El lavado de dinero distorsiona los mercados y destruyen las empresas que ejercen la sana competencia. Esta fue la conclusión a la que llegaron tres especialistas que debatieron sobre el tema la noche de este miércoles en un hotel capitalino.
El debate fue impulsado por Fundación Transparencia. Los ponentes conversaron sobre el impacto que el lavado de dinero y activos genera en las economías de los países que no contrarrestan este delito.
El panel estuvo integrado por tres expertos en el tema: el jefe de la Unidad de Lavado y Activos de la OEA-CICAD, Nelson Mena; el fiscal de la Unidad Nacional para la Extinción de Dominio contra el Lavado de Activos de Colombia, Gilmar Santander; y el exfiscal General de la República y Director Ejecutivo de la Fundación Transparencia, Belisario Artiga.
El exfiscal Artiga manifestó que en El Salvador ha habido una serie de iniciativas encaminadas a crear herramientas legales, como la ley de extinción de dominio, que ayudan a combatir este flagelo.
“No estamos viendo esta nueva ley de extinción de dominio que golpea al delincuente donde más le duele. El delincuente está preparado para pasar 10 o 15 años en la cárcel porque sabe que al final lo esperan 15 o 20 millones de dólares… Pero si entiende que la autoridad va tras el patrimonio, la cosa va a comenzar a cambiar”, expresó.
El fiscal colombiano, por su parte, compartió experiencias consumadas en su país y que ahora sirven de ejemplo a los países que aún no combaten con efectividad a los lavadores de dinero, que en muchas ocasiones son estructuras de crimen organizado.
“Lo que ocurre es que el lavado de dinero es un fenómeno cambiante. Cada día hay muchas más modalidades para lavar dinero y la única limitante que existe es justamente la imaginación del delincuente”, señaló.
Para contrarrestar a estas estructuras, el jefe fiscal de la OEA consideró que se debe tener herramientas legales que ayude a administrar los bienes decomisados a las organizaciones criminales
Algunas creencias
Los panelistas coincidieron en que no es real la creencia que el dinero proveniente del lavado de dinero dinamiza la economía porque generan más empleos.
“Considero que esa persona que trabaja con ellos (lavadores de dinero), lo más probables es que no sepa que de ese trabajo suyo al menos 50 personas han perdido su empleo porque 10 empresas han tenido que cerrar”, subrayó.
En esa misma dirección, Belisario Artiga recalcó que en otros países existen muchos casos de empresas que quiebran y dejan sin empleo a miles de personas.
“Que quede claro que en esto no hay Robin Hood, sino delincuentes que realizan negocios ilícitos. Yo he venido manifestando que el ministerio Público debe fortalecerse con más personal especializado y la policía debe estar más entrenada ahora que el sistema judicial tiene jueces de extinción de dominio”, concluyó.
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