Al ver el pago derivado de la declaración de renta del año 2010 de Juan Samayoa, alcalde de Metapán, los inspectores del Ministerio de Hacienda se sorprendieron: solo pagó $148 de impuestos.
El dato resultaba absurdo. Significaba que podía ser el alcalde más pobre de El Salvador, pues firmó una declaración de renta en la que juró devengar un sueldo de solo $100 mensuales. ¡Eso no lo creían!
La publicidad en las radios dicen otra cosa de Samayoa: algunas voces templadas de locutores pagados aseguran que es el alcalde más honrado del país.
Pero en marzo de 2014 (cuatro años después de esa absurda declaración), los inspectores del Ministerio de Hacienda estaban rodeados de miles de documentos que comprometían al funcionario. Estos habían sido secuestrados de empresas en las que es accionista y fundador.
Un grupo de fiscales se llevó los documentos autorizados por un juez y los examinó a todo lo largo y ancho.
Fueron esos decomisos y allanamientos los que hicieron ver a los funcionarios de Hacienda que el alcalde de Metapán es un hombre adinerado: es socio de Agroindustrias Gumarsal, la más grande comercializadora de granos, que preside su hijo Will Guerra.
La empresa la fundó Samayoa en 1997 junto con Adán Salazar Umaña, a quien el presidente Barack Obama declaró como capo internacional de la droga. Es el primero de esa estirpe en El Salvador.
Pero su fortuna no solo llega hasta Gumarsal. También es socio de Industria del Maíz S.A. de C.V, Graneles de Centroamérica, Galvanizados de Metapán, Molinos San Juan y Arrocera Jerusalem.
Entonces, al ver aquel pago de $148, hace poco más de tres años, los inspectores del Ministerio de Hacienda se preguntaron: ¿cómo puede este hombre pagar $12 mensuales de renta?
Además, los funcionarios recordaron que habían leído en el periódico digital El Faro que su hijo Will Guerra le dijo a sus periodistas que él tenía una fortuna de unos $7 millones.
Mucho menos el Ministerio de Hacienda comprendía por qué Guerra −quien dijo que Adán Salazar ( Chepe Diablo) era su segundo padre− solo había pagado, en el año 2010, $501 de renta anual.
Canceló un poco más que su padre, pero pagó como un hombre que gana poco más de $1,000 mensuales. Y ese no era el caso del presidente y gerente de Gumarsal, la principal empresa importadora de frijol traído de Etiopía.
Lo más extraño de todo: la «operación frijoles»
Después de allanar en febrero de este año las oficinas de Gumarsal ubicadas en la carretera a Santa Ana, fiscales e inspectores del Ministerio de Hacienda comenzaron a descubrir fuertes indicios de que algo extraño sucedía con los socios de dicha empresa.
Lo sorprendente era que algunos de los documentos decomisados mostraban que sus contadores escribieron en sus estados financieros presuntos y abultados préstamos concedidos por “proveedores locales”.
Lo primero que conocieron peritos del Estado es que con cheques de Gumarsal se pagaron $249 mil a Samayoa en 2010.
Los desembolsos se efectuaron por “pago de compra de frijol”, “compra de frijol”, etc. Y le cancelaron eso por medio de cheques formales.
Esos pagos no cuadraban con lo que Samayoa juró ante el Ministerio de Hacienda: que no había ganado más de $1,200 en todo 2010.
Cuando vieron eso, los funcionarios de dicha institución exigieron a los contadores de Gumarsal que les mostraran todos los papeles relacionados con la comercialización de frijoles.
Sorpresivamente, en Gumarsal no existían documentos que fundamentaran las grandes operaciones de frijoles (como la que hacen ahora con los de Etiopía).
Eso sucedía a pesar de que en 2010 se habían convertido en la más grande importadora de frijol del país ,con autorización del Ministerio de Agricultura.
Entonces, buscaron a los contadores de Samayoa, quien había recibido cheques de supuestas reposiciones por $249 mil. Este respondió al Ministerio de Hacienda algo que los dejó sin aliento.
Les dijo que, con el afán de agilizar las compras del grano, “su servidor envía efectivo con los motoristas que trasladan el frijol a Gumarsal, a los proveedores que nos lo suministran y, en otras ocasiones, les mando en efectivo en tiempos de cosecha para garantizar la compra”.
Lo más extraño para los funcionarios del Ministerio de Hacienda es que en 2010 Gumarsal importó frijoles de Honduras, Guatemala y Nicaragua, en medio de otra escasez.
Samayoa dejó ver, ante el asombro de los funcionarios, que todo se hacía en forma casi artesanal.
