Un policía salvadoreño procedente de un país africano está en cuarentena en los Estados Unidos, esto como medida de prevención por la alerta de Ébola.
La información habría sido confirmada por el subdirector de la Policía Nacional Civil (PNC) Howard Cotto, quien aseguró que el agente venía del el país africano de una vacación anual otorgada por Naciones Unidas.
No obstante, Cotto no precisó si el policía está en aislamiento, ni en qué ciudad, así como tampoco de qué país llegó a Estados Unidos.
Fuentes de los ministerios de Salud y de Relaciones Exteriores salvadoreños dijeron desconocer el caso y la embajada de Estados Unidos en San Salvador no respondieron al periodista de la agencia EFE.
La Policía Nacional Civil (PNC) confirmó este jueves que aún hay cinco policías más efectuando misiones de paz en distintos países del continente africano, pero que ninguno de los agentes regresará al país en la misma fecha.
Eso sí, todos serán puestos en cuarentena cuando retornen a El Salvador, tal como sucedió con el agente policial que arribó al país proveniente de Liberia el pasado lunes.
Esta medida es parte del protocolo de salud que deben cumplir las personas que han visitado países africanos que están siendo afectados por la mortal enfermedad del Ébola.
“Nosotros hemos llegado a tener presencia en 12 misiones de paz como ningún otro país latinoamericano la ha tenido. En ese sentido hemos tenido gente destacada en África”, comentó.
En cuanto al agente que regresó de Liberia, Cotto aseguró que “hemos hecho todas las gestiones para que él guarde una cuarentena, que en realidad consiste en 22 días de aislamiento mientras se descarta o se cumplen todos los protocolos establecidos por el ministerio de Salud”.
La mortal enfermedad del Ébola
La epidemia de ébola, que ya dejó 4.500 muertos, es “la emergencia sanitaria más grave de estos últimos años” para los dirigentes occidentales, que multiplican las medidas para evitar que se extienda más allá de Africa occidental.
El Consejo de Seguridad pidió, por su parte, a los países miembros de la ONU que “aceleren y amplíen de manera espectacular su ayuda financiera y material” a los países afectados por la epidemia de ébola. Sus rudimentarias estructuras sanitarias son incapaces de hacer frente a la crisis sin precedentes.
La infección de una segunda enfermera en un hospital de Texas, que se ocupaba de un enfermo liberiano fallecido, provocó el estupor y el temor a que las autoridades sanitarias de Estados Unidos no tengan la dimensión exacta del riesgo. El hecho también puso en evidencia las fallas de los procedimientos para evitar nuevos contagios.