Detrás del negocio del frijol que consumen los salvadoreños en tiempos de crisis opera una mafia en la que los apetitos de sus miembros se confunden y esconden intereses familiares, empresariales, y hasta políticos, como pocos se pueden imaginar.
El grupo está integrado por una suerte de logia política: la alcaldía de Metapán que dirige Juan Samayoa.
En muy poco tiempo, al edil le asesinaron a dos síndicos cercanos y a otro concejal lo condenaron por traficar drogas.
Pero los problemas de esa comuna ya no pasan desapercibidos: ahora a otro de los principales concejales lo pillaron inflando los precios de los frijoles. Está denunciado ante la Fiscalía General de la República.
Lo peor es que al concejal de Metapán, Víctor Emilio Mira Herrera, es la segunda vez que lo encuentran en lo mismo en los últimos cuatro años.
En cada crisis y escasez del frijol, el concejal Mira Herrera ha intentado inflar los precios de ese grano como dueño de una importante comercializadora.
Extrañamente, todo el problema con los frijoles que consumen los salvadoreños se produce en condiciones insólitas: el alcalde de Metapán, Juan Samayoa, es socio de Gumarsal, la mayor comercializadora e importadora de granos del país.
Muy cerca de él, el concejal Víctor Manuel Mira no sólo es dueño de la Agencia Mira, localizada en Metapán, sino que también realiza negocios con los frijoles de la empresa Gumarsal que fundó el propio Samayoa.
En ese grupo que domina la importación de frijoles rojos de seda en tiempos de crisis de la producción nacional pasan muchas otras cosas.
En las contabilidades de sus empresas esconden sus estrechos vínculos comerciales que los llevan a ganar muchísimo dinero.
Los hijos se casan como si se tratara de moldear intereses y no les importa que aparezcan recibiendo mucho dinero en los registros más especiales para ellos.
Y en momentos difíciles usan hasta los mismos abogados como una muestra de que mueven los mismos intereses.
Seguirles las rutas a los principales personajes de ese grupo, sobre todo en las dos últimas y graves alzas en los precios de los frijoles por problemas de producción nacional, es tan revelador que ni siquiera funcionarios del gobierno se han dado cuenta de las ataduras entre ellos.
El centro de todo
Concentrémonos en la alcaldía de Metapán. Su alcalde Juan Samayoa es, precisamente, el fundador de Gumarsal, la mayor comercializadora de frijoles y granos del país.
Samayoa creó ese empresa en 1997 al lado de Adán Salazar, a quien el presidente estadounidense Barak Obama declaró hace pocas semanas como capo internacional de la droga. Es el único salvadoreño con esa estirpe.
Pero en una contabilidad que se hallaron inspectores del Ministerio de Hacienda detectaron que en Gumarsal se hicieron registros contables especiales, en el 2010, que se conocieron hasta en el 2014.
En esos registros se establecieron asuntos como ¨prov. a don W.G. dep. Víctor Mira-instrucc. Carmen Ele¨. Las sumas van de $5.000 a $10.000.
Es evidente que esos registros contables muestran estrechos intereses comerciales entre Gumarsal y Víctor Emilio Mira Herrera, el concejal de Metapán.
Pero, Víctor Emilio Mira Herrera no es cualquier personaje: ocupa un múltiple rol en ese grupo de empresarios y políticos.
Mira Herrera, además de concejal de Metapán, tiene dos hijas que lo colocan en condiciones muy particulares. Es probable que una de esas dos hijas le dé más dolores de cabeza que la otra.
Mira Herrera, el concejal denunciado de inflar los precios del frijol en tiempos de crisis, es el padre de Sonia Haydee Mira.
Ella es casada con Amadeo Figueroa Morales. A ambos los detuvo la policía, el 25 de marzo del 2009, con más de dos kilos de cocaína.
Se les tenía, en esos momentos, como distribuidores medianos de cocaína que venía de Guatemala.
Cinco semanas antes, Amadeo Figueroa, yerno de Victor Emilio Mira Herrera, había sido electo, en los comicios de enero del 2009, como nuevo concejal del alcalde Juan Samayoa.
Cuando Samayoa se enteró de su captura, le dijo a los periodistas que, de todas maneras, ya no quería que fuera su concejal. Así lo simplificó.
