El Salvador
martes 26 de noviembre de 2024

Subdirectora CEPAL: “Se puede frenar que las pandillas instrumentalicen niños”

por Víctor Hugo Dueñas


Nieves Rico, subdirectora de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), visitó el país para hablar sobre los “grandes desafíos” que deberían enfrentar los países para beneficio de su población más joven.

Latinoamérica enfrenta problemas y, obviamente retos comunes, en inseguridad pública, sobre todo, cuando este fenómeno social incide en niños y niñas.

La subdirectora de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Nieves Rico, señala que pese a todos los problemas siempre hay soluciones o “caminos a seguir”.

En el caso concreto del impacto que la violencia de pandillas ocasiona en los menores de edad, Rico alude a la necesidad de atacar el problema desde diferentes aristas, partiendo que el fenómeno de la violencia de pandillas es multicausal.

La experta sugiere, primero, una especie de “pacto social” que involucre a todos los actores de un país (gobierno, instituciones públicas, ONG, sociedad organizada, empresas) a reconocer la importancia de los niños y niñas.

Luego, hablar de idear programas, políticas, proyectos, más allá de las formas tradicionales del abordaje de protección de los menores, al punto, que esto signifique una nueva estructura de los gobiernos.

Considerando que en El Salvador se han elegido nuevos gobernantes, Rico habla de una “oportunidad” para cambiar las cosas.

A nivel de Latinoamérica el fenómeno de la inseguridad y violencia es uno de los problemas más sensibles, sobre todo a partir de grupos como las pandillas. De acuerdo con CEPAL, ¿cómo incide la violencia generada por pandillas en el desarrollo de la niñez y la adolescencia?

Bueno, no tenemos estudios específicos en este momento que permitan decir que hay una relación directa. Lo que sí, indudablemente, y hay que hacer énfasis, es que los niños y las niñas y los adolescentes tienen derecho a vivir una vida libre de violencia…

Indudablemente, los niños y las niñas por las características de estar en la primera infancia, de ser portadores de ciertas vulnerabilidades en la medida que no pueden defenderse solos, que no tienen voz, que tampoco a veces tienen capacidad de decisión sobre su propia vida, se ven más afectados porque tienen mayor vulnerabilidad frente a situaciones de violencia.

Ahora, los niños y las niñas hoy en día es muy importante decir que no solo enfrentan la inseguridad y la violencia ciudadana o que está en las calles, los niños y las niñas enfrentan la violencia al interior de sus hogares, son víctimas de abuso al interior de sus hogares, de abusos físicos, sicológicos y sexuales que yo creo que ameritan tanta reflexión como el tema de cómo afecta la violencia pública.

Siempre en el tema de la violencia, en el caso de El Salvador hay niños menores de 18 años que se encargan de recoger las extorsiones, que distribuyen anónimos para los chantajes, que son utilizados dentro de esa dinámica de violencia…

Indudablemente aquí los niños son utilizados como un instrumento, son instrumentalizados para fines u objetivos delictuales o criminales. Indudablemente esto es, por una parte, por la vulnerabilidad que presentan y, por otro lado, porque se supone que uno va a desconfiar menos de un niño que de un adulto, o sea, hay una especie de cierta retroalimentación de ciertas particularidades que les es útil.

Ahora, si esos niños no estuvieran en las calles, si esos niños estuvieran protegidos por sistemas de protección amplios, si esos niños tuvieran garantizados sus derechos de vivienda, de educación, de cuidado. Si estuvieran protegidos desde el punto de vista de su nutrición, de su alimentación, de su posibilidad de jugar y de vivir la infancia, porque muchos niños a veces se ven obligados a vivir como adultos en la medida de salir a trabajar, indudablemente se le podría poner un freno.

Uno podría pensar que fortaleciendo los sistemas de protección social a la infancia es una forma de poner un freno a que no solamente los niños sean instrumentalizados por pandillas o por bandas criminales si no que esos niños, el día de mañana, tengan la capacidad de decir “no” por sí mismos y tener un desarrollo integral.

Nieves Rico

Todos los actores de la sociedad deben trabajar cohesionados en beneficio de los niños y las niñas, sugiere la experta de CEPAL. Foto D1 Nelson Dueñas.

¿Y qué es lo que falla para que ocurra este fenómeno? ¿Es que cuando se habla de un sistema de protección para la niñez es solo el gobierno?

