La visita a la cripta de monseñor Óscar Arnulfo Romero por el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon fue breve, privada pero no así honrosa. Desde que el máximo representante de la ONU puso un pie en el país, adelantó su intención de visitar la cripta de un personaje que para él debía “rendir tributo”.
El viernes, tras ser condecorado por la Asamblea Legislativa con la orden al mérito «5 de noviembre 1811, Próceres de la Independencia», Ban Ki-moon se traslado hasta Catedral Metropolotina. Ahí, frente a líderes religiosos, observó la cripta, meditó frente al cuadro de Romero y tomó el libro de visitas: “Monseñor Romero sigue siendo una inspiración para mí”, escribió en un mensaje que cubrió una página completa.
En español, letra de carta y tinta negra, el secretario describió a monseñor Romero como un “ícono de la verdad, la justicia social y los derechos humanos…”.
“Sigamos su ejemplo y construyamos un mundo mejor para todos”, concluyó Ban Ki-moon, quien este sábado cerró su visita oficial al país, luego de reuniones en las que discutió sobre seguridad así como una parada en Olocuilta, famoso por el Pupusódromo, donde probó el plato nacional.