En el primer semestre del año en curso 29 policías y 11 militares murieron en enfrentamientos o emboscadas cuya autoría es atribuida al Barrio 18 y la Mara Salvatrucha, explicaron las autoridades de seguridad pública.
Los últimos dos casos ocurrieron el martes y el miércoles pasados. El primero ocurrió cerca de las 10 de la noche cuando dos agentes resultaron heridos después que un grupo de pandilleros los emboscó mientras patrullaban sobre la carretera que conduce de Quezaltepeque a San Juan Opico; en el segundo asesinaron a un policía que estaba de licencia celebrando el día del padre junto a su familia en Apopa.
El cebrero de los dos atentados fue Gustavo Adolfo Turcios, quién luego de ser detectado en Tikal Sur, de Apopa, fue perseguido e iba a ser arrestado pero se resistió. Murió en un enfrentamiento con policías.
Los ataques contra agentes tuvieron sus génesis en la muerte de cuatro pandilleros que también murieron en tiroteos contra policías.
Este ha sido el ritmo en los últimos trece meses y la guerra entre pandillas versus ejército y policías inició en abril de 2014 cuando una patrulla fue emboscada en Quezaltepeque. Desde ese día la violencia se ha intensificado. El año pasado cerró con 39 agentes asesinados, una cifra sin precedentes desde la firma de los Acuerdos de Paz.
“A partir de ese hecho los criminales han decidido cometer crímenes de la forma más cobarde y condenable, es decir, vigilando a nuestros compañeros cuando se encuentran en sus actividades particulares”, dijo Mauricio Ramírez Landaverde, director de la PNC.
David Munguía Payés, ministro de Defensa, explicó que desde el año pasado las fuerzas militares han tenido más de 600 enfrentamientos con pandilleros. En los seis meses transcurridos de 2015 van unos 200.
“De 2012 a 2014 se triplicó”, dijo el ministro después de la rendición de cuentas que dio a la Asamblea Legislativa por su primer año en el cargo como funcionarios de la presidencia de Salvador Sánchez Cerén.
Detalló, además, que han notado un patrón: cada vez que acontece la muerte de un pandillero en las siguientes 48 horas los grupos criminales atacan a los militares, si es que están involucrados. “También si un elemento nuestro (de civil) se encuentra con ellos puede ser un blanco”, agregó.
A su juicio todavía no puede considerarse una guerra entre el estado y las pandillas sino un repunte de la violencia. “Responden a la acción enérgica de las autoridades”, expresó.
Benito Lara, ministro de Seguridad, detalló que como consecuencia a esa “acción enérgica” las pandillas han migrado a Honduras; las autoridades de ese país ha protegido, desde entonces, con más vehemencia las fronteras.
A principios de abril de este año el director de la PNC negó que la institución esté en guerra contra las pandillas, no obstante en los primeros tres meses del año ya había sido asesinados 19 agentes, la mayoría cuando estaban con sus familias en sus días de descanso.
Lsui Martínez, fiscal general, negó en enero de este año que los enfrentamientos puedan considerarse una guerra abierta de criminales contra el Estado. Cuando pronunció esa declaración habían muerto siete policías en los primeros 15 días del año. En esos días las autoridades autorizaron a los agentes a llevarse las armas de trabajo a sus casas e implementaron el cambio de rutinas de descanso para evitar ser controlados. Posteriormente la Asamblea estableció que las personas detenidas por esos casos iban a ser enviadas a la Cárcel de Máxima Seguridad de Zacatecoluca.