Desde la noche del lunes, luego del sismo de 7.3 que sacudió a la región, un tramo de 25 metros de la vía internacional que conecta a Honduras con El Salvador y Guatemala por la frontera El Poy en Chalatenango fue bloqueado debido a un derrumbe en el lugar.
La monataña colapsó debido a que el suelo estaba bastante inestable debido a las lluvias y con el movimiento telúrico la tierra cedió, bloqueando el principal acceso del comercio entre Honduras y El Salvador.
Autoridades hondureñas trabajan desde el martes en desbloquear la carretera, ya que por el momento se mantiene un cierre total de circulación vehicular.
Sin embargo la noche de ayer, al finalizar su jornada laboral, las maquinarias se retiraron y algunos transportistas de la zona se arriesgaron a trasitar por el lugar y un número indeterminado de transportistas de carga logró entrar la mercadería, reportó en una entrevista telefónica a Diario1, Raúl Alfaro, presidente de la Asociación Salvadoreña de Transportistas de Carga (Astic).
Sin embargo, agregó, no fue una apertura oficial sino más bien de manera intrépida los transportistas que llevaban varados en la zona decidieron pasar bajo su propio riesgo, ya que se encontraba más o menos habilitado un carril de paso.
Explicó que ya esta mañana la maquinaria volvió a instalarse para continuar las obras en el lugar y se volvió a bloquear el paso por completo.
Alfaro expuso que la situación del transporte de carga es bastante complicada, ya que han tenido que tomar una ruta alterna, pero implica el desvío de más de 60 kilómetros en la ruta y entrar a través de la frontera de Anguiatú, en Santa Ana.
Asimismo, el director de Aduanas, Carlos Cativo, anunció el martes en la mañana a los transportistas que se les dará facilidad a quienes intenten entrar por la frontera de Anguiatú, habiendo declarado en su documentación que entraría por El Poy.
Además, el presidente de Astic estimó que a diario entran por esta frontera afectada al rededor de 200 y 250 transportes de carga. «Es de recordar que por esta frontera transitan las mercaderías de salida y entrada de las exportaciones e importaciones de El Salvador a Puerto Cortés (en el Atlántico hondureño)», mencionó Alfaro.
Con este bloqueo todo el flujo de mercadería que traen las navieras deberán hacer este desvío de más de 60 kilómetros, tanto de entrada como de salida.
Según estimaciones de Alfaro, por poner un ejemplo, un viaje puede costar de cliente salvadoreño puede costar unos $850, y el recargo extra adicional por el gasto de combustible que generan estos 60 kilómetros que no estaban estipulados pueden rondar los $100.
Estos derrumbes en la zona de la frontera no solo ha generado problemas en los transportes comerciales, también el turismo y los viajes de personas particulares se han visto afectados.
Las empresas de autobuses internacionales se vieron obligadas a crear circuitos de transbordo para poder trasladar a los pasajeros hacia ambos países, lo que también implicó un costo en tiempo y dinero para las empresas.
Las autoridades aún no han estimado cuántos días más podría durar el cierre total, aunque al habilitar un carril comenzará el tránsito aunque sea de manera lenta.