Las micro, pequeñas y medianas empresas no denuncian cuando son víctimas de extorsiones y robos porque desconfían de las autoridades de seguridad y temen que las pandillas tomen represalias más severas, según una serie de encuestas presentadas en el XV Encuentro de la Empresa Privada (ENADE).
Las encuestas que retoma ANEP para su análisis fueron realizadas porel IUDOP y la Universidad de Vanderbilt y tienen como muestra a 4,000 empresas.
Margarita Beneke de Sanfeliú, de FUSADES, explicó que un 40% de las compañías encuestadas no denuncia por desconfianza en las autoridades “es decir, que no quieren tener qye ver con ellos” y porque teme las represalias de las pandillas. Estas, además, dan entre 5 y 6 de calificación –en una escala de 1 a 10- al trabajo de la Fiscalía General, el Órgano Judicial y la Policía Nacional Civil (PNC).
La experta explicó que la delincuencia afecta principalmente a las micro, pequeñas y en menor magnitud a las medianas empresas. Los dueños reconocieron que sus establecimientos están ubicados en zonas dominadas por la Mara Salvatrucha o el Barrio 18. Eso aumenta las extorsiones y robos mientras provoca el estancamiento financiero y ahuyenta a potenciales clientes.
“En las áreas donde hay pandillas el porcentaje de extorsiones aumenta y la victimización también”, reiteró la experta.
En una encuesta del IUDOP –citada por Sanfeliú- los empresarios consideraron como una amenaza a la existencia de su compañía el accionar delictivo de las pandillas y se sienten intimidados por su organización territorial. Esto las obliga a cambiar frecuentemente sus números telefónicos y a cerrar temprano sus instalaciones.
“Es el factor que más incide negativamente para invertir”, aseguró la experta. Desde 2004 la creación de empleos también se ha estancado lo que a su vez limita el crecimiento económico. “La incertidumbre en general inhibe a los empresarios pero a partir de los últimos años se mantiene elevada”.
Beneke recordó que en las comunidades también hay problemas de deserción escolar, reclutamiento de jóvenes en las pandillas, asaltos, drogadictos y otros que están cortando el ciclo académico de los niños. “Es serio porque queremos empleos formales pero si los niños se salen de la escuela no tendrán acceso a los empleos. Es un problema muy serio”, expresó.
Concluyó que el país está encerrado en un círculo vicioso: inseguridad, desconfianza, reducción de empleos, incertidumbre falta de oportunidades y crecimiento de la delincuencia como consecuenci de los elementos anteriores. Le suma el desorden físico en que viven algunos municipios y la percepción que tiene la ciudadanía.