El Salvador
sábado 30 de noviembre de 2024
Nacionales

Las violaciones que ya no sorprenden a nadie

por Luis Canizalez


Estos son únicamente tres historias de todas los casos de violación que pasaron la semana pasada por los tribunales. Esta semana seguramente habrá más casos en los juzgados. Algunos quizá no lleguen a esa instancia.

Algunos casos son objeto de condena pública e indignación. Pero en los juzgados –y quizá lo más grave en la sociedad− pareciera que se está pasando a la indiferencia. Este desinterés se manifiesta, algunas veces, con una actitud que minimiza los hechos.

La violencia sexual no es exclusiva de algún estrato social. Las tres historias siguientes coinciden particularmente en un punto. Todas las víctimas sufrieron agresiones sexuales. En cambio, las diferencias son más. Los victimarios, por ejemplo, son de distintos lugares y tenían diferentes roles.

En uno de los casos, los verdugos son hermanos y camaradas de pandilla. En otro, el culpable es una persona cercana a los padres de la víctima. En el último caso, los victimarios son soldados que todavía están siendo procesados en tribunales de justicia.

Este tipo de hechos se han vuelto tan frecuentes en el país que pareciera que ya no sorprenden a nadie. Eso sí, es fácil concluir que son el resultado de una sociedad enferma.

Caso I. El cerro de Las Pavas es una zona boscosa, de belleza natural y pureza espiritual para algunos fieles católicos. Está ubicado al norte de San Salvador. Desde la colina se puede observar todo el municipio de Cojutepeque.

Ahí, en las zonas más desoladas de ese lugar, los hermanos Juan y Pedro Hernández aprovechaban para asaltar, privar de libertad y luego violar a sus víctimas.

Se prevalecían del conocimiento que tenían de la zona montañosa y del descuido de algunos turistas que transitaban con la mayor tranquilidad que el lugar les podía procurar.

En algunas ocasiones, los hermanos se mostraban como personas de confianza y en otras atacaban de súbito a sus víctimas. Sin decir una palabra, las sometían a la fuerza y las violaban.

Pero su libre delinquir acabó a mediados de 2012. Ambos fueron capturados luego de ser acusados de violación agravada por una mujer. Un tribunal de sentencia de Cojutepeque los encontró culpables y los condenó a prisión. A Juan le dieron 16 y a Pedro 8 años de cárcel.

Las cosas no terminan ahí. Meses después de haber sido condenados, dos mujeres y un adolescente denunciaron también haber sido víctimas de agresiones sexuales por los hermanos Hernández.

Las tres personas coincidieron en sus relatos que fueron abusadas en una zona escabrosa de Las Pavas. Por ello, fueron procesados nuevamente y condenados el pasado lunes a 32 y a 26 años de prisión. Con esta sentencia, Juan sumó 48 y Pedro 33 años de pena.

Caso II. Zulma se acompañó hace algunos años con Cristian. Se mudaron a una casa de la Residencial Alta Vista, municipio de Ilopango. La mujer tenía dos hijos, un niño y una niña de 11 años. Cristian era consciente de eso y no hubo engaños.

Giovanni, un primo cercano a Cristian, era quien más los visitaba. Le tenían tanta confianza que entraba a la casa cuando quería. Incluso cuando únicamente estaban los niños.

La mujer trabajaba durante todo el día y regresaba a la vivienda por la noche. Cristian también trabajaba. Una tarde de enero de 2013, Giovanni llegó a la casa y encontró a Jessica – nombre cambiado – sentada en el sofá de la sala viendo televisión.

Estaba sola. Su madre y su padrastro estaban en sus trabajos y su hermano había salido a jugar fútbol. Giovanni se le acercó, le dijo palabras obscenas y la comenzó a tocar.

Esa no fue la última vez. Siempre que la manoseaba, se masturbaba y luego la amenazaba con matar a su madre y a su hermano si llegaba a decir una palabra de lo que sucedía cuando estaban solos.
En otra ocasión le pidió que le hiciera sexo oral. Ella se negó. Entonces, se la llevó a un cuarto, la acostó en la cama, la desnudó, le tapó la boca y la abusó.

Una noche de marzo, a pesar del temor, Jessica delató a Giovanni con su madre. Le narró todo y la señora no dudó en ir a una delegación policial para denunciar al sujeto.

El pasado martes, el Tribunal Sexto de Sentencia condenó a 12 años de cárcel a Geovanni Alexander Vásquez, de 26 años, por agresión sexual en menor e incapaz.

Caso III. Nejapa pasó en los últimos años de ser un municipio pacifico a uno de los más violentos del departamento de San Salvador. Los patrullajes de militares en las calles son constantes. Sobre todo en las áreas rurales.

Este caso, como en la mayoría donde se ven involucrados militares, se maneja con cautela. Lo único que se sabe es que dos militares abusaron de una joven en complicidad de seis pandilleros de la 18.

Los soldados eran parte de una patrulla militar en la zona rural de Nejapa, pero habrían actuado cuando andaban de licencia. A la mujer, que en ese entonces era menor de edad, la violaron repetidas veces en cañales del lugar.

La interceptaban, la neutralizaban, la trasladaban a la fuerza y luego abusaban de ella. Ese era el rito de siempre. Pero la mujer se cansó y decidió denunciar a sus agresores.

El 11 de noviembre de 2013 acudió a la delegación policial del centro de Nejapa e interpuso una denuncia en contra de los dos soldados y los pandilleros. Los militares y los pandilleros, al parecer, eran vecinos. El pasado martes, un juez de Paz de Nejapa los envió a prisión.

Estos son únicamente tres historias de todas los casos de violación que pasaron la semana pasada por los tribunales. Esta semana seguramente habrá más casos en los juzgados. Algunos quizá no lleguen a esa instancia.