El sacerdote, Antonio Rodríguez Tercero, conocido como padre “Toño”, fue condenado este jueves a dos años y medio de prisión, pero no cumplirá su pena en una cárcel porque el juez le otorgó medidas sustitutivas.
El padre «Toño» queda en libertad pero no podrá acercarse a ningún centro penal del país. Tampoco podrá tener contacto con pandilleros. No obstante, no queda restringido para salir del país. Incluso podría cumplir su condena en España (país de origen).
“Me siento un hombre inocente y justo que trabajé junto con mi comunidad. Agradezco al pueblo al salvadoreño y a las instituciones que me han apoyado. Voy a descansar dos años como me lo ha pedido el país. Puedo viajar por varias partes del mundo y venir cada 15 días. Después de 15 años de trabajar tengo un desgaste físico y psíquico”, comentó el padre «Toño» tras quedar en libertad.
El Fiscal General de la República, Luis Martínez, reveló la semana pasada que el padre Antonio confesó al ministerio Público que cometió los delitos por los cuales era procesado.
“Ha colaborado y hemos hecho un acuerdo sobre ese tema. Ha reflexionado en los errores que cometió y nosotros estamos dando esa alternativa de arreglo a él”, declaró Martínez
Fue entonces que la Fiscalía decidió realizarle un proceso abreviado. Esto para saltarse el proceso judicial que normalmente cumplen las personas procesadas.
El padre “Toño” fue capturado a finales del pasado mes de julio. La Fiscalía lo acusó por los delitos de tráfico de influencias, de objetos ilícitos y agrupaciones ilícitas.
Un día después de su captura, la Fiscalía montó una conferencia de prensa en la que acusó al sacerdote de colaborar con José Timoteo Mendoza, alias “El Chori”, quien es señalado por informes policiales como el máximo líder de la pandilla 18, del ala “Sureños”.
Aseguraron tener audios de llamadas telefónicas interferidas al padre “Toño” en las cuales se comunicaba con pandilleros recluidos en centros penales.
Una semana después de estar encerrado en bartolinas, Rodríguez dijo sentirse mal de salud. Fue trasladado a un hospital privado de San Salvador donde permaneció una semana tras presentar un cuadro de hipertensión. Luego regresó a bartolinas policiales.