Ana Castaneda colgó el teléfono, tomó las llaves de su carro y salió de la casa. La noticia que recibió no era nada buena. “A su hermana la golpean todos los días”, le dijo una vecina de su hermana.
Hacía varios meses que no sabía nada de Antonia. Esa mañana de mayo de 2013, la información que recibió la dejó sin palabras. No sabía si creer o no. Entre dudas y cavilaciones manejó su automóvil hasta llegar a un apartamento ubicado sobre la calle San Antonio Abad y Boulevard Constitución en San Salvador.
Cuando entró a la vivienda encontró a su hermana acostada en la cama. Tenía moretones en el rostro y en otras partes del cuerpo. Estaba completamente inmóvil. Le preguntó que qué le había pasado, pero no recibió ninguna respuesta. Guardó silencio mientras las lágrimas le rodaban por sus mejillas.
Ana siguió cuestionando a Antonia. Entonces, esta le dijo que llevaba cuatro días de estar encerrada en esa habitación sin comer nada. Le contó que Sandra Martínez, su pareja sentimental, la había golpeado y encerrado.
Antonia era veinte años mayor que Sandra. Tenían varios años de vivir juntas. Sandra le demostraba respeto y la trataba con cariño. Se tenían confianza.
Quizá por eso, en junio de 2012, Antonia fue donde un abogado y con serena convicción decidió establecer en su testamento que Sandra sería la única heredera de todos sus bienes.
Esa mañana de mayo, Antonia le confesó a su hermana que Sandra quería acabar con su vida para quedarse con el carro y la casa. “Me quiere matar porque ella es la heredera de todo esto”, le dijo.
Antes de abandonar el apartamento, Ana sacó su teléfono celular y comenzó a fotografiar a su hermana. Luego se fue a la delegación de la Policía Nacional Civil (PNC) de San Salvador para interponer una denuncia en contra de Sandra.
En tres páginas de papel bond, Ana presentó las fotografías con los golpes que tenía Antonia en todo el cuerpo. También solicitó medidas de protección para su hermana por violencia intrafamiliar. Un juzgado de Paz de San Salvador avaló la petición.
El 30 de junio de 2013, el juez ordenó a la policía hacer una inspección en la vivienda de Antonia. Los agentes la encontraron sin vida en su cama de habitación. Hicieron el reconocimiento del cadáver. Minutos después le notificaron a Ana que su hermana había fallecido.
La autopsia determinó que la causa de la muerte de Antonia fue un trauma de tórax.Tenía las costillas fracturadas, golpes en glúteos y rodillas. También moretones en la cabeza y contusiones en un pulmón.
Sandra Martínez, de 35 años de edad, fue capturada tres meses después. Se le acusó por el delito de homicidio agravado en perjuicio de Antonia Cataneda, de 55 años.
Actualmente el caso se encuentra en la fase de instrucción. La Fiscaía deberá demostrar que fue Sandra quien asesinó a su compañera de vida.