En asuntos de desenfrenos sexuales, aquí ha pasado de todo: desde un pastor evangélico que violó a seis niñas y fue condenado a 90 años de cárcel, hasta otro hombre que fue el único que se daba el lujo de tomar aviones y traer rusas, o españolas, menores de edad, a prostituirse al país.
La prostitución de menores de edad existe, porque, desde siempre, sobran “clientes” para los favores sexuales.
Las autoridades saben que, desde hace varios años, varios grupos de jubilados o empresarios entrados en años se reúnen en cafés y plazas para esperar ofertas de “representantes” de menores de edad que, a cambio de dinero, ofrecen acostarse una hora o más con sus “clientes”.
Incluso, en San Salvador y otros lugares del país operan casas adonde acuden esos clientes a solicitar servicios a cambio de alguna suma de dinero.
Hay “manejadores” de menores de edad que se ganan al menos trescientos dólares diarios colocando a sus “representadas”, varias veces al día, aún desde la mañana.
Aunque en la Policía Nacional Civil (PNC), no existe una división especial musculosa suficiente para investigar ese tipo de delitos y hasta la trata de mujeres, desde hace unos ocho años al menos cuatro agentes trabajan en esos asuntos.
Incluso, algunos de esos investigadores hasta se disfrazan para investigar trances sexuales que se realizan, principalmente, en algunos centros comerciales.
Donde esas autoridades pueden actuar con mayor rigor es cuando detectan a menores de edad que son muy demandadas por los clientes locales e internacionales.
Las pesquisas han permitido detectar, en algunas épocas, hasta cónsules de otros países y representantes de empresas trasnacionales inmersos en el mundo de los favores sexuales.
En el caso de dos cónsules europeos, se debió transmitir a sus gobiernos una invitación para que los retiraran del país, para evitar problemas legales mayores.
Pero, a pesar de eso, son pocos los que manejan el mercado de los desenfrenos sexuales.
Entre ellas algunas mujeres, llamadas «madame», que manejan largas listas de clientes influyentes a quienes llaman, telefónicamente, cada vez que tienen una oferta» nueva.
Entre los «clientes» se incluyen diputados, políticos, médicos, empresarios y muchos otros.
Hechos más graves
Incluso, las investigaciones sobre prostitución de menores han permitido detectar gravísimos casos de violadores y pedófilos que, por muchas razones, también caminan en el submundo de los favores sexuales.
Ese fue el caso de un pastor de apellidos Lee Romero que, a sólo 28 años de edad, fue juzgado y condenado por abusar y violar a seis niñas. Incluso, algunas de ellas tenían sólo siete años de edad.
El hombre llevada a las niñas a los alrededores del aeropuerto de Ilopango donde abusaba de ellas.
Para lograr la condena del pastor, los investigadores debieron ser ingeniosos: sabían que también llevaba niñas a su casa. Por eso, un día policías uniformados le dijeron que debían revisar su vivienda.
Cuando el pastor les preguntó, extrañado, el por qué, le respondieron que existían sospechas de que poseía televisores y algunos aparatos robados.
Como no era ladrón, el pastor accedió que examinaran su casa y ahí encontraron hasta vello público de menores de edad que utilizaron en su contra. El pastor cayó en el engaño.
Lee, un violador serial, escogía celosamente a sus víctimas. Fue detenido en el 2010 y recibió una condena de 90 años (15 años por cada una de sus víctimas, aunque la pena mayor permitida es menor que eso).
Dos tatuajes del pastor fueron reconocidos, cuidadosamente, por las víctimas y eso lo terminó de hundir ante los tribunales.
En otra ocasión, las autoridades debieron detener al guardaespaldas de uno de los principales alcaldes del área metropolitana: el hombre sostuvo repetidas relaciones sexuales con una menor de 14 años.
Extrañas protecciones
Hace poco más de un año, los investigadores especiales descubrieron que un hombre, atado desde hace años al negocio de prostituir menores y ganar mucho dinero con eso, había cometido errores para atraparlo.
El hombre fue detenido en una casa clandestina que poseía donde le encontraron dos guatemaltecas menores de edad.
Las mujeres fueron devueltas a Guatemala con la intervención de organizaciones internacionales.
Pero, se sabía que para condenar al hombre (de apellido Jaco), debían traer de regreso a las menores guatemaltecas para que identificaran, físicamente, al acusado.
Para traer a las guatemaltecas se unieron esfuerzos de fiscales y organizaciones internacionales que protegen a menores abusadas.
Pero, cuando todo estaba dispuesto para que las autoridades viajaran a Guatemala a traerse a las menores, un influyente hombre comenzó a visitar las bartolinas donde estaba Jaco.
En poco tiempo el acusado fue trasladado a un hospital privado. Todos los esfuerzos por traer a las menores se paralizaron. Hasta las órdenes de transporte de un microbús fue suspendida en la Fiscalía General de la República y el “manejador” jamás fue juzgado.
Eso demostró que, en algunos casos, pueden intervenir personajes influyentes para que sus “proveedores” salgan libres frente a situaciones legales difíciles.
Lo peor para las menores de edad que buscan dinero a cambio de entregar su cuerpo, es que las redes sociales les han facilitado los caminos para encontrar clientes.
En buena parte eso ha incrementado la llegada de pedófilos y abusadores de menores al internet y las redes sociales.
Lo que ha pasado es que el mercado físico donde muchísimos buscan favores sexuales se ha trasladado al internet donde puede ocurrir cualquier cosa.
Por eso es que algunos fiscales y autoridades creen que deben aprobarse nuevas leyes para sancionar los delitos que se cometan en esos escenarios.
* Tercera entrega: importador de menores