La mayoría de los padres centroamericanos, siete de cada diez, no dejan a sus hijos jugar en la calle por miedo a la violencia, lo que termina por perjudicar a los menores, dijo este miércoles en Panamá un experto.
La afirmación la hizo Juan Martín Pérez, secretario ejecutivo de la Red Latinoamericana y Caribeña de la Defensa de los Niños y Adolescentes, en el marco de un encuentro regional sobre el tema.
«Eso es delicado porque en el afán de protegerlos los estamos encerrando y son muchas más horas frente a pantallas, computadores y tabletas», añadió Pérez, quien participa en una reunión de la Red Latinoamericana contra la Violencia Infantil y Juvenil, un proyecto que apoya la Unión Europea.
La región centroamericana (especialmente Guatemala, Honduras y El Savador) es la más violenta del mundo, con índices de homicidios que triplican la media mundial.
En particular, Honduras es calificado como el país más violento del mundo, con una tasa de homicidios de 66 por cada 100 mil habitantes.
Toda esta violencia tiene «impactos negativos» en actividades cotidianas de los menores de edad, que al quedar encerrados se hacen más sedentarios y «con menos vínculos con la comunidad y esto sólo tiene efectos nocivos», manifestó Pérez.
En Centroamérica los niños enfrentan diversas formas de violencia en el hogar y la escuela como los golpes y los abusos sexuales, dijo el experto, quien aseguró que 8 de cada 10 delitos sexuales contra menores se producen en el interior de la familia.
Pérez fustigó también a las autoridades mexicanas por la situación de los niños centroamericanos que tratan de cruzar ese país para llegar a Estados Unidos.
«México se convierte en un limbo, en un territorio como una caja negra donde no sabemos con exactitud qué está sucediendo y lamentablemente las políticas de protección a los infantes migrantes son deplorables», aseguró.