José Salvador Alvarenga, pescador de 37 años, quien vivió una travesía de 13 meses en el océano Pacífico, se sometió a una prueba con el detector de mentiras para desestimar las dudas sobre la historia que contó al ser encontrado en un atolón de la micronesia en una pequeña lancha de fibra de vidrio.
Alvarenga prevé ofrecer una conferencia de prensa este viernes para dar a conocer nuevos detalles de su historia y los datos arrojados por el detector de mentiras. Lo acompañarán un médico y un sicólogo para ofrecer pruebas de que su estado de salud es consistente con la de alguien que ha pasado por el calvario que él describe.
Los escépticos ponen en duda la sobrevivencia de Alvarenga, debido a que aseguran es poco creíble pasar 13 meses a la deriva en el océano comiendo solo aves, pescado crudo y tomando orina o sangre de tortuga.
Esta fue la información que recogió el periódico británico Daily Mail a través de una famosa firma legal estadounidense Masonek Law Offices, quienes se han convertido en los nuevos representantes legales del sobreviviente.
“Para cualquiera que conozca a José, cualquier sugerencia de que él está exagerando es simplemente absurdo y un insulto injusto en su reputación. No hay nada divertido sobre la terrible experiencia que José enfrentó”, dijo Jeff Masonek, jefe de la firma legal, que cuenta con oficinas en Santa Ana, California, Argentina y El Salvador.
Asimismo, los abogados de Alvarenga han asegurado que el sobreviviente tiene la esperanza de lograr un acuerdo para vender los derechos de su historia para un libro y una película.
“Ya contamos con un gran número de ofertas de gente interesada en contar la historia de José, pero en este momento, él está más interesado en centrarse en la recuperación de su salud y en que el mundo comprenda que él ha estado diciendo la verdad”, acotó Masonek.
Asimismo, el sobreviviente ha negado rotundamente las acusaciones de que habría recurrido al canibalismo luego de que Ezequiel Córdoba, el joven que lo acompañaba en la embarcación, falleciera de hambre y sed luego de cuatro meses a la deriva.
Alvarenga llegó a El Salvador el pasado 11 de febrero luego de ser encontrado en el atolón de Ebón en las Islas Marshall el 30 de enero pasado. La isla se encuentra a 12,500 kilómetros de donde fue visto por última vez cuando salió a pescar tiburones junto a Córdoba, de 23 años, desde la costa mexicana de Chiapas en diciembre de 2012.
A su llegada a Islas Marshall, llevando solo unos calzones hechos jirones, logró comunicarse con las personas del lugar con dibujos y señas, y logró explicar su travesía en el mar. Así manifestó haber estado más de 13 meses en altamar y dijo ser de nacionalidad salvadoreña.
Alvarenga habría salido desde hace más de 12 años de El Salvador, en su natal Garita Palmera, en la costa de Ahuachapán, donde aún viven sus padres, algunos hermanos y su hija de 15 años, a quien vio por última vez cuando esta aún era una bebé.
El náufrago habría salido hacia México para dedicarse a la pesca, puesto que algunos compañeros con los que pescaba en la zona de la Barra de Santiago se habrían ido a probar suerte. Su familia tenía más de ocho años de no saber nada de él y lo creyeron muerto durante todo ese tiempo.
A su llegada a El Salvador, el sobreviviente fue internado en el hospital donde fue tratado por deshidratación y por estrés postraumático. Una semana después de ser dado de alta, reingresó debido a una infección severa por un parásito tras haber comido pescado crudo en altamar.
Tras su recuperación viajó a México junto a su abogado y sus padres para visitar a la familia de su compañero Ezequiel Córdoba. Según manifestó, con esto cumplía una promesa que le habría hecho a su compañero en altamar, en la que ambos se comprometieron a que si uno de los dos sobrevivía buscaría a la familia de quien falleciera para contarle lo ocurrido.
Luego de su viaje, Alvarenga se habría dedicado a recuperar su salud y a pasar tiempo de calidad con su familia en su hogar en Garita Palmera.