Asimismo, los inspectores encontraron otros depósitos no notificados por Samayoa, por $120 mil. Y respondió lo mismo: que eran reintegros por pagos que él hizo en la operación de frijoles.
Antes de que los funcionarios le preguntaran al alcalde Samayoa cómo manejaba tanto efectivo, les aseguró lo siguiente en una nota: “el origen o procedencia del efectivo que manejo y sigo manejando es producto de dividendos entregados por empresas donde poseo acciones, así como salario y préstamos recibidos por amistades”.
Las conclusiones de los financistas del Ministerio de Hacienda es que todo era muy extraño: una gigantesca operación de compra y venta de frijoles se financiaba con dinero “cash”.
Lo más insólito es que en Gumarsal se pagaba en efectivo a los comerciantes de frijoles, pero a cambio se recibía un cheque formal para consolidar la operación.
Todo fue muy extraño
El entorno de la operación de compra y venta de frijoles de Gumarsal era tan misterioso que los inspectores de Hacienda no le toleraron más sus argumentos al edil Juan Samayoa.
Le dijeron que debía probar cada uno de los pagos por frijoles (aún los que habría llevado a cabo su motorista) y otras cosas, como los dividendos que recibió de sus empresas y que supuestamente los guardaba como dinero en efectivo.
Le exigieron que probara hasta los préstamos de “amistades”, como los llamó el alcalde de Metapán.
Como respuesta a eso, Samayoa detalló los dividendos que recibió de Gumarsal y los “préstamos de amistades”, pero no pudo probar que al menos depósitos en sus cuentas por $120 mil provenían de esas fuentes financieras. El alcalde se enredó con el fisco.
Más desconcertados quedaron aún los inspectores del Ministerio de Hacienda cuando recordaban que el alcalde metapaneco pagó solo $108 de impuesto sobre la renta. Para ellos, en marzo de 2014 nada estaba en su lugar.
Como Samayoa se enredaba cada vez más en sus asuntos financieros, el Ministerio de Hacienda estableció que su declaración de renta de 2010 era falsa y que tenía, al menos, un incremento patrimonial no justificado por $274 mil.
Por todo eso fue que Juan Samayoa corrió a pagar, junto con su hijo Wilfredo Guerra, presidente de Gumarsal, casi un millón de dólares adicionales como impuesto de la renta en 2010. La prisa por tapar hechos como la “operación frijoles” quizá los obligó a pagar, apenas un día después de que se demandó a ambas personas, esa altísima suma de dinero.
Pero hay nuevas sorpresas descubiertas por Diario1.com. Se las contaremos.
Frijol acaparado
Mientras Samayoa decía que compraba el frijol de Gumarsal con dinero “cash”, algo más sucedía en 2010 en las bodegas de la empresa.
El pago de casi un millón de dólares por mentir al fisco se produjo en marzo de 2014. Pero el ajuste cayó sobre la declaración de la renta de Samayoa y Guerra, quienes solo pagaron $148 y $508 en el período de 2010.
Precisamente ese año el país mostraba una crisis similar de escasez y alza en el precio del frijol.
Por eso es que funcionarios de la Defensoría del Consumidor del gobierno de Mauricio Funes comenzaron a investigar las principales comercializadoras de granos del país. Querían explicarse el alza en el precio del grano.
En septiembre de 2010 (poco antes de que Samayoa declarara que quería pagar $148 de impuesto sobre la renta al fisco), los inspectores de la Defensoría realizaron un hallazgo. Descubrieron que Gumarsal tenía acaparados en sus bodegas casi 24 mil quintales de frijoles, cuando normalmente manejaba 7 mil.
Las autoridades establecieron que casi todo ese frijol había sido traído por Gumarsal desde Nicaragua y Honduras.
Después los inspectores de la Defensoría descubrieron que ese frijol rojo de seda lo compraron a $44 el quintal pero que lo vendían casi a $78. ¡Querían ganarse la bicoca de $34! Eso es: $806 mil por todo el lote que poseían. ¡Ese era el gran beneficio de Gumarsal para el pueblo salvadoreño!
Ante eso, la Defensoría del Consumidor los condenó en 2010 a pagar $30 mil de multa, hecho que siempre han ocultado.
Pero lo paradójico es que ese frijol era el que Samayoa les dijo en a las autoridades del Ministerio de Hacienda, que era grano que pagaba “cash” y que le devolvían un cheque formal.
Pero no solo él participaba en esas extrañas compras. También uno de sus principales concejales, Víctor Manuel Mira Herrera, suegro de Wilfredo Guerra, el presidente de Gumarsal.
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