Ni siquiera se cuidó en esos temas, a pesar de que el periódico digital El Faro escribió que el alcalde Samayoa es parte del cártel de Texis.
Tampoco le importó al alcalde que, en enero del 2012, Jesús Sanabria Zamora, otro de sus regidores, también lo apresaran con cocaína en una empresa turística que tenía desde hace 16 años.
A Sanabria lo conectó la policía con una red de venta y distribución del cocaína del norte del país.
Paradójicamente era el segundo regidor de Samayoa vinculado al narcotráfico internacional en muy poco tiempo.
Frente a eso, lo único que se hacía en Metapán era tratar de acallar los pecados de una logia política que ya no puede esconder sus graves problemas.
La otra hija de Mira
La otra hija de Víctor Manuel Mira Herrera, el concejal de Juan Samayoa, no está en prisión. Ella es Tránsito Ruth Mira de Guerra, la esposa de Wilfredo Guerra, presidente y gerente general de Gumarsal, la más importante comercializadora de granos del país.
Guerra es, a la vez, hijo del alcalde de Metapán, Juan Samayoa.
Ante los problemas públicos de imagen de su empresa, se ha dedicado a tratar de advertir a los salvadoreños que traen un frijol de seda desde Etiopía para aliviar el golpe a los bolsillos.
El problema es que la empresa Gumarsal le ocultó al país que, en el 2010, inspectores de la Defensoría del Consumidor hallaron en las bodegas más de 24 mil quintales traídos de Honduras.
Los inspectores le descubrieron a Gumasal, al alcalde de Metapán, y a su hijo Wilfredo Guerra, un negocio de acaparamiento y una artificial alza de precios con la que querían ganarse más de $800 mil en un santiamén.
El trabajo preventivo de la Defensoría los obligó a pagar $30 mil de multa.
En el año que eso ocurrió, inspectores del Ministerio de Hacienda encontraron, en la contabilidad de la empresa Gumarsal, pagos poco claros a Ruth Mira de Guerra hasta por $148 mil. Esto sucedió en el 2010.
Ruth de Guerra es, además de esposa de Will Guerra y hermana de Haydeé Mira, miembro de la junta de directores de Gumarsal.
Cuando los inspectores del Ministerio de Hacienda apenas intentaban examinar los pagos a Ruth de Guerra, su esposo, y su suegro corrieron a pagar casi un millón de dólares en multas y cancelaciones adicionales por el impuesto sobre la renta del 2010.
Eso paró las investigaciones oficiales. También impidió que los salvadoreños conocieran que el alcalde Juan Samayoa pagara solo $148 de impuesto sobre la renta, en el 2010. Wilfredo Guerra intentó cancelar únicamente $510, luego de esconder elevadas ganancias personales.
Esos reducidos pagos nadie los tomó como legales en el Ministerio de Hacienda. Se interpretaron como apresuradas cancelaciones con los que se querían ocultar pecados mayores. Eso quedó obvio con los nuevos pagos de Samayoa y Guerra al Ministerio de Hacienda.
Forma de alzar precio
Al igual que ahora, a la empresa de Víctor Emilio Mira, el concejal de Metapán, el hombre que aparece en las contabilidades de Gumarsal, el suegro de un hombre al que le hallaron más dos kilos de cocaína, lo acusaron, en el 2010, de inflar precios del frijol en tiempos de escasez.
Esto sucedió en septiembre del 2010. A Mira Herrera le encontraron casi diez mil quintales de frijoles que no lanzaron al mercado. Prefirió acapararlos para subir, artificialmente, los precios.
La estrategia se las descubrieron las autoridades a Mira Herrera y por eso lo multaron con $37 mil.
Eso sucedía cuando casi simultáneamente le encontraban, en el 2010, otros 24 mil quintales que acaparaba Gumarsal.
Lo interesante del caso es que las importaciones de frijol de seda las controlaba Gumarsal. Lo traían desde Honduras.
Ahora las autoridades descubrieron a Víctor Emilio Mira Herrera en lo mismo. Su hijo confesó que ellos compraron frijol traído de Etiopía a Gumarsal.
El mercado del frijol está agitado. El precio, por las nubes. Comienzan a aparecer los mismos que acapararon hace pocos años. Los investigadores no dudan que, si se siguen los hilos lógicos del negocio, aparecerán los mismos responsables de inflar los precios.