Bajo un fuerte sol, entre risas y latigazos, cientos de habitantes de Texistepeque, en Santa Ana, y sus visitantes, recibieron el castigo para ser purificados por sus pecados.
Un total de 50 Talcigüines (incluidos menores de edad), dieron rienda suelta a los castigos a cada persona que llegaba a los alrededores del parque central del municipio, declarado patrimonio Cultural Nacional.
Entre las 9 de la mañana y las 12 del mediodía, todo el pueblo sale a las calles a la espera de encontrarse con estos tradicionales personajes. Los espectadores se concentran para recibir la limpia.
Cuando se llegan las 11 de la mañana, los latigazos ya han sido soltados. A esa hora, se representa a Jesús caminando por las calles para liberar a los demonios con los que cargan los Talcigüines. Hacen una estación, luego otra; a la última, todos los Talcigüines esperan acostados, boca abajo, para ser purificados por el Santo Evangelio. Jesús pasa sobre ellos y se da por terminado el ritual.
Según doña Nena Rodríguez, una de las encargadas de la procesión de los Talcigüines, dice que los únicos que pueden pertenecer al grupo son los nacidos en el municipio. Esta esperada tradición lleva unos 100 años.
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