La mujer llegó a la cervecería pasada las once de la noche. Estaba nerviosa y le temblaban las manos. Pidió una cerveza y se la acabó de pocos tragos. Luego solicitó otra e hizo lo mismo.
De pronto, observó entrar a dos hombres: eran los mismos que minutos antes habían apuñalado a un joven en el interior de un mercado de San Salvador. Ella lo había visto todo.
Se puso más nerviosa, pero trató de disimular el ímpetu ante la presencia de ambos sujetos. Se quedó sentada, observando a través de uno de los espejos de la cervecería.
Los hombres reían a carcajadas. Uno de ellos aún llevaba en su mano un cuchillo ensangrentado y simulaba la forma en que habían atacado al moribundo.
Karla, una mujer de avanzada edad, dueña de la cervecería conocida como “Mima”, los recibió galantemente. “Y solo eso le quitaron al mierda”, expresó cuando los hombres le mostraron una cadena de oro.
Mientras tanto, la mujer seguía sentada a un extremo de la sala. Estaba inquieta. Miraba de un lado a otro. De vez en cuando contemplaba los gestos de los atacantes, pero no escuchaba con claridad lo que decían.
Karla agarró el cuchillo y le limpió la sangre. Luego lo colocó sobre la mesa. Tomó con sus manos la cadena y la observó con precisión. Dudó. En seguida llamó a una muchacha para que fuera a comprobar si era de oro.
Regresó minutos después y confirmó que la prenda era de oro. Karla esbozó una sonrisa placentera y les ofreció 50 piedras de crack.
Los hombres aceptaron la propuesta y subieron a la segunda planta de la cervecería. Luego bajaron con una bolsa en las manos y se marcharon del lugar.
La mujer, que había observado todo, salió pasada la una de la madrugada. Se fue para su casa. Vivía a escasos metros de la cervecería, ubicada frente al cine Apolo, en el centro de la capital.
En el juicio
La mujer está en la sala de audiencia, atrás de un cancel de madera, cubierta con una capa oscura. El único que la puede observar es el juez. Fiscales la presentan como testigo clave Yokohono. Está ahí porque observó un crimen en el mercado Ex Cuartel de San Salvador.
En el banquillo de los acusados están dos hombres y tres mujeres, serios e intranquilos, esperando escuchar la declaración que los incriminará en ilícitos.
“Buenos días. Estoy acá para declarar sobre un homicidio. Yo misma fui parte de una estructura por un tiempo. Era colaboradora de la pandilla 18 que controla el parque Libertad de San Salvador y sus alrededores”, expresa la mujer sin ningún distorsionador de voz.
Los acusados cruzan miradas y sonríen. Dicen algunas palabras entre dientes. Quizá han reconocido la voz de la declarante. La testigo continúa hablando:
“Eran las once y media de la noche. Yo me encontraba en el parque Libertad y observé a cinco sujetos diciendo que iban hacer algo. Estaba el Chuky, Pollo, Shadow, pato Lucas, y el Gordo, enano o patas cutas”.
“Entonces tomé la decisión de seguirlos. Se dirigieron por la calle que va a dar al Portal de Las Rosas, frente al parque Libertad. Luego caminaron por la cuadra de abajo, como buscando el mercado Ex Cuartel”.
“Observé que frente al portón de ese mercado estaba el Pollo y el Chuky. Parecía que vigilaban. Yo entré por otro de los portones del mercado Ex Cuartel. No podría decir qué pabellón era, pero es la entrada que está frente a un nigth club llamado Las Vegas”.
“Adentro vi que el Shadow, el Pato Lucas y el Gordo estaban rodeando a un hombre que inmediatamente los agarraron de los brazos y el Shadow lo apuñaló en el pecho. La persona apuñalada brincaba y pedía auxilio. Auxilio, que alguien me escuche, que me ayude, decía”.
“El hombre cayó al suelo y luego fue arrastrado hacia un cuarto del último pasillo. Yo me escondí en un puesto que tenía visibilidad de frente. Observé que lo siguieron apuñalando, pero el hombre ya no gritaba”.
“Cuando iban para afuera, el Pato Lucas le quitó el cuchillo al Shadow y se regresó para apuñalar de nuevo el cuello del moribundo. Después escuché fuertes golpes, como si estaban abriendo puestos».
«Yo me quedé escondida. Tenía temor y estaba temblando. Esperé como 15 minutos y luego salí. Me dirigí a la cervecería Mima y me tomé dos cervezas. Ahí me topé con los que habían matado al muchacho”.
Luego fue el turno de los abogados defensores, quienes también interrogaron a la testigo. Lo más revelador fue cuando una defensora le preguntó que en dónde había conocido a la señora Karla.
La fiscal objetó la interrogante por considerarla impertinente. Justificó que la testigo tenía régimen de protección y que esa pregunta podría llevar a identificarla.
Fue entonces que el juez declaró «no ha lugar» esa petición, argumentando que la testigo ya había dicho que estuvo en la cervecería.
«Esa objeción permite sugerir a la representación fiscal, sobre el régimen de protección, que hay alrededor de seis folios con el nombre y apellido de la persona que tiene régimen de protección y ha estado expuesta durante toda la fase de instrucción», agregó el juez.
En libertad
La estructura del parque Libertad fue desarticulada a finales de 2013. Los detenidos fueron llevados a juicio a un tribunal especializado. El proceso aún continúa en la fase de instrucción.
No obstante, el pasado lunes 23 de marzo, cinco pandilleros de esta clica fueron puestos en libertad por un juez Especializado de Sentencia por no encontrar evidencias sobre los cargos que le imputaban: homicidio y agrupaciones ilícitas.
Los liberados por el juez son Blanca Lilian Chávez, alias “Karla”, Ana María Guadalupe Burgos, “Pantera”, María Eugenia Ramírez, “La Erika”, José Hernández Méndez, “El Cabra”, y Douglas Damián Torres, “El Scrapy”.
El apuñalado fue identificado como Alex Noé Orellana Hernández. El informe forense determinó que la víctima falleció por heridas “penetrantes” en el cuello, tórax y abdomen.
Los dos sujetos que entraron a la cervecería a cambiar la cadena por droga son los pandilleros identificados por sus alias como el Pato Lucas y Shadow, este último palabrero de la clica del parque Libertad.