Indudablemente, el Estado solo no puede. Si bien tiene que ser un actor garante y protector, es allí donde las familias o la comunidad también deben ser llamadas a la protección de la infancia y llamadas a una mayor cohesión social, al ejercicio de los derechos a una ampliación de la ciudadanía, pero también no solamente la comunidad y la familia y el Estado sino también el mercado, o sea, también las empresas. Por ejemplo, si pensáramos en un marco regulatorio que ampliase las licencias de cuidado que pudieran tener los trabajadores y trabajadoras para cuidar a sus hijos y, las empresas o los empresarios, pudieran asumir la responsabilidad social frente a la protección de la infancia.

Yo creo que lo importante de proteger y asegurar y garantizar el ejercicio de los derechos de los niños y las niñas es una tarea de todos.

¿Y a este momento se puede establecer una escala, según CEPAL, de cómo es la cohesión de los participantes del Estado, la comunidad, la familia, las instituciones formales o las informales frente a la protección de la niñez o cuán grande es la brecha de esas entidades?

Yo creo que las experiencias en los países son diversas pero todas apuntan a, en primer lugar, a que es un tema que trabajamos hace poco tiempo, que es un tema de política pública, que es un tema de la conversación social, es un tema en el cual los medios de comunicación hace muy poco tiempo que se preocupan de modo más sistemático, más específico, entendiendo de que la preocupación por la infancia es una preocupación no solo por el futuro del país sino por el presente del país, o sea, la violación de derecho es hoy.

Entonces, creo, que el camino que se está dando es un camino que se podría decir que tiene ciertos avances significativos, pero que hay mucho por hacer y los países van teniendo o adquiriendo muchos formatos a través de sus legislaciones, a través de sus programas, por ejemplo programas de carácter intersectorial o interinstitucional, donde dan acogida a la sociedad civil.

Cuando uno ve los programas y los proyectos, no tanto las políticas, encuentra que hay intereses y hay voluntades y algunos compromisos políticos de ir avanzando hacia una mayor participación. Eso sí, de que todos estemos convencidos que no solamente hay que proteger a los niños y a las niñas por un hecho de ser buenos o de ser morales sino también por justicia.

¿Siempre hay una doble moral en estos temas?

Más que una doble moral yo diría que, muchas veces, somos mucho  mejor en la retórica de lo que somos en la práctica, o sea, somos mucho mejor para decir  nuestras ideas, nuestros conceptos, nuestros objetivos y no necesariamente, por ejemplo, para dar una pelea en el marco de la discusión presupuestaria y asignar los recursos que se quieren. Entonces, más que una doble moral, yo diría que hay una brecha importante.

¿Y esa brecha entre el discurso y la realidad es medible?

En los países los déficit son importantes. Ahora, yo estoy convencida también que sin voluntad política, es decir un compromiso decidido, es muy difícil alcanzar objetivos.

Si tú me llevas al caso de El Salvador, diría que me parece que la articulación que se pretende entre el sistema de protección social universal y el sistema de protección a la infancia es un avance muy importante. Luego, cómo eso en este proceso, en esta construcción de una política pública de protección a la infancia se va aplicando, por ejemplo, en el Ministerio de Salud, en cómo se revisa la regulación laboral y demás, entonces, a todos los países les falta.

Yo diría, sobre todo, que nos falta mucho porque somos muy ambiciosos, porque la ambición y la meta es que los niños y las niñas y los adolescentes puedan desarrollarse integralmente, puedan vivir una vida en paz, puedan ir construyendo ciudadanía desde que nacen.

En El Salvador hay una permanente polémica por los niños y niñas que nacen como resultado de abusos sexuales, niños y niñas “accidentales” o no deseados, ¿cree que debe algún tipo de regulaciones sobre esto?

No, no. Creo que todos los niños son iguales. Todo son niños y niñas independiente de las circunstancias en que los adultos los hemos hecho nacer, por decirlo de alguna manera. Ahora, eso no implica de que los países, por ejemplo, deben reforzar el ejercicio de los derechos sexuales reproductivos, deben reforzar el ejercicio de una paternidad responsable, de una maternidad responsable, deben reforzar la educación sexual, por ejemplo, en los colegios de modo que las y los adolescentes tengan mayor control sobre su propio cuerpo, sobre su propia sexualidad y sobre su capacidad de decisión.

Deben también reforzar todo lo que sea actividad preventiva de la violencia contra las mujeres, del cual el abuso sexual o las violaciones es casi uno de los límites o con consecuencias concretas en el caso de los niños. Creo que sí hay una cantidad de medidas que los países y los gobiernos deberían tomar frente a situaciones como estas.

