Los rostros de los exseleccionados eran alentadores. Parecía como si de boca del juez hubiesen escuchado un fallo absolutorio. Y sin embargo, nada de eso ha sucedido. La resolución se conocerá dentro de nueve días.
La percepción de victoria también la reflejaban los abogados defensores. En la réplica de sus alegatos reiteraron que la figura de amaños no está constituida como delito en las leyes penales del país.
Incluso algunos juristas reconocieron que hubo amaños de partidos, pero no lavado de dinero. El planteamiento es sencillo: el amaño de partidos no es un delito y por tanto no puede haber un proceso penal.
Por eso, los abogados piden sobreseimiento definitivo para los onces jugadores salvadoreños y dos extranjeros acusados de lavado de dinero y asociaciones ilícitas.
En el otro extremo, los fiscales dicen contar con las pruebas necesarias para lograr condenar a los acusados. Según expuso el fiscal Julio Zamora, cuentan con relatos de testigos, algunos de jugadores de la selección Sub-20, y documentación de transacciones financieras.
«Los imputados manipulaban los partidos de fútbol para beneficios de terceras personas y beneficio personal de ellos mismos en detrimento del fútbol nacional. De tal suerte que ratificamos la oferta probatoria de todos esos testigos que se han hecho en el dictamen de acusación», manifestó Zamora.
“Al señor juez le han traído pruebas de un ingreso de MoneyGram a través del banco Agrícola, ¿será lavado de dinero específicamente?”, cuestionó René Chiquillo, abogado que representó a todo el equipo de defensores.
Luego reiteró que parte de ese dinero fue a parar a una cuenta bancaria de la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT) y que los directivos no han sido procesados. Y para algunos juristas es una clara omisión fiscal.
“Están legalizando o avalando una conducta en la que (federativos) recibieron 30 mil dólares sin declaración de ingreso al ministerio de Hacienda”.
Al final de la audiencia, el juez preguntó a los jugadores si tenían algo que decir. Por un momento guardaron silencio. Pero instantes después, el excapitán de la selecta, Ramón Sánchez, levantó la mano y tomó el micrófono.
“Buenos días, mi nombre es Ramón Sánchez. Yo creo que ya tengo un castigo de por vida. Creo que tengo una familia que mantener y gracias a Dios me salió una oportunidad en el extranjero para seguir haciendo lo que me gusta que es jugar al fútbol”.
Después agregó:
“Solicito sobreseimiento definitivo y no pasar por una vista pública, porque igual, todavía tengo ese trabajo y debo regresar el 24 de este mes. Mis hijos están estudiando, mi familia está comiendo y espero seguir manteniendo eso hasta donde me den las piernas… En lo personal me declaro inocente”, concluyó.
El segundo y el último en hablar fue Darwin Bonilla. “Yo nada más quiero pedir que se haga justicia sobre mi inocencia. Y quiero presentar a un testigo, el nombre de él es Agustín Alberto Castillo (extécnico de El Salvador), que será citado por mi abogado. Solamente”.
Explicó que ofrecía el testimonio de Castillo porque “el día del partido me felicitó, jugué muy bien y vamos a esperar que las cosas salgan bien”.
Los demás exseleccionados prefirieron callar.