de la violencia. Estas las palabras las pronunció después que Estados Unidos renovó la alerta de viaje al país por «los altos niveles de violencia y delincuencia».
Entre enero y febrero de 2012 el promedio de homicidios era de doce diarios. Con la vigencia de la tregua disminuyó a cuatro. A principios de 2014 aumentó progresivamente hasta alcanzar los 10; a finales de año ya había llegado a 14. Los dos primeros meses de 2015 promediaron 11 crímenes cada día. En esas semanas las autoridades de Seguridad tenían cuatro hipótesis que podían servir de respuesta al incremento: la cadena de venganza entre pandillas, el intento de influir en la coyuntura electoral –en marzo se celebraron las municipales y legislativas- el traslado de los cabecillas pandilleros y las luchas internas por controlar el narcomenudeo y las ganancias de las extorsiones. Mientras en las redes sociales supuestos delincuentes divulgaban vídeos anónimos en los que pedían a las autoridades revertir los traslados.
Los asesinatos de policías también han alcanzado cifras sin precedentes en la historia del país desde la firma de los Acuerdos de Paz el 16 de enero de 1992. En 2013 murieron 13 agentes; 2014, 39; en los primeros seis meses del año en curso, 29. Es probable que en diciembre la cifra negativa de los años anteriores sea superada con creces.
El 5 de mayo Benito Lara, ministro de Seguridad, explicó en una entrevista televisiva que seis de 10 víctimas de la violencia son pandilleros.
A mediados de 2014 El Salvador era el tercer país que más homicidios en todo el mundo. En primera y segunda posición estaban Honduras y Venezuela.