El secretario técnico de la Presidencia, Hato Hasbún y el Canciller de la República Hugo Martínez, confirmaron la firma del segundo compacto del FOMILENIO para el próximo 30 de septiembre.
Hasbún se mostró satisfecho con las negociaciones con Estados Unidos, las cuales calificó de exitosas. «Han sido reuniones amplias, con mucha claridad y sinceridad. Todas las negociaciones y procesos de diálogo son complejos. En este caso reflejan las buenas relaciones que existen entre el gobierno salvadoreño y el gobierno de Estados Unidos».
El funcionario reiteró que fue un trabajo arduo y contó con el apoyo de varios equipos. Se abordaron distintos temas, tales como la creación del fideicomiso para impulsar los programas de seguridad.
Además hubo sesiones de trabajo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para implementar un plan de prosperidad para los países del triángulo norte (Honduras, El Salvador, Guatemala). Es un proyecto regional que busca dinamizar el sector productivo y así crear oportunidades económicas, inversiones de capital humano y mejorar los niveles de seguridad y de acceso a la justicia, así como fortalecer instituciones para garantizar la participación ciudadana y focalización territorial.
Hugo Martínez resaltó que El Salvador es el primer país de la región en tener acceso a este segundo compacto, lo que genera expectativas en los sectores productivos con miras a fortalecer la infraestructura del país.
«Nos complace sumamente el anuncio de firma de FOMILENIO II y asumimos este compromiso con mucha seriedad y responsabilidad. El Salvador cuenta con los mecanismos de transparencia para garantizar el uso correcto de esos fondos», afirmó el Canciller.
El segundo desembolso del FOMILENIO consiste en $277 millones más la contrapartida que aportará el gobierno salvadoreño, de $88 millones. El dinero tendrá como punto prioritario la inversión para el desarrollo de la zona costera del país, tales como la ampliación de la carretera al litoral y proyectos enfocados al turismo desarrollo agrícola.
El convenio con EE. UU. permitirá, además, la creación de programas que detengan la migración de niños y niñas hacia Estados Unidos y el fortalecimiento de la iniciativa «Escuela inclusiva».
Para llegar a la firma se tuvo que pasar por un largo proceso de discusión donde se debía superar distintos «obstáculos», como la aprobación de una reforma a la ley contra el lavado de dinero y la aplicación de los reglamentos del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica.