A dos días que las llamas consumieran la vivienda de la familia Díaz, ubicada en una zona rural de Usulután, aún siguen en el esfuerzo de tratar de conseguir ayuda para reconstruir un nuevo hogar dónde vivir.
Este martes pasaron la noche en casa de unos familiares. No tienen nada. Ni ropa ni comida ni dónde dormir.
La tarde del lunes una vivienda de láminas, madera y plástico, ubicada en el caserío Mundo Nuevo, del cantón Chapetones del municipio de Tecapán, Usulután, fue reducida a cenizas por el fuego.
El incendio se originó en la cocina de la vivienda cuando una niña se encontraba hirviendo una olla de frijoles. De repente, una chispa en los alambres del techo hizo que el plástico agarrara fuego y de ahí las llamas se propagaron por toda la casa.
La menor de edad que se encontraba en la casa relata lo sucedido. Recuerda que al observar que las llamas salían de uno de los cuartos, comenzó a gritar y pedir auxilio a los vecinos.
Minutos más tarde varios residentes de la comunidad intentaron controlar el fuego, sin embargo, el incendio se había extendido rápidamente al resto de la vivienda.
Los esfuerzos que hicieron los vecinos por controlar el incendio fueron en vano. Una decena de personas corrían y tiraban agua a las paredes de la casa, pero en cuestión de minutos el fuego consumió todo el contenido de la vivienda.
“Se quemó toda la casa, perdimos todo”, exclamó con angustia una niña que miraba los escombros de lo que fue su casa.
La desesperación por el incendio se convirtió en desolación. Era triste para la familia observar que el fuego había reducido a cenizas la ropa y los muebles, y también al ver las láminas chamuscadas y retorcidas por las llamas.
“Nosotros nos hemos quedado sólo con lo que andábamos puesto, no sabemos cómo vamos hacer para vivir de aquí en adelante” comentó Rubia Yamileth Díaz, de 35 años de edad, quien es madre soltera y único sostén económico de la familia. En total son dos niñas y un joven 17 años respectivamente.
Al momento del incendio, Rubia Díaz, la madre de los menores, se encontraba trabajando. “Por ganarme cinco dólares al día, lavando ajeno, perdí todo” dijo.
De momento, algunas personas han ayudado para recolectar material de construcción y víveres para la familia. Sin embargo, sigue siendo insuficiente para las necesidades de la familia Díaz.
*Con reportes de Mauricio Menotty