El Salvador es suscriptor de la Convención de los Derechos del Niño, como de otros compromisos internacionales, pero ya en la realidad, en el territorio, se dan situaciones que hablan de grandes desafíos…

Claro. También hay un desafío cultural, un desafío como sociedad. Yo creo que es muy importante poner los temas a discusión, ponerlos en el debate, identificarlos, nombrarlos, y ahí hay un camino por hacer, indudablemente.

Creo que en América Latina, en El Salvador también como en el resto de los países, tenemos un desafío cultural. Por ejemplo, empezar a tener una mayor claridad frente a la sanción social, no solamente la sanción legal, por ejemplo contra el abuso de las mujeres. Que el derecho a vivir una vida libre de violencia y que pueda haber prevención y que pueda haber sanción y, como siempre, estos fenómenos que a unos nos preocupan y nos amenazan la realidad de nuestros países, el crecimiento de nuestros países, generalmente son multicausales o sea que no solo con una medida vas a solucionar todo un problema, pero sí hay una serie de medidas que se pueden adoptar.

Ya hemos hablado de varios desafíos en los países para garantizar la protección de la niñez, pero ¿cuáles serían cinco prioridades?

Podrían ser cinco, podrían ser diez, o a veces uno o dos. En primer lugar, creo que es sumamente importante tener una especie de “pacto social” por la infancia, un acuerdo, un consenso, un debate público y político-social, que nos permita entender por qué de la preocupación por la primera infancia y definir que es una prioridad de gobierno y una prioridad de Estado.

Por el otro lado, las particularidades de la necesidad de la protección a la infancia tiene que ver con un abordaje intersectorial e interinstitucional, o sea la multidimensionalidad de los factores que están presentes en la primera infancia es tal que amerita acuerdos, amerita coordinarse, y no siempre nuestros gobiernos, nuestros estados, están acostumbrados…

El otro es entender que la infancia es un período de la vida de los seres humanos que tiene valor en sí mismo, que no es un período de moratoria hasta esperar a ser adultos y, entonces, hasta que uno es adulto es cuando se le constituyen todos los derechos, no. Los derechos humanos se inician desde el momento de nacimiento.

Luego, tradicionalmente abordamos la problemática de  la infancia desde la perspectiva de la salud y, luego, de la educación. Lo que hoy sabemos y los nuevos desafíos nos dicen es que debemos innovar en las políticas públicas y fundamentalmente recoger las  necesidades de cuidado, que implican que los niños y las niñas no solamente alcancen mayores posibilidades de desarrollo emocional, cognitivo, etc. sino que también liberar de tiempo a las madres quienes son, tradicionalmente, las que están a cargo de los niños y las niñas para que puedan trabajar, para que puedan estudiar, para que puedan también desarrollar una vida porque nosotros sabemos hoy, en  América Latina, que para salir de la pobreza un hogar necesita dos ingresos y, al mismo tiempo, las mujeres necesitan ingresar al mercado laboral con las mismas condiciones o mejores condiciones que las actuales.

Considerando todo lo que ha dicho y que en El Salvador estamos por iniciar un nuevo gobierno, ¿CEPAL se va a reunir con los gobernantes electos para remarcar la necesidad de mayores esfuerzos en beneficio de la infancia?

Probablemente, la secretaria ejecutiva de la CEPAL en algún momento se encuentre con las autoridades de El Salvador, como se encuentra con las autoridades de los países del resto de la región. Lo que sí me parece importante es la posibilidad de talleres facilitados por la Secretaría Técnica de la Presidencia y por organismos como la UNICEF o la CEPAL, que en verdad se constituyen en foros, en diálogos que permiten el intercambio, los aprendizajes mutuos.

Independientemente de los avances o de los programas, hay desafíos comunes en todos los países de Latinoamérica y creo que compartiendo las experiencias se pone la semilla que en América Latina queremos fomentar más la cooperación sur-sur, o sea, la cooperación no necesariamente económica sino la cooperación técnica entre los países de la región: Chile con El Salvador, El Salvador con Guatemala, lo que debemos aprender nosotros como una nueva forma de integración latinoamericana.

"Hay que innovar en las políticas públicas de protección a la infancia", acota Nieves Rico, de CEPAL. Foto D1 Nelson Dueñas.

«Hay que innovar en las políticas públicas de protección a la infancia», acota Nieves Rico, de CEPAL. Foto D1 Nelson Dueñas.