Una camioneta gris entró al estacionamiento de la terminal de buses “Mi Esperanza”. Ocho hombres bajaron rápidamente con fusiles y pistolas en mano. Sin decir una palabra dispararon contra un hombre robusto que se encontraba cerca del portón del taller mecánico de su propiedad.
José Natividad Luna, de 46 años de edad, quedó tendido en el suelo con la cabeza destrozada, entre un mar de casquillos de bala y la sangre que se esparcía por el pavimento. Los sicarios subieron a la camioneta y huyeron a toda prisa.
“Chepe Luna” era conocido como el líder más poderoso de los Perrones, una banda de narcotraficantes que opera en el país desde finales de los años noventa.
Tenía doble nacionalidad. En Honduras se hacía llamar José Natividad Pereira Luna y en El Salvador usaba el nombre de Natividad Luna Pereira, con residencia en Pasaquina, La Unión.
Comenzó su accionar delictivo por medio del contrabando de queso en los puntos ciegos de la frontera con Honduras. Por ello, en un principio se les dio a los Perrones el nombre del “cártel de los Quesos”.
Con los años supo que el tráfico de droga era mucho más lucrativo que traficar lácteos. Entonces decidió penetrar en esa actividad.
Liderados por Luna, Los Perrones se consolidaron como una estructura de narcotraficantes que recibían cocaína a través de lanchas que provenían de la costa pacífica de Colombia.
El negocio resultó tan rentable que el dinero se le multiplicó en poco tiempo, tanto, que hasta realizaba fiestas y jaripeos en el municipio de Pasaquina, donde fue candidato a concejal por el partido ARENA.
También le alcanzó para comprar informantes al interior de la Policía Nacional Civil (PNC) cuando ésta era dirigida por Ricardo Menesses.
Entre 2004 y 2006, Luna logró evadir cuatro operativos policiales de captura porque siempre, desde la Policía, le soplaban que iban tras él.
La Fiscalía General de la República (FGR) abrió dos expedientes de investigación en su contra por los delitos de lavado de dinero y tráfico de drogas.
Uno de los procesos lo llevó la Unidad contra el Crimen Organizado y el segundo la Unidad Especializada de Delitos de Narcotráfico, este último relacionado a la vinculación que “Chepe Luna” tuvo con el transporte de droga vía marítima.
El dinero de Los Perrones y Luna también intentó, según informes de inteligencia salvadoreña, comprar apoyo político. Hay quienes dicen que hubo pagos de hasta 250 mil dólares a operadores políticos para evitar la persecución policial.
Según la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA), Luna movió decenas de kilos de cocaína hacia los Estados Unidos. Por ello, en 2004 una corte estadounidense giró una orden de arresto por los delitos de narcotráfico y lavado de activos. A través de la Policía Internacional emitieron difusión roja.
En agosto de 2012, Luna fue capturado al interior de una de sus empresas situada en Comayagüela, cerca de Tegucigalpa. Fue trasladado a las instalaciones de Migración por detectarle doble nacionalidad, pero en menos de 24 fue liberado luego que la Corte Suprema de Justicia hondureña admitiera un recurso de hábeas corpus a su favor.
Las interrogantes y las dudas surgieron en el seno de la prensa. Nadie pudo explicar porqué un hombre que era solicitado por los Estados Unidos quedara en libertad en pocas horas.
Cuando las autoridades policiales fueron cuestionadas, éstas dijeron que había sido Migración quien lo dejó libertad. Por su parte, Migración culpó a las autoridades judiciales y éstas dijeron que todo fue responsabilidad del mal procedimiento policial.
La Policía hondureña detuvo este viernes a cuatro personas sospechosas de haber participado en el homicidio de “Chepe Luna”, cometido la tarde del pasado jueves en el barrio Villa Adela de Comayagüela.
Los detenidos son Javier Alejandro Verde Padilla, de 21 años de edad; Jorge Hernán Ávila Sierra, de 19, con antecedentes por tráfico de droga y asociación ilícita; José David Fonseca, de 20 años, y Allan Adonis Cervantes Cardona. Todos capturados en la colonia Divanna de Comayagüela.
Los Perrones
Es una banda compuesta por hoteleros, contrabandistas y traficantes de personas que se consolidó a finales de los noventa. Varios de los integrantes poseen doble nacionalidad con Honduras, lo cual les permite transportar con facilidad sus mercancías.
Investigaciones policiales los han relacionado a cárteles colombianos y mexicanos que buscan transportar grandes cantidades de drogas a Estados Unidos.
Los principales líderes de Los Perrones son Daniel Quezada, Reynerio de Jesús Flores, Juan Colorado y José Natividad Luna. De los cuatro, solamente José Luna estaba en libertad. Los demás fueron condenados por delitos relacionados al narcotráfico.
El crecimiento de la banda los llevó a dividirse en dos grupos: los Perrones Occidentales y los Perrones Orientales. Los Occidentales controlan el tráfico de cocaína, armas y migrantes. El segundo grupo se dedica a transportar cocaína vía marítima.
El viaje terrestre lo inician Los Perrones después de que la cocaína es recogida en Colombia por medio de lanchas. Luego la mercancía es descargada en embarcaciones de apariencia legal, como barcos de pesca que llegan hasta la costa de El Salvador.
Su habilidad para mover mercancías desde el mar abierto hacia las carreteras centroamericanas los convierte en un aliado valioso para los grandes cárteles mexicanos y colombianos que trafican drogas en la región.
La relación entre Los Perrones y las pandillas es bastante fluida. Parece ser complementaria: con las maras controlan distintos territorios del país.
Los Perrones comenzaron a ganar atención después de que en el año 2000 se les relacionara con un cargamento de varias toneladas de cocaína descubierto en Nicaragua y Costa Rica.
Actualmente Los Perrones se han reagrupado y se mantienen como una de las mayores bandas del narcotráfico salvadoreño.